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HIPERTENSIÓN / 2014 / VOL. 19

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HIPERTENSIÓN EN OCTOGENARIOS

INTRODUCCIÓN

En nuestro país, prácticamente envejecido, el censo 2012 mostró cifras de 412.210 chilenos por

sobre los ochenta años. Según datos del INE, desde el censo del 2002 este indicador demográfico

determina que los mayores de 80 años es el grupo que más crece porcentualmente, lo que hace

pertinente esta revisión desde la perspectiva de un experto en envejecimiento más que un experto

en hipertensión, y donde aún no se llega a consensos universalmente aceptados que nos acerquen

a esa verdad científica tan anhelada basada en la evidencia, que de hecho es incompleta, dado

que gran parte de la data existente metódicamente ha excluido de ella a las personas mayores.

Es importante tener en consideración que la existencia de hipertensión se da en un grupo etario que

en un 80% puede ser hipertenso, lo que analizaremos a continuación, con características especiales

basadas en una probable merma de reserva funcional, condición que los geriatras denominamos

fragilidad; ello nos sitúa en un escenario eminentemente basado en la funcionalidad del paciente

más que en la sumatoria de sus años, dado que gran parte de su presentación clínica dependerá

de ”los daños más que de sus años” y hace sentido la histórica aseveración de Thomas Sydenham

(1624-1689), con especial visión de futuro, “un hombre tiene la edad de sus arterias”, con clara

referencia a la importancia de la función vascular. Por ello, cuando tenemos presentes entre uno

de varios elementos a considerar como etiológicos de la hipertensión, la disfunción endotelial,

hace sentido el razonamiento geriátrico basado en lo funcional: “La salud es la función, no hacer

la función es disfunción o enfermedad y nos puede llevar a la defunción”, Sin embargo, desde la

perspectiva de factores de riesgo individuales con patogenia global sobre la vasculatura, sin duda

el de mayor peso es la edad, afirmando el aforismo “cuando uno nace adquiere una enfermedad

mortal llamada vida”

Fisiopatología asociado al envejecimiento normal y patológico.

El aumento de la hipertensión asociado a la edad basa su prevalencia en cambios de la estructura

arterial y cambios funcionales que acompañan al envejecimiento. Los grandes vasos se transforman

en menos distensibles o más rígidos, lo cual se traduce en un aumento de la velocidad de la onda

de pulso, causando tardío aumento de presión arterial sistólica e incremento de la demanda de

oxígeno por parte del miocardio. La reducción de fracción de eyección también ocurre, limitando

con esto la perfusión de órganos. Estas alteraciones además inducen disminución de la presión

arterial diastólica.

Dr. Juan Carlos Molina Yons

(1)

y Diego Alonso Molina Solivelles

(2)

(1) Geriatra Clínica MEDS, Fundación Chilena de Hipertensión

(2) Alumno Medicina. Ayudante Alumno Nefrología Universidad de Los Andes