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11 Diciembre 2023

¿Tienes un rastro vestigial de origen evolutivo?

Estas huellas silenciosas revelan procesos adaptativos y conexiones filogenéticas entre especies. Dentro de ellas existen estructuras anatómicas que, perdiendo su función original, permanecen como legados del pasado.

La complejidad anatómica guarda un tesoro: pistas sobre nuestra evolución a lo largo de milenios. Al explorar el entramado de estructuras biológicas, encontramos huellas que narran la historia de nuestra ascendencia y adaptabilidad a entornos cambiantes en el tiempo.

La especie humana progresó para tener dedos rectos en lugar de curvos, pelvis diseñadas para soportar la marcha erguida y cerebros que triplicaron su volumen. Pero ese proceso de transformación dejó en el camino a los llamados vestigios evolutivos, estructuras anatómicas, fisiológicas o moleculares que tienen un papel reducido o nulo y perduraron a pesar de los años [1]. 

Las primeras miradas

Charles Darwin, el naturalista británico que modificó diametralmente las nociones acerca del principio y la evolución, en sus libros "Sobre el origen de las especies" y "El origen del hombre" hace claras referencias a "órganos vestigiales que permanecieron a medida que la especie avanzó y representaron una labor crítica para la supervivencia en el pasado, pero que se volvió inexistente con el tiempo" [2].

En 1893 el anatomista alemán Robert Wiedersheim, reconocido académico de la Universidad de Freiburg, publicó una lista de 86 partes del cuerpo de las que se desconocía su tarea [3]. En su libro The Structure of Man, detalla los que "se han vuelto completamente o, en parte, sin función. Algunos aparecen sólo en el embrión, otros están presentes durante la vida de manera constante o inconstante" [4].

Se cree que la vestigialidad surge "cuando no existe un beneficio adaptativo significativo por la pérdida de un rasgo funcionalmente redundante frente a la selección evolutiva. Estos órganos también pueden denominarse degenerados o rudimentarios, aunque algunos adoptan competencias nuevas y beneficiosas" [1]. 

Para que se considere como tal, debe mostrar una atrofia extrema de morfología y acción, en comparación con su contraparte evolutivamente más antigua. Además, de perder su papel ancestral. [1]

Algunos ejemplos notables

La evidencia científica para estos remanentes -especialmente comunes en las regiones de la cabeza, cuello y columna- proviene de varios campos como la embriología comparativa, anatomía comparada, genética y registro fósil.

Un ejemplo clásico son los terceros molares, conocidos comúnmente como muelas del juicio que, a menudo, no tienen suficiente espacio en la mandíbula moderna y pueden causar problemas dentales. En aproximadamente el 22% de las personas [5], al menos, una de cada cuatro no crece y cuando lo hacen, los dientes son los que tienen más probabilidades de quedar impactados, lo que significa que no emergen adecuadamente a través de las encías [6]. 

Se piensa que en nuestros antepasados prehistóricos, que tenían quijadas más grandes, estas piezas eran útiles para triturar alimentos duros como plantas fibrosas. A medida que la dieta fue cambiando, los humanos utilizaron el fuego para cocinar y ablandar los alimentos, por lo que se volvieron innecesarias y hoy sólo causan disgustos, molestias y dolor al extraerlas. 

Otra característica evidente es el cóccix, la pequeña estructura ósea al final de la columna vertebral, la cual simboliza el recuerdo de una cola funcional que poseían nuestros ancestros primates. Cuando ellos aprendieron a caminar erguidos, esta estructura se volvió inútil para mantener el equilibrio y movilidad, por lo que paulatinamente fue desapareciendo [1]. 

Actualmente, cumple algunas tareas secundarias, por ejemplo, ser un lugar de inserción de músculos y ligamentos del suelo pélvico, lo que podría explicar por qué no se ha degradado más. Hasta 2017, se habían documentado en la literatura 195 casos de colas humanas [7]. A pesar de su reducido tamaño y su aparente falta de competencia, sigue siendo una clara evidencia de nuestro "linaje" evolutivo.

La plica semilunar, un pequeño pliegue de tejido en la esquina interior del ojo que ayuda a mantener el drenaje de las lágrimas y la eliminación de desechos es también una muestra. Se trata del remanente de la membrana nictitante, o tercer párpado, presente en otros animales, entre ellos peces, anfibios, reptiles y aves [1].

Probablemente el apéndice vermiforme es la parte inservible del cuerpo más conocida por todos. Las investigaciones científicas apuntan a que ayudaba en la digestión de las plantas con exceso de celulosa, que formaban parte de la dieta de nuestros antepasados. Como las personas cambiaron su alimentación, ha perdido utilidad. Sin embargo, algunos aseguran que tiene algún tipo de función linfática, exocrina, endocrina e incluso neuromuscular [8]. Lo cierto es que puede crear problemas al producir tumores carcinoides y apendicitis que, de no ser detectada y tratada a tiempo, causa peritonitis y muerte.

Los vestigios evolutivos, esos testigos silenciosos del pasado remoto, son los fragmentos que todavía nos conectan con las raíces de nuestra existencia, partes obsoletas que deberían desaparecer en la próxima actualización del "software y hardware humano".

Referencias
[1] Dhawan SS, Yedavalli V, Massoud TF. Atavistic and vestigial anatomical structures in the head, neck, and spine: an overview. Anat Sci Int. 2023;98(3):370-390.
[2] Haeckel’s “Biogenetic Law” and Vestigialty: Is Man “a Veritable Walking Museum of Antiquities”. http://www.weloennig.de/Kidney1x.pdf.
[3] W HH. Robert Wiedersheim. Science. 1923;58(1508):412-413.
[4] Wiedersheim, R. (1893) The Structure of Man: An Index to His Past History. Second Edition. Translated by H. and M. Bernard. London: Macmillan and Co. 1895. https://archive.org/details/structureofmanin00wiediala/page/198/mode/2up.
[5] Carter K, Worthington S. Morphologic and Demographic Predictors of Third Molar Agenesis: A Systematic Review and Meta-analysis. J Dent Res. 2015;94(7):886-894.
[6] Grover PS, Lorton L. The incidence of unerupted permanent teeth and related clinical cases. Oral Surg Oral Med Oral Pathol. 1985;59(4):420-425.
[7] Ibrahim H, Maher A, Fouad HF, Sabra TA. A human tail arising from the anal mucocutaneous junction: A case report. Int J Surg Case Rep. 2021;86:106228.
[8] Sarkar A, Saha A, Roy S, Pathak S, Mandal S. A glimpse towards the vestigiality and fate of human vermiform appendix-a histomorphometric study. J Clin Diagn Res. 2015;9(2):AC11-AC15.

Por Carolina Faraldo Portus

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