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29 Noviembre 2010

Savant: el síndrome de la genialidad inconsciente

Son personas asociales y mentalmente disfuncionales que poseen capacidades extraordinarias en un área ligada al arte, la música, las matemáticas o la memoria.

El cerebro humano es una materia misteriosa. Ha tenido la misma eficiencia en la Edad Media que en la era de internet. Pero recién ahora, en el siglo XXI, con todos los adelantos científicos y tecnológicos, los investigadores han comenzado a observar al cerebro mientras éste se encuentra pensando. Durante esta búsqueda, hay quienes se han encontrado con sabios, o mejor dicho, con personas que muestran habilidades excepcionales en áreas como la música, el arte, las matemáticas o la memoria, pero que a pesar de ello sufren de trastornos importantes como autismo o retraso mental. Son conocidos como sabios prodigiosos o savant, cuyos dones se considerarían espectaculares, incluso en una persona sin discapacidad.

La mitad de personas con el síndrome del sabio, también conocido como savantismo, son autistas, mientras que la otra mitad tiene otra incapacidad relacionada con el desarrollo: retraso mental, lesión cerebral o enfermedad mental.

Existen menos de 100 sabios prodigiosos en todo el mundo y una de las personas que se ha dedicado al estudio de ellos ha sido el psiquiatra Darold Treffert, quien sirvió de consultor para la película Rainman (1998) para garantizar que el síndrome Savant fuese retratado con precisión.

Tan importante fue su trabajo que el ficticio Raymond Babbitt, hizo conocido este síndrome a nivel mundial y le valió un Oscar a Dustin Hoffman por su genial interpretación, galardón que el actor dedicó a Kim Peek, rindiendo así tributo al inspirador de la película y a otros superdotados.

A juicio del doctor Treffert, el síndrome de Savant no sólo proporciona una única ventana hacia el cerebro y su funcionamiento interno, sino que también al potencial oculto dentro de todos nosotros.

Los savant, término francés para virtuosos de las artes, muestran una yuxtaposición de una habilidad especial con un déficit cognitivo. Son personas que pueden realizar proezas memorísticas, pero en cuyas mentes hay algo que está mal. ¿A qué comportamiento secreto del cerebro humano sólo tiene acceso este grupo privilegiado?

El cerebro humano ha fascinado a los investigadores durante siglos. En el siglo XIX se produjo un avance importante cuando el médico alemán Franz Josef Gall desarrolló una audaz teoría: fue el primero en atribuir características particulares y capacidades intelectuales a distintas regiones del cerebro. No obstante, sus mapas cerebrales eran tan erróneos como las cartas de navegación de Colón, permitieron que la tecnología de los últimos años hiciera posible medir el cerebro con precisión milimétrica y rastrear en detalle las extraordinarias capacidades de personas como Kim Peek, quien hasta el día de su muerte recordaba el 98 por ciento de los 12 mil libros que había leído durante su vida. Su capacidad de almacenar información era virtualmente ilimitada. No entendía lo que retenía, porque no necesitaba recordarlo ni pensarlo, simplemente estaba ahí.

El doctor Treffert cree que estas personas poseen lo que él ha llamado memoria genética, es decir, que al nacer vienen con una especie de disco duro que contiene conocimientos que con el tiempo se van desarrollando de manera extraordinaria, en desmedro de alguna otra capacidad.

"Ya se sabe que sólo usamos el diez por ciento de nuestro cerebro o menos, por lo que esta memoria podría representar a ese 90 por ciento subutilizado. En el reino animal vemos la memoria genética todo el tiempo, un ejemplo claro es cuando las aves migran. En consecuencia, la memoria genética de los seres humanos no debería ser ninguna sorpresa”, señala el especialista.

En el intento por descubrir cuál es la causa de este síndrome, los científicos han determinado, de acuerdo a la evidencia, que cuando una parte del cerebro no funciona de manera adecuada, la otra parte intenta compensar el problema.

Se ha creído en estos casos particulares, que el hemisferio izquierdo del cerebro está dañado, por lo que el cerebro se adaptaría y sobrecargaría al hemisferio derecho, que es el responsable de la creatividad y habilidades como el arte y la música.

El hemisferio izquierdo, que está relacionado con el desarrollo del lenguaje, la comprensión y el pensamiento lógico, es más vulnerable a las influencias nocivas prenatales, porque esta parte se desarrolla más tarde y más lentamente que el hemisferio derecho.

Una teoría sostiene que un exceso de testosterona circulante impediría el desarrollo del hemisferio izquierdo, provocando que las células nerviosas migren hacia el hemisferio derecho y sobre desarrollen esa parte del cerebro. Debido a que la testosterona alcanza niveles muy altos en los fetos masculinos, esto podría explicar por qué el síndrome de Savant es seis veces más común en niños que en niñas.

Estos estudios han promovido la idea de la plasticidad del cerebro. La memoria fenomenal es el sello distintivo de los savant. No poseen memoria conceptual, sino que una especie de memoria literal. Es decir, son capaces de ver las partes de un cuadro, sin siquiera entender el cuadro en su conjunto. Perciben el mundo y lo reproducen tal como es, sin interpretación alguna de por medio. Poseen capacidades asombrosas que parecen surgidas espontáneamente y que, a juicio de algunos especialistas, cualquiera podría desarrollarlas si practica lo suficiente.

Se cree que en las actividades rutinarias el cerebro recibe un aluvión de sonidos, imágenes, hechos y figuras, pero esa información es filtrada por el cerebro, cuyo resultado consciente es la realidad simplificada. De esta manera, evitaríamos la sobrecarga sensorial para poder movernos de mejor manera en el mundo complejo.

Entonces, esa parte del cerebro que bloquea y filtra el flujo de sensaciones e información es lo que en los savant se encuentra dañado. El problema radica es que aún no se sabe en parte del cerebro se encuentra. Ellos ven lo que nosotros desechamos, ven el mundo tal como es.

El doctor Treffert piensa que si pudiésemos acceder a la información inconsciente que llega al cerebro también tendríamos capacidades de savant, desactivando esa parte del cerebro que en la mayor parte de este grupo de superdotados está dañada. Si se encontrara ese lugar, podríamos transformarnos todos en potenciales sabios.

La pregunta que surge de inmediato es ¿perderíamos también la consciencia de ese nuevo conocimiento? La respuesta habrá que esperarla una par de años más, cuando se den a conocer los resultados de los estudios actuales.

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