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29 Agosto 2011

El amargo sabor de la injusticia

La falta de justicia puede dejar literalmente un mal sabor en la boca. Según recientes estudios, un comportamiento considerado injusto o inmoral y la ingesta de una bebida desagradable pueden causar la misma respuesta física de asco.

“Dar a cada cual lo que le corresponde o merece”, es una de las frases de Aristóteles que mejor definen el concepto de justicia. En el mundo Heleno encontramos las primeras aproximaciones filosóficas sobre este concepto, que forma parte de la vida del hombre desde sus inicios. Para Platón, la justicia tiene que ver con una “convención del alma y no una virtud nacida del fondo mismo del hombre”, quien sólo se dará cuenta de su existencia cuando encuentre la armonía de las tres virtudes rectoras del individuo: la sabiduría, que describe como la utilización del conocimiento en las acciones cotidianas; el valor, que lo ve como el ímpetu de la voluntad; y la templanza, que la observa como las sensaciones percibidas y bien asimiladas. La conjunción de estas tres virtudes traerá al hombre justo.

Mientras que para Aristóteles, la justicia es “aquella virtud racional y voluntaria que debe radicar en el justo medio entre los extremos irracionales” Esto es, tener un comportamiento basado en la razón, para lo cual es necesaria la armonía de las tres virtudes señaladas por Platón.

Por lo que “si cada una de las personas cumple con su deber ser, realizando lo que corresponde por naturaleza y la consecuencia será que lo justo, es lo que debe de ser”, ¿qué pasa cuando los hombres actuamos injustamente?

Bueno, un equipo de economistas y neurólogos identificaron que la amígdala cerebral es la región del cerebro que juega un papel principal en este asunto, ya que –de acuerdo con los resultados- el cerebro humano posee mecanismos interconstruidos que disparan reacciones automáticas ante la injusticia de un reparto.

Esta “reacción viene de la amígdala, y no de la corteza prefrontal o la ínsula, como sugerían estudios anteriores. Además, esta región –que regula los sentimientos de ira y de miedo- es una de las más antiguas del cerebro y, por lo mismo, compartida por los vertebrados actuales y pasados2, aseguraron los investigadores.

El juego del ultimátum

Con resonancia magnética se observaron cerebros de personas sometidas a un experimento basado en el juego del ultimátum, diseñado en 1982 por un grupo de economistas compuestos por Güth, Werner, Schmittberger y Schwarze que posibilitó el estudio cuantitativo de la cooperación y el altruismo en la conducta humana.

En el experimento participaron dos jugadores que desempeñan un papel diferente: el proponente y el respondedor.
Al llamado proponente se le da una cierta cantidad de dinero que tiene que dividir en dos partes, no necesariamente iguales, y quedarse con la que se le antoje. El respondedor tiene entonces dos opciones: quedarse con la parte que ha dejado para él el proponente o decidir que ninguno de los se queda con nada. Los dos conocen las reglas del juego previamente y el respondedor conoce el reparto realizado por el proponente.

Los investigadores probaron este sentido de la justicia en 35 jugadores, a los que midieron la actividad cerebral con una resonancia magnética funcional (fMRI) mientras los jugadores fijaban la suma de dinero para compartir.

La tendencia a reaccionar de forma agresiva y sancionar al jugador que había sugerido una distribución injusta del dinero estaba vinculada con un aumento de la actividad en la amígdala. Sin embargo, no ocurrió lo mismo cuando a los jugadores se les suministró un tranquilizante anti-ansiedad, pues mostraron niveles bajos de actividad en esta área cerebral a pesar de que el dinero se repartiera de forma injusta. Además, el trabajo demostró que los hombres responden de forma más agresiva que las mujeres ante situaciones de este tipo, una diferencia que no se registra cuando se les entregó un tranquilizante.

Los investigadores concluyeron que esta parte del córtex cerebral está relacionada con el sistema del cerebro que determina el sentido de la justicia y que ayuda a suavizar los deseos racionales de tomar cualquier cosa que sea ofrecida.

El resultado además apoya la teoría de que las emociones, que incluye el sentido de la justicia, juegan un papel importante en la toma de decisiones económicas. Si bien el interés propio es importante en el ser humano, lo es también el sentido de justicia. Por eso, esta región del cerebro relacionada con el manejo de la ética está expandida sólo en los humanos y podría explicar por qué los animales no tienen esta clase de comportamientos.

Es una parte que madura tarde en los adultos, alrededor de los 20 ó 22 años, quizás por eso los adolescentes son menos proclives a seguir las reglas de los adultos. El sistema penal ya tiene en cuenta este hecho cuando la aplicación de la ley es diferente por debajo de los 16 ó 18 años de edad.

Algunos expertos dicen que este hallazgo puede además ayudar a entender cierto tipo de desórdenes mentales. Por ejemplo, las personas con autismo o esquizofrenia juegan de manera diferente, quizás porque luchan para entender las emociones que su oponente pueda sentir.

Otro estudio destaca que las injusticias pueden dejar un mal sabor en la boca. Esta conclusión se alcanzó luego de que fueran comparados los movimientos faciales de los participantes mientras probaban líquidos desagradables y observaban fotografías desagradables con los gestos faciales que ellos emitían al verse objetos de un tratamiento injusto: la respuesta instintiva fue la misma entre las formas primitivas de repulsión y las de desagrado moral.

Para los investigadores las personas realmente sienten asco en respuesta a ofensas morales, por lo que la repugnancia moral sería más que una metáfora. A pesar de que la moral se considera uno de los grandes avances de la evolución y el desarrollo del hombre moderno, los investigadores sostienen que sus mecanismos de expresión físicos y emocionales son una herramienta que ya utilizaban los humanos más primitivos como una respuesta básica de supervivencia a estímulos mucho más simples.

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