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“La conjuntivitis es una inflamación de la mucosa que tapiza al ojo y se llama conjuntiva. Esta puede ser de diferentes etiologías, ya sea inflamatorias propiamente o infecciosas. Dentro de estas, a su vez, pueden ser bacterianas, virales o incluso provocadas por hongos. La sintomatología es muy parecida: congestión conjuntival o rojez, sensación de arenilla, lagrimeo y signos como hiperemia, secreción, adenopatía preauricular, etcétera. Estos últimos varían un poco dependiendo de qué germen sea el causante”. Así describe este trastorno el doctor Marco Bogado Lescano, miembro de las sociedades paraguaya y española de oftalmología, coordinador del Centro Oftalmológico María Auxiliadora, del Servicio de Oftalmología del Sanatorio La Trinidad y en Sur Visión Clinic.

"Con respecto al tratamiento, en general podemos decir que para las conjuntivitis bacterianas usamos colirios antibióticos y para las virales la terapia es sintomatológica”, agrega el profesional formado en la Universidad Nacional de Asunción, especializado en la Cátedra de Oftalmología de la institución y fellowship en glaucoma en la Universidad de Valladolid (España). También integró el Departamento de Glaucoma del Institut Catalá de Retina en Barcelona, experiencia que le permite profundizar en el vínculo que existiría entre la conjuntivitis y la COVID-19, como lo sugieren algunos estudios publicados durante los meses de pandemia.

- Doctor, la Academia Americana de Oftalmología publicó una revisión que asocia la COVID-19 con la conjuntivitis, ¿cuál es su opinión?

Existen reportes de la experiencia en Wuhan y otros sitios que han sido publicados y recogidos por la Academia Americana de Oftalmología, en donde se menciona a la conjuntivitis como una de las manifestaciones de la COVID-19, con una prevalencia entre 1% y 5% de los casos. Es bien conocido que los coronavirus producen además de conjuntivitis numerosas afectaciones oculares en animales como felinos y roedores, por lo cual queda por determinar qué otras manifestaciones oculares podrían darse en los seres humanos. 

- También se sugiere que SARS-CoV-2 puede transmitirse por contacto de aerosol con la conjuntiva… 

La conjuntiva expresa los receptores ACE2, similares a los que se encuentran en mucosa orofaríngea y pulmonar donde se une el virus para su ingreso a las células. Se cree que el contacto con la mucosa conjuntival ya sea en forma de aerosoles, a través de gotas, o por ejemplo la mano contaminada, podrían permitir el ingreso del virus. Debido a la pandemia, se debe considerar al paciente con conjuntivitis como posible portador de COVID-19, independientemente de que tenga o no síntomas respiratorios. 

- ¿Esto puede resultar útil para orientar un diagnóstico de COVID-19?

Se describe que en algunos casos en la enfermedad de COVID-19 se puede presentar una conjuntivitis folicular, bastante inespecífica, muy similar a las causadas por los demás virus, por lo tanto, cuando recibimos a un paciente con conjuntivitis debemos hacer previamente un buen interrogatorio, más aún si presenta otros signos como fiebre, tos y dificultad respiratoria. No obstante, vale la pena mencionar en este punto que ante un paciente con conjuntivitis y sospecha de COVID-19, se recomienda que el triaje e incluso el tratamiento lo hagamos vía telefónica o teleoftalmología, antes de acudir al consultorio. Esto teniendo en cuenta la alta exposición que tenemos en la atención presencial. En algunos reportes se relaciona la presencia de conjuntivitis a alta carga viral e incluso casos más severos de neumonía.

- ¿Qué medidas de seguridad se deben adoptar?

La recomendación dada por la Sociedad Paraguaya de Oftalmología, así como otras agrupaciones internacionales, es que se sigan protocolos de protección cuando examinamos a cualquier paciente, independientemente si tenga o no síntomas respiratorios. En tiempos de pandemia, el oftalmólogo debe trabajar usando un equipo de prevención que incluye guantes, tapabocas del tipo N95, preferible mascarilla quirúrgica por encima de esta, gorro, gafas y eventualmente protector facial. Además, todo paciente que acuda a la consulta debe llevar tapabocas. En Paraguay, de momento, no tenemos reportado casos de conjuntivitis y COVID-19.

- ¿Cuál es la metodología de trabajo?

En primer lugar, los protocolos recomiendan que en estos momentos debemos ceñirnos a atender solo los casos urgentes, para lo cual es necesario disponer de un buen sistema de triaje que ya lo podemos hacer en forma no presencial. También debemos realizar una pequeña entrevista a modo de anamnesis y así limitar el tiempo en consulta. Es conveniente explicar al paciente que antes de entrar debe seguir las siguientes recomendaciones: pisar con las suelas de los zapatos en un trapo embebido en hipoclorito de sodio diluido, lavarse las manos, evitar hablar cuando está en examinación en lámpara de hendidura y que, en lo posible, limite tocar cosas. Ideal sería tener un consultorio con posibilidad de ventilación y restringir el uso del aire acondicionado, en caso de que se formen aerosoles. Por último, siempre acudir a la consulta solo o con máximo de un acompañante, ambos deben ir con tapabocas y manteniendo la distancia de seguridad de 1,5 metros en sala de espera. Se deberán espaciar las visitas y efectuar una adecuada descontaminación del consultorio y elementos que fueron manipulados. En caso de que el paciente presente síntomas de COVID-19, debería comunicarse a la línea telefónica 154 y no acudir a la consulta presencial en principio.

- ¿Qué opina del uso de la hidroxicloroquina para el tratamiento de la COVID-19? Existe controversia al respecto y, en salud visual, la experiencia sugiere que su ingesta durante un tiempo prolongado, en dosis elevadas, puede tener efectos nocivos irreversibles para la retina…

Por ahora, no existe evidencia científica robusta acerca de la eficacia del uso de una determinada medicación para el tratamiento de la COVID-19, pero existen protocolos donde se utiliza la hidroxicloroquina, entre otros fármacos. Esta es una medicación utilizada para el tratamiento de la malaria, también de patologías como el lupus y artritis reumatoide. Es conocido el efecto acumulativo, sobre todo de la cloroquina, en la retina donde puede producir una maculopatía tóxica llamada en “ojo de buey”, sin embargo, la dosis utilizada de hidroxicloroquina, así como el tiempo de tratamiento en la COVID-19, se consideran seguras. Eventualmente, en determinados pacientes que ya usaban esta medicación por tiempo prolongado y sobre todo aquellos con factores de riesgo de toxicidad, podría valorarse riesgo/beneficio. 

- Estudios plantean que una lágrima podría convertirse en una fuente de contagio de COVID-19, ¿está de acuerdo?

Existen reportes donde se han detectado fragmentos de ARN del virus en muestras de saco conjuntival y en lágrimas de una pequeña proporción de pacientes sintomáticos e incluso en algunos asintomáticos, aunque esto fue rebatido por otras publicaciones donde señalan ninguna o muy escasa presencia viral en lágrimas. Estas aparentes contradicciones pudieran deberse a sesgos debido al método utilizado para toma de muestra y procesamiento. Mi opinión es que hasta que no se demuestre fehacientemente lo contrario, deberíamos de considerar también a las lágrimas como probable fuente de contagio.

- La Sociedad Paraguaya de Oftalmología ha impulsado permanentemente actividades de actualización científica y, en el marco de esta pandemia, la difusión de conocimientos cobra aún más relevancia…

Nuestra agrupación ha venido organizando con éxito ponencias de primer nivel, con invitados nacionales y extranjeros. Ha estado apostando fuerte a la formación continua y excelencia académica de cada uno de los socios. Es digno de destacar la capacidad organizativa y el esfuerzo que realiza la presidenta, doctora Sara Pozzi, así como el comité académico y miembros que la acompañan. A consecuencia de esta emergencia sanitaria, este año no podremos materializar varias iniciativas, pero con las herramientas tecnológicas disponibles seguiremos brindando asistencia académica de manera virtual, a través de ateneos o conferencias, sobre todo ahora.

- Doctor, ¿qué comentario le gustaría compartir al cierre de esta entrevista?

Esta situación que atravesamos nos obliga a cambiar nuestros hábitos sociales, a fortalecer nuestros sistemas de salud y a incorporar nuevas herramientas tecnológicas de comunicación. Muchos de estos cambios llegaron para quedarse.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez