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entre el

1

° y

3

° mes de vida,

16

horas entre los

4

y

24

meses,

26

horas entre los

3

y

13

años y

30-48

hrs. durante la pubertad, la frecuencia de

contracciones de gran amplitud a nivel colónico

se relacionan de manera inversa con la edad.

MECANISMO DE DEFECACIÓN

El estímulo para iniciar la defecación es la

distensión del recto y posiblemente se relaciona

con el umbral de distensión del sigmoides y

del colon descendente, al mismo tiempo que la

materia fecal es retenida en colon descendente

y sigmoides el recto se vacía pero no hay

urgencia por defecar, esta función de reservorio

no depende de la actividad esfinteriana, la

distensión del colon izquierdo inicia ondas

peristálticas la cuales propulsan la masa fecal

hacia abajo, este proceso ocurre varias veces al

día, el tiempo apropiado para defecar depende

de factores ambientales, condiciones reflejas y

contenido colónico, la urgencia defecatoria es

inhibida por complejos corticales sobre reflejos

básicos a nivel de ano recto, así se establecen

variados patrones defecatorios durante la

mañana tarde o después de comer y este

balance puede alterarse por diversos factores

como viajes, hospitalizaciones, cambios

dietarios etc.

Bajo condiciones normales la distensión del

recto gatilla relajación del esfínter interno y la

contracción del externo se induce la continencia.

Luego se produce la maniobra de valsalva la cual

sobrepasa la resistencia del esfínter externo por

aumento voluntario de la presión intrabadominal

e intratoracica, luego el piso pélvico desciende y

la inhibición del esfínter externo permite el pasaje

del bolo fecal, una vez completada la evacuación

el piso pélvico asciende la musculatura adquiere

su estado de reposo y el canal anal se colapsa.

ASPECTOS DE FISIOPATOLOGÍA

Existen tres períodos de la vida en los cuales

el niño es particularmente vulnerable a

desarrollar constipación:

1)

introducción de alimentación no láctea,

2)

entrenamiento de control esfinteriano e

3)

inicio de escolaridad, todos estos eventos

pueden contribuir a que la defecación sea una

experiencia “estresante”. Luego de experimentar

una defecación dolorosa el niño puede decidir

evitar defecar otra vez, así tiene el pensamiento

concreto de evitar experiencias dolorosas. Un

lactante puede llegar a estar aterrado cuando

las características de sus deposiciones cambian

al momento de introducir alimentos nuevos,

el proceso de control esfinteriano constituye

un importante hito en el desarrollo del niño,

la presión parental por cumplir las expectativas

sociales del tiempo correcto para lograrlo,

pueden contrastar con el deseo del niño. El

uso de técnicas inapropiadas tales como el

uso de toilette convencionales y la falta de

apoyo para las piernas y pies no favorecen

que el mecanismo de defecación se desarrolle

con normalidad, del mismo modo al inicio del

período escolar las largas horas de clase sin

poder acudir al baño favorecen largos periodos

sin defecar y muchos niños esperan hasta

llegar a su propio hogar, el resultado de todo

lo anteriormente señalado contribuye a que el

niño experimente evacuaciones no placenteras.

Cuando el niño experimenta urgencia defecatoria

asume una postura erecta con las piernas juntas

y contrae de manera forzada el piso pélvico y la

musculatura glútea (conducta retentiva), como

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