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Los riñones desempeñan una función imprescindible para el organismo, pues se encargan de purificar la sangre desechando, a través de la orina, todas aquellas sustancias que pueden resultar nocivas. Además, participan en el control integrado del líquido extracelular, del equilibrio electrolítico y ácido-básico y producen hormonas como el calcitriol o la eritropoyetina activando metabolitos como la enzima renina. 

Las enfermedades que presentan se denominan nefropatías, término que considera todos aquellos trastornos que afectan, de manera temporal o crónica, su funcionalidad y fisiología. Entre las principales se encuentran la enfermedad renal crónica, cáncer de riñón, insuficiencia renal aguda, cálculos, nefropatía diabética y glomerulonefritis. En niñas, niños y adolescentes las más comunes son la obstrucción de la válvula posterior de la uretra, hidronefrosis fetal y enfermedad poliquística.

Cerca de 10% de la población mundial padece enfermedad renal crónica, cuadro que no tiene tratamiento, es progresivo y no presenta síntomas hasta etapas avanzadas, cuando el paciente requiere soporte vital: diálisis y trasplante de riñón. Por este motivo es fundamental prevenir desde la infancia adoptando hábitos como una dieta saludable, disminuir el consumo de sal, actividad física regular e ingesta de al menos dos litros de agua diarios.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Nefrología, en Paraguay 1.300 personas con insuficiencia renal son sometidas a diálisis. En este contexto, la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción ha potenciado durante casi 10 años la formación de profesionales en esta área.

“El país necesitaba más especialistas. En esos tiempos teníamos apenas a cuatro nefrólogas pediátricas y los niños con patologías crónicas debían desplazarse hasta Argentina o Brasil. Desde la habilitación del postgrado en 2013 sumamos 12 egresados, lo que disminuyó los viajes al exterior en busca de tratamiento”, comenta la doctora Leticia Florentín de Merech, coordinadora general.

Varios de los médicos que cursaron el programa en el Hospital de Clínicas se quedaron a trabajar en el Departamento de Nefrología del nosocomio, “lo que llevó a la conformación de un plantel capacitado que está sacando adelante a los pacientes con bastante solvencia”.

El postgrado en nefrología pediátrica es un curso intensivo que incluye residencia, con duración de dos años. Existe la opción de subespecializarse en trasplante o diálisis, lo que requiere otro año de entrenamiento.

“Desde el postgrado realizamos un servicio integral a través del consultorio. Atendemos patologías agudas, crónicas y hasta trasplantes renales, procedimientos de diálisis peritoneal y hemodiálisis”, destacó la doctora Florentín.