El Centro Médico Bautista registró el primer parto en el agua del país
Ahora las madres tienen una nueva opción para vivir el inolvidable momento del nacimiento de su hijo a través del parto bajo el agua, presentándose menos dolor que durante el parto natural o incomodidades a través de cesárea.
Sumergidas en agua desde la cintura hasta los pies. Las madres paraguayas podrán disfrutar realmente del instante de ver a sus bebés llegar al mundo, terminando con el tradicional concepto de dolor que se había fijado en las mujeres a través de varios siglos y se reafirma mucho más durante los últimos meses de embarazo.
El primer parto con este método, fue realizado el jueves 4 de agosto con total éxito en las inmediaciones del Centro Médico Bautista (CMB). Los profesionales afirmaron contar con todo el equipo necesario para el nacimiento de la pequeña Gianna.
“Estamos totalmente equipados con una pileta y gym ball junto con los demás elementos para el proceso”, afirmaron.
Para esta implementación, el equipo médico contó con la colaboración de excelentes profesionales como el Dr. Rubén Ruttia (Jefe de Obstetricia), el Dr. Guillermo Ramalho y la Lic. Patricia Ruiz Diaz. Todo el equipo del Centro Médico Bautista se encuentra capacitado para este nuevo procedimiento.
Cuándo y cómo traer hijos al mundo es una decisión que se toma de a dos, compartiendo, además de la alegría, el compromiso de planificar; Édgar Parodi (29) y Laura Garcete (25) fueron los afortunados en recibir a la pequeña.
Ambos se informaron sobre los beneficios recibieron el apoyo de los profesionales médicos y fue así que dieron la bienvenida a Gianna Valentina, en un parto bajo el agua, el primero en un hospital de nuestro país.
Desde que supieron que la cigüeña vendría, se prepararon y el centro privado al que acudieron previó todo lo necesario para el alumbramiento.
Más humanizado
Cuando el bebé sale, el padre puede ser quien corte el cordón umbilical para darle libertad a este nuevo ser que representa una gran satisfacción para sus padres desde el momento en que lo ven llegar al mundo.
“Solo buscamos lo mejor para nuestra hija, respetar más lo que es el parto, que sea más humanizado y que no sufra tanto en el momento de nacer y en su nuevo contacto con el mundo exterior”, contó Édgar, emocionado aún de acompañar a Laura en todo.
La idea de la pareja es que este tipo de parto, cada vez más difundido en el mundo, se conozca en Paraguay; que los hospitales puedan abrir sus puertas a una forma de alumbramiento donde hay respeto a la naturalidad y tiempo para parir de cada mujer.
Durante el parto el padre trataba de apoyarla, sostenerla y, sobre todo, acompañarla. “Esto es de los dos, el peso de la responsabilidad no debería de recargarse solo en la mujer y creo que es lo mínimo que un hombre puede hacer” finalizó Parodi.
Desde la Unión Soviética…
En ese entonces surgieron historias muy interesantes sobre el trabajo Igor Chercovsky, científico y curandero ruso primordialmente autodidacta, el cual dirigió una investigación sobre animales pariendo en el agua. También observó la conducta de los bebés en el agua, incluyendo la de su hija Veta, que nació prematuramente en 1963. Chercovsky puso a su recién nacida en una tina de agua caliente durante varias semanas, arguyendo que no tendría que luchar contra la gravedad y por lo tanto no gastaría tanta energía en sobrevivir como la que requeriría en la incubadora del hospital. La hija de Chercovsky sobrevivió y él continuó investigando sobre este método.
Durante la misma época pero en Rusia, el Dr. Frederick Leboyer introdujo el concepto del baño caliente para el bebé después del parto. El recién nacido podía experimentar el agradable retorno al placer del mundo fluido que acababa de dejar.
Uno de los primeros que propuso abiertamente el parto en el agua fue el médico francés Michel Odent. Proporcionando una tina con agua caliente para la labor y el parto, Odent ofrecía más comodidad y libertad de las que nunca había gozado la mujer parturienta. El foco principal del trabajo de Odent fue asistir a cada mujer que daba a luz a su propio modo y bajo sus propios instintos.
Además, el médico descubrió que cuando las contracciones de la mujer se vuelven más dolorosas y menos eficaces, el descansar en el agua caliente suele proporcionarles alivio, especialmente para las mujeres cuya dilatación no progresa más de cinco centímetros.
En 1981 en América, un grupo de parteras ya conocían el exitoso trabajo de Michel Odent, muchos padres querían dar a sus hijos una entrada en el mundo bastante diferente. Durante los primeros años de la década de 1980, cuando estas parejas renacedoras comenzaron a tener a sus bebés en el agua, la mayoría de los partos no eran complicados y resultaban experiencias muy gratificantes.
En el verano de 1993 casi mil mujeres dieron a luz en el agua y hoy por hoy son muchas mujeres que sueñan y prefieren un parto natural en la actualidad.
