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Como suele suceder en otras actividades, es tarea
difícil precisar en el tiempo los inicios de la
Nefrología Infantil en el Hospital Arriarán, como si
estos se hubieren quedado escondidos en alguno
de los viejos pabellones del Hospital.
En lo que sí no tienen dudas los testigos de la
época, es en que el iniciador de la especialidad
fue el Dr. Marcial Silva acompañado por el
Dr. Raúl Díaz y eso habría ocurrido a comienzos
de la década del
60
, cuando aún no llegaba el
modernismo al área central y se podía pasear
y relajar el espíritu caminando entre las palmeras
del hermoso parque del Hospital.
Posteriormente, en el año
67
, se incorpora al
equipo el Dr. Bernardo Valdés y luego la Dra. Inés
Bravo a su regreso de Francia.
La construcción de la placa y torre que ahora
alberga al complejo San Borja Arriarán terminó
con ese parque y con los jardines y probablemente
inquietó el espíritu de esos pioneros que ahora
se preguntarán… ¿Porqué San Borja Arriarán y no
Arriarán San Borja como correspondería?. Es una
pregunta que tampoco tiene respuesta para los
que nos formamos como pediatras en el Arriarán.
Eran años muy estimulantes los de la década
del
60
, con numerosas subespecialidades ya
consolidadas y otras iniciándose. En otros
hospitales también comenzaba a desarrollarse la
nefrología infantil con el Dr. Federico Puga en el
Calvo Mackenna, Dra. Colomba Norero y Carmen
Velasco en el San Juan de Dios, Edda Lagomarsino
en la Católica, Patricio Donoso en el Exequiel
González Cortés, Fortunato Bozzo en el Roberto del
Río. Había ya un contacto muy estrecho entre los
nefrólogos infantiles y un apoyo muy importante
de los nefrólogos de adultos tanto del Hospital
San Borja como de la Universidad Católica, con
quienes se tenían reuniones conjuntas.
El Dr. Silva, compañero de curso de otros próceres
de la pediatría y de nuestro Hospital como el Dr.
Luis Siemprevivo y el Dr. Oscar Errázuriz, alternaba
su trabajo como nefrólogo infantil en el Arriarán
con el de pediatra en el Hospital de Carabineros.
De carácter acogedor, estudioso, e inquieto,
organizó el policlínico de nefrología que en aquel
tiempo funcionaba en el primer piso del pabellón
que ocupaba Medicina de Segunda Infancia. Los
pacientes eran citados a primera hora de la
mañana, al llegar se les tomaba una muestra de
orina que de inmediato era leída en el laboratorio
de renal por el nefrólogo tratante, de modo que
el paciente era controlado en el poli con un
examen reciente de orina completa que había
sido leído por su médico un rato antes.
Un modelo de atención que terminó con la llegada
de la modernidad, la creación de un laboratorio
central y el culto por el rendimiento, de modo
que hoy se controla al paciente con un examen
tomado una o dos semanas antes y leído en el
laboratorio por un eficiente profesional que nunca
llegará a conocer la sonrisa, la expresión, ni menos
el problema del niño dueño de la muestra.
En las grandes y luminosas salas de segunda
infancia, abundaban las glomerulonefritis post
infecciosas (post estreptocócicas en aquel tiempo),
los nefróticos y los Schoenlein Henoch. No era
inusual que de las ocho a diez camas que tenía
cada sala, la mitad o más, correspondiera a
niños portadores de glomerulonefritis post-
estreptocócicas.
Los exámenes de orina de estos niños también
eran efectuados por los nefrólogos, por lo que era
.
TEMA
1
.
LA NEFROLOGÍA INFANTIL EN EL HOSPITAL MANUEL ARRIARÁN
Dr. Enrique Álvarez Lira, Nefrólogo Infantil, Hospital Clínico San Borja Arriarán
Octubre
2013.
Volumen
12
-
N
°
54