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el paciente debiera transferirse a otro médico
tan pronto sea posible. Por este motivo, muchas
sociedades médicas incluso sancionan en el
marco de los códigos de conducta a aquellos
colegas que “traten profesionalmente al cónyuge,
y a los parientes dentro del cuarto grado de
consanguinidad, segundo de afinidad y primero
civil, exceptuando situaciones de urgencia”. Se
estima que en esos casos el profesional no
contaría con la objetividad necesaria para un
buen raciocinio clínico, ya que existirían
sentimientos afectivos positivos o negativos
que interfieren con el juicio. Cuando se trata a
amigos o familiares por lo general se cometen
errores por infra o supravaloración de los datos.
Se prejuzga con frecuencia, se omiten exámenes
que pueden ser importantes; o al contrario, se
sobreactúa por temor a equivocarse.
Es más probable que el diagnóstico y las
decisiones terapéuticas sean los correctos
cuando se dispone de una información completa
de los antecedentes del enfermo, y en una
relación de amistad o de parentesco se pueden
producir interferencias en la obtención de datos
sensibles.
En este aspecto, que es fundamental, numerosas
encuestas hacen ver que los pacientes están más
dispuestos a realizarle confidencias e informar
de aspectos íntimos de sus vidas y permitir
un examen físico, cuando la relación con sus
médicos es de tipo profesional, y no de amistad.
Éste es un aspecto a considerar en temas
sensibles como pueden ser las preferencias
sexuales, sida, abortos y otros antecedentes que
pueden ser relevantes en el diagnóstico para
ciertas circunstancias clínicas.
Además, una relación de amistad con un paciente
puede dificultar la cancelación de los servicios
prestados.
GRADUALIDAD EN LOS LÍMITES EN LA RELACIÓN
MÉDICO-PACIENTE
Es necesario tener presente que la relación del
médico con su paciente es un proceso que
evoluciona en el tiempo, como ocurre en
toda relación entre personas. Por este motivo,
se pueden distinguir diversos grados de
aproximación que se pueden producir a medida
que se repiten los encuentros. Este aspecto es
importante, porque permite reconocer en un
determinado momento la existencia de una
pendiente resbaladiza que hay que tomar en
cuenta para actuar adecuadamente y en el
momento oportuno.
Por lo anteriormente expuesto, lo primero es
estar muy consciente de que la relación médico-
paciente, para que sea exitosa y el paciente
reciba el mayor beneficio posible, debe
mantenerse dentro del ámbito de lo profesional.
Esta calificación deberá ser hecha considerando
circunstancias tales como los aspectos culturales,
personalidad y estado de la enfermedad del
paciente. Estos detalles son importantes de tomar
en cuenta para lograr una relación óptima con
el enfermo.
Teniendo presente la gradualidad existente en
esta relación, el médico puede reconocer la
aparición de conductas indicativas de estar
traspasando los límites recomendables. Algunos
consideran “una bandera roja” para el médico
cuando el paciente durante la consulta lo empieza
a tratar de modo coloquial e informal. De
inmediato el médico debe con prudencia conducir