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GUÍAS DE PRÁCTICA CLÍNICA EN PEDIATRÍA

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Bernard Horner u otro). Evaluar la ubicación de los cantos externos en relación a la horizontal o

existencia de epicanto. Presencia de nistagmus, opsoclonos, isotropía, exotropía, alternante, fija

o transitoria. Hay muchos síndromes genéticos y malformativos en que una importante señal

externa es el compromiso ocular.

En el período de lactante, debe complementarse las primeras evaluaciones con la búsqueda

de otros signos. A las 4 semanas el lactante puede fijar su vista en un objeto, a las 6 semanas

puede seguirlo y desde los 4 meses puede extender dirigidamente su brazo y mano para cogerlo.

Puede observarse obstrucción del conducto lacrimonasal evidenciado por secreción mucopuru-

lenta persistente y epífora. La presión digital con el índice o meñique sobre el saco nasolacrimal

confirma el diagnóstico. Puede indicarse tratamiento y postergar el examen por oftalmólogo hasta

el año de edad, aunque los padres presionan para una evaluación más precoz. Inflamaciones

intensamente purulentas de la conjuntiva pueden ser causadas por

Neisseria gonorrhoae

,

Sta-

phylococcus aureus

o

Chlamydia trachomatis

y su sospecha puede requerir de cultivo o estudio

del hisopado con técnicas especiales. En ocasiones puede observarse ojo rojo, intenso edema y

secreción mucopurulenta constituyendo una celulitis periorbitaria de origen traumático, picadura

de insecto o infecciones de la vía respiratoria superior y otitis media, que requiere hospitalización

y tratamiento; incluso en niños menores y con sospecha de compromiso meníngeo efectuar una

punción lumbar. La celulitis orbitaria presenta marcado edema palpebral, proptosis, quemosis y

dolor a la motilidad del globo ocular. Es recomendable el uso de ecografía e incluso TAC en los

casos dudosos y más graves. La conjuntivitis por adenovirus puede confundirse con el ojo enroje-

cido de la enfermedad de Kawasaki. La hemorragia retiniana debe hacer sospechar el

síndrome

del niño

sacudido

. La ptosis uni o bilateral de los párpados puede ser un rasgo familiar, formar

parte de una anomalía congénita o compromiso del nervio motor ocular común. Aunque no es

frecuente y por su dramatismo, el retinoblastoma puede debutar con reflejo blanco o resplandor

de una o ambas pupilas, pupila intensamente roja (uni o bilateral), estrabismo repentino y persis-

tente, leucocoria de aparición reciente. El retinoblastoma, junto con el xeroderma pigmentoso y la

neoplasia endocrina múltiple, constituyen neoplasias de base genética. En el período de infancia

precoz, es fundamental la observación de la agudeza visual por pediatra y los padres. En niños

mayores puede utilizarse tarjetas estandarizadas. Es importante averiguar antecedentes familiares

de ambliopía y ceguera, su sospecha precoz y su tratamiento oportuno. Frente a cualquier duda

es preferible la derivación al oftalmólogo.

Oídos

Es indispensable considerar un examen de otoscopia en todo examen físico de un niño y con

mayor razón si cursa un cuadro respiratorio o tiene fiebre sin foco claro. La otoscopia pone siem-

pre a prueba la astucia del pediatra para pesquisar pequeños elementos sugerentes de otitis y en

lo posible debe efectuarse con el niño en brazos de su madre. El signo de Vacher (compresión

del trago) puede ser confuso, aunque suele utilizarse en el lactante. Casi siempre el cerumen o la

pequeñez del conducto auditivo externo en los lactantes muy pequeños dificulta el procedimiento.

El dolor exquisito a la otoscopia puede ser muy orientador. En la anatomía del período de RN,

debe considerarse que los pliegues normales del pabellón auricular aparecen después de las 34

semanas. Debe detectarse desde período de RN las anomalías menores, incluidas las asimetrías

de tamaño, forma y posición, permeabilidad del conducto auditivo externo y presencia de papi-

lomas preauriculares y su eventual asociación con malformaciones renales. El estudio sistemático

de emisiones otoacústicas puede ser de utilidad, aunque debe repetirse en los casos de duda.

Considerar siempre antecedentes familiares de sordera e hipoacusia. Con la importante dismi-

nución de la rubéola congénita ha desaparecido una gran causa de malformación y compromiso

funcional de la audición. En lactantes mayores, la posición del niño en los brazos de uno de sus

padres para la otoscopia es crucial y el procedimiento debe efectuarse con precisión y rapidez,

siendo a veces necesario el curetaje del cerumen. La demostración de pus en el conducto audi-

tivo externo es confirmatoria de otitis media o externa (esta última es muy dolorosa al examen

o palpación local). Si se tiene experiencia puede efectuarse una neumatoscopia. Si se logra ver

a membrana timpánica, debe ponerse especial atención a su brillo y color. La miringitis vesicular

suele observarse en infecciones por

mycoplasma pneumoniae

y la presencia de sangre detrás del