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HIPERTENSION / 2013 / VOL. 18

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Entre los potenciales mecanismos propuestos por los cuales la obesidad incrementaría la aldosterona

plasmática, se ha postulado que podría ser a través de la activación sistémica del SRAA y/o por

medio de una o más sustancias producidas y/o liberadas por el propio tejido adiposo (adipoquinas y

ácidos grasos) capaces de estimular directamente la síntesis y liberación de aldosterona suprarrenal,

actuando como verdaderos secretagogos, independientes del SRAA

(11)

, como se ha observado con

algunos metabolitos de los ácidos grasos poliinsaturados y de la adipoquina CTRP1

(Tumor necrosis

factor-related protein 1)

(

12)

. Sumado a lo anterior, pudiera también estar contribuyendo la propia

síntesis de aldosterona adipocitaria, elevando aún más sus niveles circulantes.

Obesidad, síndrome de apnea obstructiva del sueño e hipertensión arterial resistente

La obesidad constituye uno de los factores de riesgo más reconocidos para el SAOS, patología

que afecta entre el 2% a 4% de la población general (hombres y mujeres, respectivamente) de entre

30 y 60 años, pero que puede alcanzar cifras mayores a un 30% a 40% en la población obesa y a

más de un 70% a 90% en los obesos mórbidos

(13)

. Estudios recientes señalan que la SAOS puede

empeorar la obesidad e incluso participar en su desarrollo, por lo que la asociación entre ambas es

más compleja de lo que inicialmente se creía. La inactividad física, insulinorresistencia y alteraciones

de algunas hormonas implicadas en la regulación de la alimentación (ghrelina y leptina), observadas

en el SAOS, han sido mencionadas como los potenciales candidatos que promueven la ganancia de

peso corporal

(14)

.

El SAOS se manifiesta principalmente por: hipersomnolencia diurna, microdespertares nocturnos

frecuentes (fragmentación del sueño), astenia, cefaleas matinales y ronquidos. Su importancia

principal radica es que es un factor de riesgo mayor para HTA, morbimortalidad cardiovascular

(arritmias cardiacas, isquemia coronaria, insuficiencia cardiaca, hipertensión pulmonar, accidentes

cerebrovasculares), accidentes laborales y de tránsito. El diagnóstico de SAOS se fundamenta en el

cuadro clínico y en la polisomnografía.

La HTA es un hallazgo muy frecuente entre los pacientes con SAOS, describiéndose en aproximadamente

un 50% a 60% de ellos

(15)

. A la inversa, la prevalencia de apnea del sueño en sujetos hipertensos

también es alta, alrededor del 30%, lo que demuestra que ambas patologías habitualmente

coexisten, estando la severidad de la HTA directamente asociada a la intensidad del SAOS

(16)

. Así,

un SAOS leve a moderado, esto es un índice apnea/hipoapnea > 15, eleva 3 veces el riesgo de HTA

en comparación a aquellos que no lo tienen.

En los pacientes con SAOS se describe una alta prevalencia de HTA resistente, fluctuando entre el 71%

y 83%

(17)

, razón por la cual la

American Heart Association

considera al SAOS como la principal

causa identificable de HTA resistente después del incumplimiento del tratamiento antihipertensivo

y que debe sospecharse especialmente en aquellos sujetos cuyas cifras tensionales no se reducen

durante la noche.

Entre los mecanismos propuestos por los cuales la apnea del sueño predispone a la HTA básicamente

estarían determinados por los microdespertares y los episodios de hipoxemia/reoxigenación, los que

producirían incremento de la actividad simpática, estrés oxidativo, inflamación sistémica y alteraciones

metabólicas (insulinorresistencia, leptinorresistencia, hiperaldosteronismo), que por diferentes vías

conducirían a la elevación de la presión arterial.