Desconectarse para reconectarse
En la era digital, el miedo a perderse algo (FOMO) es una sensación que tiene consecuencias. Evitar las pantallas y plataformas ayuda a enfocarse en el momento presente y alegrarse de perdérselo (JOMO).
Las redes sociales (RR.SS.) se han convertido en una parte integral de la vida [1]. Al facilitar la forma de mostrarse ante el mundo, juegan un rol fundamental en la construcción de creencias personales y normas sociales. Una tecnología que no solo permite la creación de contenido por parte del usuario, sino que también la conexión e interacción con otros [2]. Fotografías y videos de hitos importantes en la vida de los demás, hasta simples experiencias como un viaje, una cena entre amigos o la compra de nuevos zapatos [3].
¿No hay posibilidad de asistir a un evento? Las RR.SS. son la solución. Registros del encuentro suelen estar disponibles para ver exactamente qué es lo que uno se perdió. Puede ser un buen rato con amigos, quiénes fueron los mejores vestidos, algún chiste interno o simplemente una conversación. Sin embargo, esta navegación por momentos ajenos suele traer consigo sentimientos negativos.
Fear of missing out (de sus siglas en inglés, FOMO), es el concepto que refiere al miedo de perderse algo. Originado de la preocupación compulsiva de no ser parte de una oportunidad socialmente gratificante, produce una sensación de estrés mental y emocional que consume por completo [2]. Con el aumento del uso de herramientas y plataformas digitales, los individuos se ven atrapados en la impresión de que los demás viven mejor y se divierten más. En países desarrollados, se estima que cerca de un 70% de los adultos sufren de FOMO [4, 5].
El pasto es más verde en el perfil de mis amigos
Si bien interactuar con este contenido genera una satisfacción de las necesidades psicológicas a corto plazo, eventualmente puede traducirse en consecuencias para la salud física y mental [3, 6]. Al ser seres sociales, los humanos tienen un deseo de aceptación y aversión al rechazo. Es más, son capaces de detectar amenazas y monitorear el grado en que otros individuos pueden excluirlos. Esto desencadena respuestas como dolor social e incluso físico. Por ejemplo, problemas psicosomáticos como la fatiga, dificultades para dormir y la reducción de la actividad general.
Altos niveles de FOMO empeoran el estado de ánimo, aumentan el uso de RR.SS. y se asocian a síntomas de depresión leve, insatisfacción con la vida, soledad, angustia, aburrimiento, hostilidad, celos y baja autoestima [2, 5, 6]. Estudios revelan que este fenómeno psicológico tiene la capacidad de quitarle la alegría a un momento y disminuir la satisfacción que esa persona pueda estar experimentando [4].
Además, el acceso virtual a las actividades de otros está ligado a comparaciones que impactan negativamente el bienestar. De esta manera, existe una mayor preocupación de estar desactualizados y perder la conexión online con otras personas [7, 1].
El pasto es más verde en mi propio jardín
El 4 de octubre de 2021, las redes sociales más importantes dejaron de funcionar. De seis a siete horas, Facebook, Instagram, Messenger y Whatsapp tuvieron una falla técnica que afectó a millones de usuarios a nivel mundial. Sin poder acceder a sus cuentas ni comunicarse por los servicios de mensajería, enfrentaron un apagón digital que los desconectó parcialmente del resto del mundo.
Al comienzo, una sensación de desconexión, incomodidad, molestia y aburrimiento fueron reportados. Sin embargo, al darse cuenta de que no eran los únicos que se estaban perdiendo de algo, su estrés se redujo inmediatamente. De hecho, la mayoría de las personas decidió invertir este tiempo en otras cosas. Entre ellas, dormir, leer, escribir, cocinar, pasar tiempo de calidad con alguien más, hacer ejercicio y ver televisión.
Después de la caída de redes sociales, se informaron experiencias y sentimientos de felicidad [1]. Opuesto al FOMO, esta situación se relaciona con el joy of missing out (de sus siglas en inglés JOMO), que se enfoca en estar presente y en la intención. Desconectarse, excluirse de lo digital, estar cómodo en el "aquí y ahora" y dedicarle tiempo a lo que trae felicidad. En vez de una sensación de miedo, hay alegría de saber que uno eligió exactamente lo que está haciendo [5]. El mindfulness (atención plena) y la conciencia se relacionan a un mayor bienestar psicológico, menor ansiedad y la debilitación de pensamientos negativos [6].
Desconectarse de las pantallas no solo disminuye efectos psicológicos negativos como el estrés, sino que también le entrega una intencionalidad al momento presente.
Referencias:
[1] Aitan, T. & Gazit, T. (2023). No social media for six hours? The emotional experience of Meta’s global outage according to FoMO, JoMO and internet intensity. Computers in Human Behavior.
[2] Banga, S. (2024). A study on Social Media Use, Fear of Missing Out & Social Rejection Sensitivity among Young Adults. International Journal of Interdisciplinary Approaches in Psychology.
[3] Chan, S. et al. (2022). Social media and mindfulness: From the fear of missing out (FOMO) to the joy of missing out (JOMO). The American Council on Consumer Interests.
[4] Hayran, C. & Anik, L. (2021). Well-Being and Fear of Missing Out (FOMO) on Digital Content in the Time of COVID-19: A Correlational Analysis among University Students. International Journal of Environment Research and Public Health.
[5] Jaconsen, S. (2021). FOMO, JOMO and COVID: How Missing Out and Enjoying Life Are Impacting How We Navigate a Pandemic. Journal of Organizational Psychology.
[6] Baker, Z. et al. (2016). Fear of Missing Out: Relationships With Depression, Mindfulness, and Physical Symptoms. American Psychological Association.
[7] Barry, C. (2023). JOMO: Joy of missing out and its association with social media use, self-perception, and mental health. Telematics and Informatics Reports.
Por Dominique Vieillescazes Morán
