Robert Koch y los albores de la clonación
A partir de la segunda mitad del siglo XIX la medicina científica se establece en forma definitiva como la corriente principal del conocimiento y la práctica médica. El surgimiento de Alemania como una nación unificada bajo el gobierno de Bismarck trajo consigo un gran desarrollo de la medicina, que la transformaron a esa nación en uno de los principales centros médicos de Europa, la cual sólo declinó hasta la Primera Guerra Mundial.
Si en el siglo XVIII y en la primera mitad del XIX los estudiantes de medicina iban a París a perfeccionarse, después de 1848 empezaron a viajar cada vez más a las universidades alemanas y en especial a Berlín. Varias de las más grandes figuras de la medicina de la segunda mitad del siglo XIX trabajaban y enseñaban en Alemania, como Virchow, Koch, Helmholz, Liebig, von Behring, Röntgen, Ehrlich y muchos más.
Varias teorías y descubrimientos importantes para el progreso de la medicina científica se formularon y se hicieron en la nación alemana. Sin embargo, después de la Primera y la Segunda Guerra Mundial el continente europeo quedó tan devastado que el centro de la medicina científica se mudó a los países aliados, en especial, a Estados Unidos.
El médico y científico alemán Robert Koch fue uno de los hombres que contribuyó de manera significativa a la medicina moderna. Sus tenaces y sistemáticas investigaciones lo llevaron no sólo a aislar el virus de la tuberculosis –por lo que es mundialmente conocido- sino que también lo ayudaron a descubrir el modo en que los animales transmiten graves enfermedades a los seres humanos.
Estos avances marcaron un verdadero hito a finales del siglo XIX, época en la que se pensaba que las enfermedades infecciosas eran provocadas por causas misteriosas, casi imposibles de identificar. Sin embargo, gracias a sus descubrimientos se pudo establecer que esta afirmación era incorrecta, ya que para Koch la teoría incipiente de la enfermedad se resumía en que “el microbio debe estar presente de forma sistemática en el tejido afectado y no en el tejido sano; el microbio debe ser aislado en un cultivo puro; y en que debe demostrarse que el cultivo puro provoca de nuevo la enfermedad”.
Robert Koch nació el 11 de diciembre de 1843 en Klausthal-Zellerfeld, Hannover. Estudió botánica, física, matemáticas y medicina en la Universidad de Göttingen, donde tuvo como maestro de anatomía a Jacob Henle, el que postuló que “para convencernos de que un agente biológico es la causa de un padecimiento es indispensable que se demuestre de manera constante en todos los casos; que se aísle in vitro de los tejidos afectados y que, a partir de ese aislamiento, se compruebe que es capaz de reproducir la enfermedad”. Estos tres procedimientos (identificación, aislamiento y demostración de patogenicidad) hoy se conocen como los postulados de Koch-Henle que han servido de guía para las investigaciones sobre la etiología de las enfermedades infecciosas.
A los 28 años de edad su esposa le regaló un microscopio, el que fue instalado en un improvisado laboratorio dentro de su casa. Allí realizó su primer gran descubrimiento: el Bacillus antharacis, cuyo ciclo con esporas describió detalladamente. La bacteria del carbunco era la responsable de una enfermedad que afectaba a animales y seres humanos. El trabajo realizado al respecto, que comenzó a circular a partir de 1876, fue elogiado enormemente por sus colegas.
En 1882, publicó los primeros trabajos que describían la acción del bacilo Mycobacterium tuberculosis en el hombre y su potencial de contagio, estudio que lo llevó a ganar el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1905. A partir de estos conocimientos de trasmisibilidad empezaron a desarrollarse terapias efectivas contra la patología.
Sin embargo, se ha pasado por alto una de las mayores contribuciones de Koch a la ciencia: su método para propagar colonias individuales de bacterias en placas como cultivos puros. Gracias a este avance pudo analizar el carácter patógeno mediante la inoculación en animales. Se dio cuenta de que diferentes tipos de colonias se reproducían de forma idéntica al propagarse. Su método de clonación también ayudó al descubrimiento de los antibióticos, puesto que la primera observación de Alexander Fleming sobre la penicilina fue gracias a la inhibición de clones bacterianos por un hongo contaminante en una placa de Petri descartada.
Koch, con sus numerosos trabajos de investigación, sentó las bases de la microbiología médica moderna. Desde el punto de vista de las técnicas de laboratorio, aportó medios técnicos más precisos para el examen de las bacterias, como la fijación y la coloración, los medios de cultivo y la fotografía de preparados microscópicos. El microbiólogo alemán utilizó, por primera, vez soluciones de acetato de potasio y bálsamo de Canadá, teñidas con violeta de metilo, marrón de anilina o fucsina. En 1880 logró un medio sólido y transparente para el cultivo de gérmenes, solidificando líquidos por medio de la gelatina.
Contribuyó a sentar las bases de la microbiología médica moderna; estableció los llamados postulados de Koch, que siguen siendo perfectamente válidos para conocer si un microorganismo es el causante de una enfermedad determinada y que, en la actualidad, siguen estando vigentes.
