La osteoporosis es una enfermedad que a menudo pasa desapercibida hasta que sus efectos se hacen evidentes y que se caracteriza por una disminución de la densidad del tejido óseo, que hace que los huesos estén más propensos a fracturas y lesiones.

Además de la edad, también existe una predisposición hereditaria. En el caso de las mujeres, las posibilidades de padecerla durante la postmenopausia aumentan.

Especialistas recomiendan prestar atención a ciertas condiciones que aumentan el riesgo como la celiaquía, uso crónico de corticoides, diabetes y artritis reumatoide, además de pacientes con fracturas en cadera, muñeca, columna y costillas.

En materia de prevención, es importante tomar conciencia sobre la relevancia que tiene la buena alimentación y mantener un estilo de vida saludable. Algunas de las medidas clave son llevar una dieta equilibrada, practicar ejercicio, consumir suplementos de calcio y vitamina D bajo supervisión médica y evitar el tabaco y alcohol.

El diagnóstico generalmente implica una combinación de evaluación clínica, test de densidad ósea y, en algunos casos, pruebas de laboratorio. En esa línea, es fundamental realizar una densitometría ósea a las mujeres a partir de los 60 años o después de la menopausia y a los hombres desde los 65.