Las consecuencias de camuflar el autismo
El enmascaramiento social puede facilitar la adaptación a corto plazo, pero conlleva impactos significativos en la salud mental, el diagnóstico oportuno y la calidad de vida, especialmente en mujeres.
Observar e imitar los movimientos del otro, sus expresiones faciales, su lenguaje corporal, la forma en que habla e, incluso, cómo se viste son una parte clave de lo que se conoce como camuflaje o masking. Al ponerse una "máscara", una persona neurodivergente puede ocultar sus dificultades sociales y compensar ciertos rasgos para adaptarse a su entorno y encajar con los demás [1, 2].
El camuflaje es una estrategia consciente o inconsciente común dentro de la comunidad autista para evitar el estigma asociado a estereotipos negativos y estilos de interacción percibidos como diferentes. En la búsqueda de estándares neurotípicos considerados como la norma, estas prácticas contribuyen a disminuir el estigma social, el autoestigma y la discriminación. A su vez, facilitarían relaciones, trayectorias laborales y proteger frente a posibles daños [2, 3, 4].
Sin embargo, ¿se trata de prosperar o simplemente de sobrevivir? Aunque el masking traería beneficios a corto plazo, sus costos pueden ser aún más altos [4].
Diversos estudios han advertido que el enmascaramiento tiene un impacto significativo en la salud física y mental [2]. Mantener una "máscara" durante largos periodos de tiempo implica un esfuerzo que deriva en agotamiento, burnout, desconexión social, sentimientos de inautenticidad, estrés, ansiedad, depresión y conductas suicidas. Además, disminuye la resistencia física y el funcionamiento ejecutivo [3, 1].
Cuando el diagnóstico llega tarde
Esta práctica también se asocia a un retraso en el pronóstico y dificultad en el acceso a una atención adecuada. Asimismo, podría ser una explicación para la disparidad de género en la detección del autismo [1, 2, 4]. Se ha reportado que la población femenina puede mostrar un mayor interés por la socialización, así como fortalezas sociales más desarrolladas para imitar comportamientos neurotípicos y ocultar sus rasgos autistas [5].
Aunque tradicionalmente se ha creído que las personas con esta condición carecen de motivación social y enfrentan dificultades para hacer amistades, las niñas buscan activamente tener amigas y encajar en un grupo. Para lograrlo, recurren a comportamientos compensatorios y al camuflaje social, lo que a su vez dificulta la detección del autismo durante la infancia o de forma temprana [5].
Con la pubertad y los cambios en las exigencias del entorno social, las dificultades para relacionarse pueden hacerse más evidentes y resultar en la identificación del autismo femenino durante la adolescencia o, incluso, la adultez [4, 5]. Este retraso impacta la búsqueda de autoconocimiento y hace más difícil la comprensión de los patrones específicos del autismo en esta población por parte de los profesionales de la salud [6].
Cambio de paradigma
En este sentido, el camuflaje es clínicamente relevante para la detección de autismo en adultos. Así, una mejor comprensión de este fenómeno podría evitar diagnósticos erróneos, disminuir consecuencias a largo plazo si es que no fue identificado a tiempo y mejorar la calidad de vida [1, 6].
Un abordaje con perspectiva de género es prioritario para considerar experiencias diferentes a las de un hombre. Además, permite impulsar investigaciones orientadas a profundizar en las características, rasgos y consecuencias propias de la población femenina. Asimismo, posibilita la actualización de herramientas de evaluación obsoletas y la reestructuración de los servicios de salud, con un enfoque ajustado a las necesidades de cada persona autista [6].
La esencia de lo que significa ser autista se ha transformado a lo largo de los años, pasando de un discurso centrado en el "trastorno" a uno basado en la identidad social. Apoyar a las personas con autismo para que puedan ser ellas mismas, dejar atrás la idea de que la diferencia es indeseable y valorar la neurodiversidad es clave para construir una sociedad más justa e inclusiva [3].
Bibliografía:
[1] Alaghband-rad, J. et al. (2023). Camouflage and masking behavior in adult autism. Frontiers in Psychiatry.
[2] Miller, D. et al. (2021). "Masking Is Life": Experiences of Masking in Autistic and Nonautistic Adults. Autism in Adulthood.
[3] Cleary, M. et al. (2023). Autism, Discrimination and Masking: Disrupting a Recipe for Trauma. Issues in Mental Health Nursing.
[4] Bradley, L. et al. (2021). Autistic Adults' Experiences of Camouflaging and Its Perceived Impact on Mental Health. Autism in Adulthood.
[5] Corscadden, P. (2021). Identification of Autism in Girls: Role of Trait Subtleties, Social Acceptance and Masking. Journal of Inclusive Education in Ireland.
[6] Gonçalves, S. et al. (2025). Taking Off the Mask: Investigating Autism Diagnosis and Camouflaging in Adult Women. Autism in Adulthood.
Por Dominique Vieillescazes Morán