Lápiz y papel: qué hay detrás de la escritura análoga
La acción física de trazar líneas sobre una superficie estimula la neuroplasticidad y favorece un enfoque cognitivo integral. Se trata de un instrumento valioso para mejorar la salud.
La escritura es el sistema de representación gráfica de un idioma. Se trata de un proceso mecánico que requiere destreza psicomotriz y se utiliza para comunicar palabras, a través de signos trazados o grabados sobre un soporte tangible (papel, piedra, madera) o intangible (digital o electrónico) [1].
Es el modo en que los seres humanos se vinculan y transmiten información, ideas, conceptos, conocimiento o sentimientos de manera no verbal desde hace miles de años. Ayuda al bienestar general y previene enfermedades que afectan al cerebro y desarrollo cognitivo [2].
En una era dominada por la tecnología y el uso de computadores, tabletas o teléfonos móviles con pantallas táctiles, la simple acción de escribir a mano puede parecer disruptivo, algo del siglo pasado.
Sin embargo, esta acción sigue desempeñando un papel importante en la vida cotidiana, que involucra e integra habilidades motoras y perceptivas [3]. Esta forma de expresión dice mucho sobre quiénes somos y cómo se encuentra nuestro estado de salud [4-5].
Mecanismo y soporte
Cuando apuntamos de manera convencional activamos circuitos cerebrales especializados, como el giro angular y frontal inferior (áreas vinculadas con la memoria, cognición y coordinación mano-ojo), que no trabajan de la misma manera al utilizar un teclado. Este proceso único puede tener impactos positivos en la plasticidad cerebral y, por ende, en diversas funciones cognitivas [6].
Las razones: la primera y más evidente, es la herramienta. Mientras que al escribir manualmente el lápiz, como entrada háptica, y el resultado escrito (como salida) están en el mismo campo visual. Al hacerlo mediado por un dispositivo, el esfuerzo sensorial debe dividirse entre dos estructuras físicamente separadas: teclado y pantalla. Este hecho disminuye la calidad/cantidad de atención dedicada.
Otra, es la implicación de las manos. Al redactar utilizamos una y con el teclado las dos. Esto tiene una serie de repercusiones que están relacionadas con el procesamiento, retención y almacenamiento de la información, así como con el tiempo para la reflexión y estimulación de la creatividad, porque la escritura análoga impulsa el sistema de activación reticular (SAR), cuya función principal es mantener el estado de alerta [6].
Beneficios para la salud mental
Volver a realizar este simple acto no sólo preserva una tradición, también trae consigo ganancias para la salud física [7] y psicológica [8]. Se ha demostrado la eficacia de la escritura expresiva como intervención breve, con reducciones significativas de la angustia y ansiedad [9].
Además, funciona de manera terapéutica para quienes les cuesta expresarse de forma verbal, ayudando a analizar experiencias emocionales, así como a encontrar la motivación y el significado de sus tonalidades [10].
La atención plena requerida para formar letras y palabras de manera consciente actúa como una forma de meditación y proporciona un respiro al bullicio digital constante.
Su integración a la vida moderna
La tecnología parece haber arruinado nuestra capacidad de escribir a mano. La era digital, con la mecanografía y los mensajes de texto, nos ha vuelto incapaces de tomar notas simples con algo parecido a la caligrafía y lo que es peor, muchas veces, no entendemos lo que "garabateamos", porque nuestra letra ha dejado de ser la que nos enseñaron durante la infancia.
A pesar de la omnipresencia de la tecnología, existe un renacer de la apreciación por la escritura manual. De hecho, escuelas de países nórdicos y Estados Unidos [11] están explorando formas de reincorporar esta práctica para un mejor aprendizaje desde temprana edad.
El objetivo es fomentarla en todas las etapas educativas dejando a los dispositivos electrónicos sólo como herramientas complementarias. Se ha demostrado, por ejemplo, que esto permite una mayor fluidez en las ideas y la generación de pensamientos más originales [7], porque la sensación de libertad y conexión que entrega un lápiz incentiva una escritura más auténtica, que si seguimos el camino digital se podría perder.
En un mundo donde la velocidad e inmediatez son la norma, volver al lápiz y papel nos permitiría conectarnos con nuestras mentes de una manera más profunda y significativa.
Tal vez sea simplemente anticuado, pero algunas habilidades tradicionales son muy hermosas para perderlas, especialmente cuando vienen con tantos beneficios que no requieren una oficina llena de dispositivos electrónicos para recibirlos.
Referencias
[1] Qué es la escritura. https://www.significados.com/escritura/
[2] Valtonen J. (2021). The Health Benefits of Autobiographical Writing: An Interdisciplinary Perspective. The Journal of medical humanities, 42(4), 1–19.
[3] Ose Askvik, E., van der Weel, F. R. R., & van der Meer, A. L. H. (2020). The Importance of Cursive Handwriting Over Typewriting for Learning in the Classroom: A High-Density EEG Study of 12-Year-Old Children and Young Adults. Frontiers in psychology, 11, 1810.
[4] Asci, F., Scardapane, S., Zampogna, A., D'Onofrio, V., Testa, L., Patera, M., Falletti, M., Marsili, L., & Suppa, A. (2022). Handwriting Declines With Human Aging: A Machine Learning Study. Frontiers in aging neuroscience, 14, 889930.
[5] Mashio, Y., & Kawaguchi, H. (2020). Detecting early symptoms of mental health deterioration using handwriting duration parameters. Neuropsychopharmacology reports, 40(3), 246–253.
[6] Alonso, María. (2015). Metacognition and sensorimotor components underlying the process of handwriting and keyboarding and their impact on learning. An analysis from the perspective of embodied psychology. Procedia, Social and Behavioral Sciences, 176, 263–269.
[7] Pennebaker, J. W., Mayne, T. J., & Francis, M. E. (1997). Linguistic predictors of adaptive bereavement. Journal of personality and social psychology, 72(4), 863–871.
[8] Meshberg-Cohen, S., Svikis, D., & McMahon, T. J. (2014). Expressive writing as a therapeutic process for drug-dependent women. Substance abuse, 35(1), 80–88.
[9] Smyth J. M. (1998). Written emotional expression: effect sizes, outcome types, and moderating variables. Journal of consulting and clinical psychology, 66(1), 174–184.
[10] Lehmann, O. V., Kalstad, T. G., & Neimeyer, R. A. (2023). Experiences of Fathers in Norway Attending an Online Course on Therapeutic Writing After the Death of a Child. Qualitative health research, 10497323231216099.
[11] More States Require Schools to Teach Cursive Writing. Why?. https://www.edweek.org/teaching-learning/more-states-require-schools-to-teach-cursive-writing-why/2023/11?utm_source=substack&utm_medium=email
Por Carolina Faraldo Portus
