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HIPERTENSION / 2013 / VOL. 18

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a los antagonistas del calcio, se prefiere suspenderlos en las primeras semanas por teratogenia

observada en animales.

Manejo general

Si una hipertensa se embaraza, se recomiendan controles obstétricos alternados con los de

internista, idealmente cada quince días. Se intensificarán las medidas que potencialmente podrían

prevenir la preeclampsia, como ingesta moderada de sal y evitar actividad física y carga laboral

intensa, fraccionando la actividad con períodos prolongados en decúbito lateral, de preferencia

izquierdo. A la medición rutinaria de proteinuria, en la paciente hipertensa deben agregarse

exámenes destinados a tener datos basales que permitan detectar una preeclampsia agregada

(clearance de creatinina, uricemia, recuentos plaquetarios, enzimas hepáticas).

(7,9,10)

La ultrasonografía de las arterias uterinas entre las 11-14 semanas constituye un

marcador del grado de remodelación de las arterias espirales, que en la hipertensa crónica puede

comprometerse por hipertrofia muscular o fibrosis. La aspirina en baja dosis (75-100 mg/día)

retarda la aparición de preeclampsia y reduce su severidad, aunque su efecto sobre la incidencia

es mínimo; se recomienda iniciarla antes de las 16 semanas

(12)

.

El pronóstico perinatal puede mejorarse interrumpiendo el embarazo entre la 37 a 38

semanas. Por esa razón se recomienda observar cada 2 a 4 días a la paciente desde las 36 semanas

de gestación, para decidir el momento propicio de la interrupción según el estado de cifras

tensionales y de la unidad feto-placentaria. En pacientes con hipertensión arterial están proscritos

los derivados del ergot por su efecto vasopresor. La ocitocina, aun cuando tiene un suave efecto

hipertensor, puede ser usada para inducir el trabajo de parto.

Una atención juiciosa, y un delicado balance del control tensional, pueden evitar la

mortalidad materna y el compromiso fetal en pacientes hipertensas crónicas.

Hipertensión arterial secundaria

En la mujer en edad fértil la frecuencia de hipertensión arterial secundaria curable es

más alta que en la población general. Si bien el embarazo limita las posibilidades de efectuar un

estudio completo de la paciente hipertensa dirigido a precisar la etiología del alza tensional, hay

elementos en la historia y en el examen físico que pueden sugerir una hipertensión secundaria

cuyos diferentes tipos plantean problemas específicos.

Estenosis de arteria renal

A pesar de que su prevalencia en la población general de hipertensos es baja (~ 5%), debe

considerarse en la mujer en etapa reproductiva en la que predominan las lesiones fibrosas de las

arterias renales. Esta hipertensión secundaria reviste especiales dificultades en la embarazada. Ya

que no pueden realizarse estudios de imágenes necesarios para el diagnóstico tales como cintigrafía

y arteriografía renal, es de gran utilidad la ultrasonografía de las arterias renales; ésta tiene alto

rendimiento en el primer trimestre, siempre que sea realizada por un radiólogo con experiencia