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24 Octubre 2022

Nacer bajo el agua, una historia antigua y controvertida

La atención del trabajo de parto en el agua, como alternativa al tradicional, es una práctica que se ha incrementado en muchos países, aunque algunos especialistas advierten la falta de estudios que garanticen su seguridad.

El agua es el principio de la vida. Así lo aseguró el filósofo, matemático y legislador griego Tales de Mileto (624 a.C. a 546 a.C.). Clave para la sobrevivencia de todos los organismos y con un contundente respaldo científico que evidencia el positivo impacto de su consumo para la salud y bienestar de los seres humanos, en las últimas décadas este elemento sumó a sus múltiples beneficios la contribución a un alumbramiento humanizado y menos traumático. Un enfoque no exento de recientes cuestionamientos.

Existen antecedentes históricos que refieren su uso en antiguas civilizaciones cercanas a mares, lagos y ríos, cuyas mujeres acostumbraban a parir en las proximidades de la playa o sumergidas desde la cintura hacia abajo. Según la literatura, en Hawái, Samoa, Costa Rica y Nueva Zelanda sus habitantes no eran ajenos a esta práctica, gracias a su acceso a fuentes termales.

El primer registro oficial data de 1803, donde se detalla el caso de una mujer que, tras 48 horas de trabajo de parto, buscó terminar con sus dolores en una tina con agua caliente logrando disminuir las molestias y calmarse. El bebé nació pocos minutos después, sin mayores problemas [1].

Si bien el método se popularizó en la década de los 70 en Europa Occidental, Estados Unidos y la ex Unión Soviética, uno de los impulsos definitivos para su masificación lo entregó en 1983 el obstetra francés Michel Odent, quien publicó un artículo sobre la utilización de piscinas [2] planteando que, sumergirse en agua caliente cuando las contracciones se vuelven más dolorosas y menos eficaces proporcionaba alivio, especialmente a las mujeres cuya dilatación no progresaba más de cinco centímetros. “Es una excelente opción para eliminar o reducir el uso de fármacos e intervenciones invasivas, además de constituirse en una experiencia más íntima y gratificante tanto física como emocionalmente”, concluyó.

De acuerdo con un estudio publicado en 2018 [3], un alumbramiento acuático conduce a una rápida relajación y disminución en la intensidad y frecuencia de las contracciones, lo que permite el progreso del parto con cambios cervicales y un descenso fetal suave y constante. Estos beneficios se traducen en una menor necesidad de analgesia epidural, no demostrándose efectos negativos en el recién nacido. Sin embargo, no todos los profesionales dedicados a esta área creen en la inexistencia de riesgos para el neonato iniciando una interesante controversia.

Las ventajas

La técnica de hidroterapia en el parto difundida por el doctor Odent incluye la modificación y ambientación de pabellones, una participación más activa de las parejas o familiares, menor presencia de personal clínico durante el proceso y mayor libertad postural para dar a luz. Dentro de los argumentos que la avalan, se encuentran su efecto analgésico debido a la mayor producción de endorfinas. El agua templada acelera la fase de dilatación, genera sensación de bienestar y favorece los cambios posturales. También mejora la circulación sanguínea y oxigenación de los músculos uterinos, reduce el estrés, la probabilidad de traumatismos perineales y episiotomías [4].

Expertos aseguran que la posición vertical que se da en el parto acuático, la misma que se adoptaba antiguamente, facilita la expulsión del neonato gracias a que el peso de este hace más presión por la fuerza de gravedad. Además, constituye una opción para las mujeres que prefieren un método más natural, en un entorno más íntimo y confortable.

En cuanto al bebé, su nacimiento se da en un ambiente similar a la vida intrauterina. La temperatura del agua (37°C) es la misma que lo acompañó durante nueve meses en el saco amniótico. La transición desde el útero hasta los brazos de su madre es más amigable al disminuir el impacto inicial de luces y ruidos. La extensión de brazos, piernas y tronco ocurre en un medio cálido y placentero manteniendo la apnea por unos instantes hasta su primer aliento. Junto a lo anterior, disminuye la posibilidad de caída de la frecuencia cardíaca asociada a compresión cefálica, estimula el apego y adaptación aumentando la sensación de seguridad. De hecho, no es común que estallen en llanto como lo hacen aquellos que nacen de forma convencional [5].

Los cuestionamientos

El parto en agua se realiza en diversos países. Muchos hospitales han adaptado instalaciones para responder a una creciente demanda respaldados por la evidencia sobre su eficacia y seguridad en el proceso de dilatación. Sin embargo, no existe consenso respecto de la fase expulsiva y han surgido cuestionamientos, por ejemplo, de las Sociedades Españolas de Neonatología y Ginecología y Obstetricia, que advierten riesgos para la gestante y el recién nacido [6].

“Todavía faltan muchos estudios para poder determinar la seguridad de esta práctica y los posibles peligros que conlleva. La documentación con la que contamos utiliza un tamaño muestral pequeño para poder hacer comparaciones con el parto convencional”, comentó José Ramón Fernández, neonatólogo del Hospital General Universitario Santa Lucía de Cartagena en España. Según el especialista, los principales riesgos se relacionan con infecciones perinatales y contaminación del agua debido a microorganismos presentes en la piel de la madre o por materia fecal. A pesar del reflejo de inmersión que mantiene, el bebé podría inhalar el líquido exponiéndose a Escherichia coli, Colibacilli y Staphylococcus aureus [7].

“Existen casos en donde los niños han desarrollado infecciones y neumonías por aspiración de gérmenes que tienden a proliferar mejor en un medio acuoso, como la legionela”, aseguró el doctor Fernández. En tanto, pese a que la tasa aún es baja, una publicación de BMJ Open reporta más episodios de rotura del cordón umbilical en los nacimientos acuáticos [8]. 

Otros trabajos no ayudan a resolver las dudas concluyendo que este procedimiento no es tan benigno como afirman sus defensores, ni tan dañino como sugieren algunas pautas actuales [9].

En este escenario incierto, la Organización Mundial de la Salud no se ha pronunciado, mientras que instituciones como la Academia Americana de Pediatría y el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos llaman a las mujeres a ser precavidas e informarse de riesgos y contraindicaciones. En esa línea, ante la proliferación de alumbramientos domiciliarios y sin supervisión profesional, la Federación de Asociaciones de Matronas de España publicó una guía en donde plantea que “no hay pruebas suficientes y de alta calidad para apoyar o desalentar el parto en agua” [10].

Posiciones divergentes que no logran resolver las incógnitas de una práctica que, pese a todo, suma cada vez más seguidores.

Referencias
[1] Manual de obstetricia y procedimientos medicoquirúrgicos. https://accessmedicina.mhmedical.com/book.aspx?bookid=1756
[2] Odent M. Birth under water. Lancet. 1983 Dec 24-31;2(8365-66):1476-7.
[3] Cluett ER, Burns E, Cuthbert A. Immersion in water during labour and birth. Cochrane Database Syst Rev. 2018 May 16;5(5):CD000111.
[4] Luis Cabero Roura, D. Saldívar Rodríguez, 2007, Obstetricia y medicina materno-fetal, Ed. Médica Panamericana.
[5] Liu Y, Liu Y, Huang X, Du C, Peng J, Huang P, Zhang J. A comparison of maternal and neonatal outcomes between water immersion during labor and conventional labor and delivery. BMC Pregnancy Childbirth. 2014 May 6;14:160.
[6] Iriondo M, Sánchez M, Botet F, Martínez-Astorquiza T, Lailla JM, Figueras J. Atención del parto en el agua. Consenso de la Sociedad Española de Neonatología y de la Sección de Medicina Perinatal de la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología. An Pediatr. 2014.
[7] Thoni A, Zech N, Moroder L, Ploner F. Die Kontamination des Wassers und die Infektionsrate bei der Wassergeburt [Water contamination and infection rate after water births]. Gynakol Geburtshilfliche Rundsch. 2007;47(1):33-8.
[8] Burns E, Feeley C, Hall PJ, Vanderlaan J. Systematic review and meta-analysis to examine intrapartum interventions, and maternal and neonatal outcomes following immersion in water during labour and waterbirth. BMJ Open. 2022 Jul 5;12(7):e056517.
[9] Bovbjerg ML, Cheyney M, Caughey AB. Maternal and neonatal outcomes following waterbirth: a cohort study of 17 530 waterbirths and 17 530 propensity score-matched land births. BJOG. 2022 May;129(6):950-958.
[10] Recomendaciones sobre la atención al parto en casa. https://www.federacion-matronas.org/wp-content/uploads/2021/09/RECOMENDACIONES-SOBRE-LA-ATENCIO%CC%81N-AL-PARTO-EN-CASA.pdf.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez

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