Nuevos enfoques en obesidad infantil incluyen fármacos y cirugías
Mayor prevalencia durante la pandemia motivó que la Academia Americana de Pediatría actualizara sus directrices para abordar la enfermedad.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las tasas de obesidad y sobrepeso se han triplicado desde 1975 en la población general y aumentado casi cinco veces en niñas, niños y adolescentes de todas las edades y grupos sociales.
En la Región de las Américas, según estimaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), OMS y Banco Mundial, la prevalencia en menores de cinco años es de 7,3% y a partir de esa edad hasta los 19 alcanza 33,6%.
En Estados Unidos, la Academia Americana de Pediatría (AAP) calcula un aumento de tres puntos en el índice de obesidad y sobrepeso en niños y adolescentes durante la pandemia pasando de 19% en 2020 a 22% en 2021. Los afectados serían más de 15 millones.
En este contexto, la agrupación científica actualizó sus directrices incluyendo por primera vez la farmacoterapia y la cirugía metabólica y bariátrica. También se refuerzan recomendaciones asociadas al tratamiento intensivo del estilo de vida. El enfoque preventivo será tratado en una próxima declaración.
“Las nuevas pautas indican que la primera línea de abordaje son los cambios intensivos en el comportamiento y estilo de vida, algo que se aconsejaba desde antes. Ahora, si cambios de este tipo no funcionan, recomendamos a los médicos considerar la prescripción de medicamentos y cirugías en casos extremos”, comenta el doctor Andrés Cotton, vocero de la AAP.
“Para los niños de 12 años o más se sugiere incluir medicación y procedimientos quirúrgicos, combinados con cambios en el estilo de vida. Hay evidencia de que no solamente la administración y la actividad física influyen en el peso de una persona, sino que existen aspectos genéticos y hormonales. Sobre esta base, en los últimos años se han desarrollado fármacos muy efectivos”.
En comparación con los niños saludables, los que sufren sobrepeso y obesidad tienen mayor riesgo de asma, apnea del sueño, problemas óseos y articulares, diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas. En la adultez aumenta la exposición a accidentes cerebrovasculares, cánceres, muerte prematura y trastornos de la salud mental como depresión y ansiedad.
