El peso invisible del síndrome del impostor
Fenómeno psicológico que afecta la salud mental y desempeño laboral de profesionales sometidos a altos niveles de exigencia requiere mayor identificación, comprensión y abordaje.
Si perdió la confianza en sí mismo y duda de su intelecto, habilidades y logros, podría estar sufriendo un cuadro que no es extraño en entornos laborales altamente exigentes y competitivos. Esa creciente sensación de percibirse como un profesional poco capaz, que atribuye sus éxitos a factores externos, es una clara señal de un fenómeno propio de los tiempos modernos: el síndrome del impostor [1].
De acuerdo con datos publicados en International Journal of Behavioral Science, más del 70% de los individuos lo ha experimentado en algún momento [2]. Los grupos más comúnmente vinculados suelen estar compuestos por individuos de alto rendimiento y parecen tener una prevalencia desproporcionada en el ámbito académico, en particular en el campo de la atención médica [3]. Descrito como un fenómeno de salud conductual, genera ansiedad, depresión y temor a ser expuestos como una persona que no merece su trabajo, a pesar de la evidencia objetiva y verificable de conocimientos [4].
"Somos muy duros con nosotros mismos y cuando fijamos nuestras expectativas tan altas constantemente nos decepcionamos", comenta la doctora Kerri Palamara McGrath, directora del Center for Physician Well-Being del Massachusetts General Hospital y especialista en el tratamiento del estrés en los profesionales de la salud [5].
Vivir pensando que no eres lo suficientemente bueno no solo resulta agobiante, también puede causar numerosos efectos perjudiciales -a nivel personal y laboral- y comorbilidades asociadas. Por este motivo, la identificación y tratamiento es fundamental [6].
Origen multifactorial
El síndrome del impostor fue descrito por primera vez en 1978 por las doctoras Suzanne Ament Imes y Pauline Rose Clance, a partir de observaciones en un entorno clínico [7]. Su etiología no está bien delimitada, aunque algunos factores que lo favorecen son la baja autoestima, atención excesiva a críticas, personalidad perfeccionista, estereotipos de sexo, falta de reconocimiento y validación en la infancia, distorsión para aceptar el éxito y miedo al fracaso o rechazo, además de tener (o haber tenido) padres sobreprotectores o sobrecontroladores [8].
Según una encuesta difundida por el Journal of the American College of Surgeons, 90% de las cirujanas y más de dos tercios de los cirujanos lo padecen [9]. En tanto, en un estudio publicado en JAMA, el 97% de los estudiantes de medicina de pre y posgrado reconoce haberlo sentido [10]. Su impacto es de largo plazo, ya que la carga mental que genera puede persistir durante años e incluso décadas [4]. Además, se han encontrado asociaciones estadísticamente significativas con el síndrome de Burnout [11].
"En muchos sentidos se muestra como un conflicto entre el yo exterior o la máscara metafórica que te pones para lograr algo, y el interior, que es la sensación de que no estás a la altura", explica la doctora Jessi Gold, psiquiatría del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Tennessee, Estados Unidos [5].
Tres cosas buenas
El abordaje de este síndrome varía según el nivel de perjuicio que tenga en la vida de una persona. Debido a que no existen criterios de diagnóstico estandarizados o validados externamente, se requiere adoptar un enfoque holístico que contribuya a la comprensión de sus múltiples factores.
Para identificarlo se necesitan una historia clínica y examen físico, que incluyan preguntas sobre aspectos sociales, ambientales y psicológicos. La escala de Clance es la herramienta de diagnóstico más utilizada, aunque también existen otras como la de Harvey, Young, Leary y la de fraude percibido [12].
El manejo va desde la terapia cognitivo conductual (TCC) y la psico y farmacoterapia, hasta la autorreflexión y la práctica de ejercicios de gratitud. "El objetivo es identificar las creencias negativas y reemplazarlas con pensamientos más realistas. Otras actividades que pueden ayudar consisten en reconocer los logros y enfocarse en comentarios laborales positivos, separar los sentimientos de los hechos, procurar ser autocompasivo, aprender a aceptar elogios y evitar comparaciones con los demás", explica la doctora Jesica Naanous Rayek, especialista en medicina interna del Centro Médico ABC de México [8].
La recomendación es priorizar la salud mental, evaluar con qué frecuencia necesitamos validarnos y por qué, trabajar en equipo, practicar la autocompasión, utilizar herramientas o aplicaciones digitales de apoyo, buscar la ayuda de un coach [13] y amplificar los aspectos positivos. De hecho, según un estudio publicado en BMJ Open, reflexionar sobre tres cosas buenas que ocurran en el día reduce la depresión y el desgaste laboral, junto con mejorar el equilibrio y bienestar emocional [14].
En un mundo de presiones y exigencias constantes, la prevención, diagnóstico y tratamiento del síndrome del impostor es clave. Solo así se pueden disminuir sus efectos y recuperar los espacios que le roba al desarrollo personal y profesional.
Referencias:
[1] Fleischhauer, M., Wossidlo, J., Michael, L., & Enge, S. (2021). The Impostor Phenomenon: Toward a Better Understanding of the Nomological Network and Gender Differences. Frontiers in psychology, 12, 764030.
[2] Sakulku J, Alexander J. The Impostor Phenomenon. Int J Behav Sci. 2011;6(1):75-97.
[3] Chrousos, G. P., Mentis, A. A., & Dardiotis, E. (2020). Focusing on the Neuro-Psycho-Biological and Evolutionary Underpinnings of the Imposter Syndrome. Frontiers in psychology, 11, 1553.
[4] Bravata, D. M., Watts, S. A., Keefer, A. L., Madhusudhan, D. K., Taylor, K. T., Clark, D. M., Nelson, R. S., Cokley, K. O., & Hagg, H. K. (2020). Prevalence, Predictors, and Treatment of Impostor Syndrome: a Systematic Review. Journal of general internal medicine, 35(4), 1252–1275.
[5] Cómo estos médicos superaron el síndrome del impostor. Nota de prensa. https://espanol.medscape.com/verarticulo/5912187#vp_1
[6] Huecker MR, Shreffler J, McKeny PT, et al. Fenómeno del impostor. [Actualizado el 31 de julio de 2023]. En: StatPearls [Internet].
[7] Clance, P. R., & Imes, S. A. (1978). The impostor phenomenon in high achieving women: Dynamics and therapeutic intervention. Psychotherapy: Theory, Research, and Practice, 15(3), 241–247.
[8] El síndrome del impostor en medicina: identificación, efectos y claves para el bienestar. Nota de prensa. https://espanol.medscape.com/verarticulo/5913316
[9] Iwai, Y., Yu, A. Y. L., Thomas, S. M., Fayanju, O. A., Sudan, R., Bynum, D. L., & Fayanju, O. M. (2023). Leadership and Impostor Syndrome in Surgery. Journal of the American College of Surgeons, 237(4), 585–595.
[10] Rice, J., Rosario-Williams, B., Williams, F., West-Livingston, L., Savage, D., Wilensky, J. A., & Landry, A. (2023). Impostor syndrome among minority medical students who are underrepresented in medicine. Journal of the National Medical Association, 115(2), 191–198.
[11] Villwock, J. A., Sobin, L. B., Koester, L. A., & Harris, T. M. (2016). Impostor syndrome and burnout among American medical students: a pilot study. International journal of medical education, 7, 364–369.
[12] Freeman, K. J., Houghton, S., Carr, S. E., & Nestel, D. (2022). Measuring impostor phenomenon in healthcare simulation educators: a validation of the clance impostor phenomenon scale and leary impostorism scale. BMC medical education, 22(1), 139.
[13] Boet, S., Etherington, C., Dion, P. M., Desjardins, C., Kaur, M., Ly, V., Denis-LeBlanc, M., Andreas, C., & Sriharan, A. (2023). Impact of coaching on physician wellness: A systematic review. PloS one, 18(2), e0281406.
[14] Sexton, J. B., & Adair, K. C. (2019). Forty-five good things: a prospective pilot study of the Three Good Things well-being intervention in the USA for healthcare worker emotional exhaustion, depression, work-life balance and happiness. BMJ open, 9(3), e022695.
Por Óscar Ferrari Gutiérrez
