SAVALnet PY

https://www.savalnet.com.py/mundo-medico/reportajes/el-rebrote-de-una-enfermedad.html
05 Marzo 2018

El rebrote de una enfermedad

Desde diciembre de 2016, Brasil ha experimentado un brote inusual de fiebre amarilla, evento que pone de manifiesto la relevancia que tiene la vacunación para prevenir la expansión de una histórica y mortal patología.

La fiebre amarilla fue conocida por los europeos en el siglo XVII, sobre todo por los españoles, cuando las huestes de aquel país se aproximaron al territorio continental americano. Sin embargo, estudios de documentos precolombinos, como los códices de la antigua civilización maya, evidencian que esta enfermedad ya era familiar para los nativos. 

A la enfermedad se le denominó popularmente como vómito negro, porque quienes la padecían desprendían “algo que no parece verdadera sangre, sino como un líquido mezclado de hollín”. Así fue descrita por algunos cronistas de las Indias que participaron en la Conquista en sus relatos orales y escritos. Para los españoles se trataba de una enfermedad nueva, terrible y mortal, que diezmó las tropas y frenó el desarrollo económico y social del Nuevo Mundo, por un tiempo prolongado.

En 1648 fue reconocida plenamente en el continente cuando, por primera vez, se identificó en el mundo una epidemia en Guatemala y Yucatán. Al año siguiente, llegó a Cuba donde provocó grandes pérdidas. En 1652 se repitió otra epidemia en La Habana. Lo mismo ocurrió en 1658, 1693 y 1695 en Bayamo, La Habana y Santiago de Cuba, respectivamente. 

Entre los siglos XVI y XVII la isla estuvo afectada por frecuentes y catastróficos azotes de viruela, a las que se sumó la fiebre amarilla a mediados del XVII. Pero ¿por qué se produjeron tantas epidemias, si los nativos ya conocían la enfermedad antes de la llegada de los conquistadores?

Por esos años fue una gran incógnita, pero hoy se sabe que la enfermedad se produce por un virus de la familia Flaviviridae, que se caracteriza por ser pequeño de 40 a 60 nm, con envoltura, capaz de replicarse en el citoplasma de las células infectadas, del que existe sólo un serotipo que es antigénicamente conservado. 

En ambiente natural se transmite por mosquitos de zonas selváticas, los Haemagogus, mientras que en ciudades interviene el Aedes aegypti, que también transporta el dengue. (DOI: 10.1099/jgv.0.001033). Por lo tanto, los brotes que existieron anteriormente en América fueron de fiebre amarilla selvática y no urbana, donde los vectores de la transmisión del virus son especies diferentes de mosquitos y la ecología de la enfermedad también. 

Si bien, hasta hace un par de años, las personas que viajaban a zonas selváticas de América del Sur y África eran las que estaban más expuestas al riesgo de adquirir la enfermedad, actualmente el mosquito que participa en el ciclo de transmisión ha invadido nuevamente América del Sur.

Sin ir más lejos, el sureste de Brasil, una de las zonas más pobladas de aquel país, ha sufrido la rápida expansión de un brote severo del virus de fiebre amarilla desde finales de 2016, territorio que –en los últimos 70 años- había sido declarado libre de este problema sanitario. 

El Aedes hembra infectado es capaz de inocular durante su alimentación aproximadamente 1.000 partículas virales en el tejido subcutáneo del receptor. La replicación viral se inicia en este mismo sitio y se disemina a través de vasos linfáticos a linfonodos regionales donde se replica, especialmente, en monocitos y macrófagos. (DOI: 10.1099/jgv.0.001033)

El período de incubación viral transcurre entre tres a seis días. Luego, un porcentaje que oscila entre un 20 al 50 por ciento de los infectados puede desarrollar síntomas como fiebre, dolor muscular y de cabeza, ictericia, albuminuria, hipersensibilidad epigástrica, náuseas, vómito y hemorragias.

Por vía linfática, el virus alcanza a otros órganos, incluidos bazo e hígado, donde se replica intensamente produciéndose la viremia y con ella, la siembra a otros tejidos. La forma grave se caracteriza por daño hepático, renal y miocárdico así como por la presencia de hemorragias. El 10 por ciento de los pacientes diagnosticados clínicamente fallecen. Sin embargo, la tasa de mortalidad podría ser menor, ya que muchos casos leves no son reportados. 

Si bien hoy existe una vacuna preventiva, la posibilidad de que se desencadene una nueva epidemia de fiebre amarilla pasó de ser una amenaza a convertirse en una realidad.

En 2017, Brasil registró 777 casos y 261 muertos en el primer semestre, correspondiente a las estaciones cálidas, cuando la enfermedad se manifiesta con más fuerza. Según los números de la Secretaría de Salud de la gobernación carioca, en Río de Janeiro, principal destino turístico brasileño, hubo 17 muertes en lo que va del año 2018, frente a los nueve fallecimientos ocurridos durante todo 2017; mientras que el estado de San Pablo registró 53 casos y 16 muertes por fiebre amarilla en todo 2017, pero en las primeras semanas de 2018 el balance casi se triplicó llegando a 134 casos y 52 muertes, datos que ilustran el avance de la enfermedad. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyos funcionarios se trasladaron a Brasil para analizar la gravedad del problema, recomendó la vacunación para extranjeros que viajen a Río, San Pablo, Minas Gerais, Espírito Santo, Bahía y otros estados afectados por el brote.

La forma más fácil y efectiva de prevenir cualquier contagio de fiebre amarilla en Brasil u otro país tropical, es la vacunación, la que tiene que suministrarse, por lo menos, 10 días antes del viaje, enfatizó la doctora Yoselyn Castillo Blanco, infectóloga de Clínica Bupa Antofagasta.

Esta inoculación, indicó la especialista, “tiene una duración de por vida, aunque esto varía, pero, por lo menos, dura 10 años. Eso quiere decir que si una persona se vacunó en 2013 puede perfectamente viajar. Por otro lado, si ya han pasado 10 años o más desde la vacunación, es recomendable que previo al viaje se consulte a un médico para que sea asesorado si necesita una dosis adicional o no”.

Para aquellas personas que, por diversos motivos, no alcanzaron a hacerlo, la profesional señaló que “el uso de repelente y ropa manga larga que cubra zonas de exposición, son medidas efectivas también. Eso sí, hay que tener en cuenta tres indicaciones importantes: no concurrir a lugares donde haya agua estancada; que el repelente tenga el compuesto DEET al 30 por ciento para una efectividad correcta; y aplicarlo después del bloqueador”.

La detección rápida de la fiebre amarilla y la respuesta inmediata con campañas de vacunación de emergencia son esenciales para controlar los brotes. La OMS recomienda que todos los países en riesgo dispongan, al menos, de un laboratorio nacional en el que se puedan realizar análisis de sangre básicos para detectarla.

Por ello, se hace indispensable evaluar los brotes y responder a ellos con medidas de emergencia y con planes de inmunización más a largo plazo, como la Iniciativa contra Fiebre Amarilla que lanzó la OMS con el apoyo de la Unicef en 2006 para garantizar el suministro mundial de vacunas y aumentar la inmunidad de la población mediante la vacunación. 

Desde su lanzamiento se han logrado grandes avances en el control de la enfermedad en África Occidental, donde se vacunaron más de 150 millones de personas y no se notificaron brotes en 2015. Entre 2007 y 2016, 14 países completaron campañas de vacunación preventiva: punto clave para volver a erradicar esta enfermedad que puede llegar a ser mortal.

Por Carolina Faraldo Portus

Mundo Médico

Destacado Agenda de Eventos

Congreso Internacional de Medicina de Urgencias y Reanimación 2024

21 Febrero 2024

Evento que tiene como objetivo fomentar la investigación en Medicina de Emergencias al compartir sus resultados y discutir la evidencia...

Destacado Galería Multimedia

Educar para prevenir

11 Octubre 2023

Organizadores, ponentes, participantes y auspiciantes dieron por finalizado el IV Congreso Interamericano de Prevención Cardiovascular d...

VI Simposio Internacional de Glaucoma

13 Septiembre 2023

Según cifras de las Organización Mundial de la Salud, hasta 80 millones de personas podrían padecer glaucoma y, de ellos, aproximadame...