En búsqueda de las vacunas contra el cáncer
Entre las posibles soluciones, los neoantígenos son un enfoque para prevenir y tratar la enfermedad.
Anticamuflaje y personalización. Todo indica que ambas características son fundamentales para que las vacunas contra el cáncer tengan éxito. La consolidación de otras inmunoterapias y los avances en plataformas de ARN mensajero aumentan las esperanzas de contar con una preparación para combatir la enfermedad, principal causa de fallecimiento con 10 millones de muertes solo en 2020, según datos de la Organización Mundial de la Salud [1].
Las vacunas son consideradas el método más eficaz para prevenir patologías infecciosas. Desde la primera inoculación (1796), diseñada contra la viruela por el médico inglés Edward Jenner (1749-1823), el desarrollo ha sido intenso, pero los esfuerzos por encontrar una fórmula en oncología sumaban, hasta ahora, más tropiezos que resultados concretos.
Enfoque distinto
Existen avances para la inoculación en neoplasias de páncreas y melanoma, con un prototipo de vacuna en combinación con otra inmunoterapia.
En el caso de enfermedades provocadas por virus y bacterias, la técnica consiste en la exposición a una versión debilitada o inactivada del patógeno. De esta forma, el sistema inmunitario identifica la amenaza guiándose por los antígenos y prepara su defensa.
Las células cancerosas se parecen a las normales y cuentan con la capacidad de evadir la respuesta inmune. Como los tumores tienen una expresión particular y sus propios antígenos, se requieren enfoques más sofisticados.
Carga de mutación
El método sigue el mismo principio: entrenar al sistema inmunitario para reconocer a las células malignas y eliminarlas. Para lograrlo se desarrolló una estrategia basada en la utilización de antígenos tumorales específicos (TSA), moléculas situadas en la superficie de las células afectadas que permiten distinguirlas de las normales.
La búsqueda de los antígenos adecuados y resolver cómo administrarlos de forma eficiente ha sido el foco de las últimas investigaciones. En esa línea, el uso de neoantígenos muestra sólidas perspectivas. Estas proteínas incompletas o defectuosas que dejan las múltiples mutaciones de los genomas de células cancerosas pueden actuar como diana.
Dado que la carga de mutación de cada paciente es diferente, apuntar a estas proteínas permite un ataque centrado en las únicas células del cuerpo donde se expresan. Así se minimizan los efectos adversos y la destrucción es focalizada.
“La rápida identificación y predicción de neoantígenos específicos de tumores ha sido posible gracias al desarrollo avanzado de tecnologías bioinformáticas y de secuenciación. Estos proporcionan objetivos emergentes para inmunoterapias personalizadas contra el cáncer y sirven como predictores prospectivos para el pronóstico de supervivencia” [2].
Dentro de las aproximaciones se cuenta el uso de vacunas basadas en ADN, ARN mensajero, péptidos, células dendríticas y virus oncolíticos. “Se han desarrollado muchos algoritmos computacionales y herramientas de aprendizaje automático para identificar mutaciones y priorizar aquellas que tienen más probabilidades de ser reconocidas por las células T” [3].
De agraz a dulce
Existen inyecciones preventivas para neoplasias causadas por agentes infecciosos y que pueden provocar, respectivamente, cáncer cervical y de hígado. Se dirigen contra los virus del papiloma humano [4] y de la hepatitis B.
También se han desarrollado vacunas terapéuticas, sin mucho éxito, destacando aplicaciones contra los cánceres de próstata y vejiga. Los objetivos son tres: evitar que la enfermedad reaparezca, destruir las células tumorales remanentes después del tratamiento e impedir que un tumor crezca o se disemine [5].
Estrategia combinada
Se está trabajando en un prototipo de vacuna contra el melanoma que usa la plataforma de ARNm. El preparado en combinación con pembrolizumab -un inhibidor de puntos de control inmunitario- logró reducir en 44% el riesgo de recurrencia o muerte [6].
En tanto, una investigación en cáncer de páncreas, uno de los más agresivos del tracto digestivo, demostró que una vacuna combinada con un inhibidor de puntos de control y quimioterapia lograba activar el sistema inmunitario [7].
Las plataformas de ARNm y las herramientas que potencian los neoantígenos no solo son una revolución, también un camino que podría reducir el impacto del cáncer.
Referencias
[1] Notas descriptivas Cáncer. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/cancer
[2] Xie N, Shen G, Gao W, Huang Z, Huang C, Fu L. Neoantigens: promising targets for cancer therapy. Signal Transduct Target Ther. 2023 Jan 6;8(1):9.
[3] Lang F, Schrörs B, Löwer M, Türeci Ö, Sahin U. Identification of neoantigens for individualized therapeutic cancer vaccines. Nat Rev Drug Discov. 2022 Apr;21(4):261-282.
[4] Bruni L, Serrano B, Bosch X, Castellsagué X. Vacuna frente al virus del papiloma humano. Eficacia y seguridad [Human papillomavirus vaccine. Efficacy and safety]. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2015 May;33(5):342-54.
[5] ¿Qué son las vacunas contra el cáncer? 2020. American Society of Clinical Oncology. https://www.cancer.net/es/desplazarse-por-atencion-del-cancer/como-se-trata-el-cancer/inmunoterapia-y-vacunas/%C2%BFque-son-las-vacunas-contra-el-cancer
[6] Carvalho T. Personalized anti-cancer vaccine combining mRNA and immunotherapy tested in melanoma trial. Nat Med. 2023 Oct;29(10):2379-2380.
[7] Chuluyan E, Davio C, Dusetti N, Fraunhoffer N, et al. La vacuna de ARNm para el tratamiento del cáncer de páncreas llegó para quedarse [The mRNA vaccine for the treatment of pancreatic cancer is here to stay]. Medicina (B Aires). 2023;83(4):650-652.
Por Óscar Ferrari Gutiérrez
