¿Zurdo o diestro corregido?
Estamos viviendo en un mundo de diestros y no de siniestros. Por favor no se vaya a extrañar por esta declaración. Esto no significa que la mayoría de las personas sean malas, sino que está científicamente comprobado que existen más diestros que zurdos en el mundo. Los zurdos naturales están repartidos de manera homogénea en el globo. Aproximadamente entre un ocho y un 13 por ciento de la población es zurda y los estudios indican que el fenómeno es más común en hombres que en mujeres, sin que aún se sepa el por qué.
Lo que sí está claro es que los zurdos no tienen nada fácil en un mundo en el que todo está pensado y hecho para la mayoría diestra. Quienes tienen su mayor habilidad en la mano derecha no se topan con la misma cantidad de obstáculos que, a diario, deben superar los que operan mejor con la izquierda.
Todas las personas zurdas experimentan, en algún momento de su vida, la sensación de haber nacido en un mundo equivocado. Los instrumentos musicales, las tijeras, los cuadernos, las reglas... todo ha sido diseñado para diestros. Por eso se ven obligadas a adaptarse a estos usos y desarrollan su mano diestra al máximo.
A lo largo de la historia, ser zurdo fue considerado algo negativo. Existen ejemplos muy curiosos. En la India se determinó, milenios atrás, que fuera la derecha la mano considerada noble y pura, digna de ser utilizada al comer y tocar la parte limpia del cuerpo, es decir, por encima de la cintura; para el tórax hacia abajo, “la zona sucia”, debía emplearse la izquierda.
En cambio, en la antigua Grecia, se abogaba por el uso de ambas manos con igual destreza, sin hacer predominio de una sobre la otra, según recomendaba el filósofo Platón. No obstante, permaneció el predominio de la derecha y, como costumbre ancestral, surgieron los dichos como eres mi mano derecha para definir confianza; y el de eres zurdo para el baile, el trabajo y el amor como sinónimo de incapaz y torpe.
Científicamente hay varias teorías y aunque todavía se desconocen las causas de la lateralidad o predominio funcional de un lado del cuerpo, órgano o sistema sobre otro; existen conceptos sobre el uso preferente de una mano u otra.
Algunos destacan la importancia de las influencias sociales, otros plantean que este proceso viene predeterminado al nacer el sujeto, incluso existen quienes refieren tanto las causas externas como internas. Por eso, ante tales polémicas y la falta de una verdad absoluta, los padres y profesores han optado por mantener la costumbre del derecho predominante.
En el año 2007, un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford descubrió que estas personas eran diestras con la mano izquierda gracias al gen LRRTM1 y que quienes lo portaban corrían un riesgo, ligeramente mayor, de verse afectadas por enfermedades psicóticas como la esquizofrenia. Sin embargo, un trabajo del pasado año no encontró ningún vínculo entre ambas cosas, porque a juicio de los autores este trastorno es muy complejo y heterogéneo y no se sabe qué papel juega este gen exactamente.
Lo que sí se estableció es que el cerebro controla el cuerpo de un modo cruzado y casi siempre el hemisferio izquierdo es el dominante, por lo que la mayoría de las órdenes están destinadas a la parte derecha del cuerpo. Esto es cierto en los diestros en un alto porcentaje, pero en los zurdos no. En aproximadamente la mitad de ellos, el lado izquierdo del cerebro rige el lado izquierdo del cuerpo.
Las personas diestras tienen dominancia por el hemisferio cerebral izquierdo, los zurdos y ambidiestros, pueden presentar dominancia izquierda, derecha o cruzada. Por eso se habla de zurdo homogéneo si esta lateralidad concierne a los otros órganos, como el oído, el ojo o la pierna, y en el caso contrario se habla de zurdo parcial, que es el que tiene lateralidad cruzada.
Pero, qué pasa con la escritura. Bueno, en la mayoría de las personas se regula desde el lado izquierdo, pero se ha descubierto que un 15 por ciento de los zurdos tiene centros del habla en ambos hemisferios.
Una creencia sugiere que los zurdos son más inteligentes o creativos que los diestros, aunque hay un debate sin resolver dentro de la comunidad científica sobre cómo relacionar la inteligencia con la creatividad. Esto pudiera deberse al hábito desde temprana edad de los siniestros de adaptar y crear recursos para uso personal en el mundo de los diestros.
