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22 Abril 2024

Dra. Soledad Coronel Paredes:

“Los cigarrillos electrónicos perjudican el control de la epidemia de tabaquismo”

Estos dispositivos contienen nicotina y pueden provocar problemas cardiovasculares, respiratorios y oncológicos. Niños y adolescentes ven comprometidos su desarrollo cerebral afectando la atención y aprendizaje.

En su práctica profesional, la doctora Soledad Coronel ha advertido un uso cada vez mayor de cigarrillos electrónicos en la población infantojuvenil, una realidad que, a su juicio, puede generar severas consecuencias sobre la salud.

La especialista de la Cátedra y Servicio de Neumología del Hospital de Clínicas – Universidad Nacional de Asunción (UNA) y del Instituto de Previsión Social (IPS), advierte que dispositivos como el vape o pod pueden provocar adicción a la nicotina.

"Estos cigarrillos son la forma más común de los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN). Son nocivos no solo por la cantidad del compuesto orgánico que contienen, sino también por su gran variedad de sustancias, las que pueden ser tóxicas y cancerígenas", asegura la académica, integrante de las Sociedades Paraguaya de Neumología, Latinoamericana del Tórax, Europea Respiratoria y Española de Neumología y Cirugía Torácica.

- ¿A qué sustancias se refiere?

El líquido del cigarrillo electrónico contiene productos químicos que son potencialmente dañinos, entre los que se encuentran la nicotina, sustancia psicoactiva altamente adictiva y con un potencial tóxico cardiovascular; saborizantes como el diacetilo, vinculado con enfermedad grave en los pulmones; propilenglicol y glicerina, compuestos que están aprobados para su utilización por vía oral, pero que producen efectos negativos para el sistema respiratorio pues su inhalación lo irrita generando un ambiente propicio para las infecciones y agravando patologías como el asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

Además, contiene compuestos orgánicos volátiles que causan cáncer, solventes como el etanol que puede afectar negativamente el rendimiento psicomotor. Tras su calentamiento, en el aerosol son detectables sustancias tóxicas y carcinógenas como acrilaldehído, formaldehído, acetona y otros carbonilos, en menor o igual magnitud que en el humo de cigarrillos, así como diversos metales pesados como níquel, cromo, plomo y cobre, asociados con diferentes trastornos neurológicos, cardiovasculares, respiratorios, alérgicos y oncológicos. Partículas ultrafinas pueden llegar profundamente hasta los pulmones.

También tetrahidrocannabinol (THC), un componente psicoactivo de la planta de marihuana y acetato de vitamina E, que produjo lesiones pulmonares en más de mil informes, que incluyeron varias muertes según reportes de la FDA.

- ¿Cómo funcionan?

Estos dispositivos incluyen una batería de activación, una fuente que calienta el líquido para convertirlo en un aerosol de partículas diminutas -a veces referido como vapor-, un cartucho o depósito que contiene el fluido y una boquilla o abertura utilizada para inhalar. 

El calentamiento del propilenglicol y la glicerina genera acroleína que causa inflamación pulmonar crónica, reducción de la inmunidad, inflamación de los neutrófilos, hipersecreción y daño del tejido pulmonar mediado por proteasas, que están relacionados con el desarrollo de EPOC.

- ¿Cuáles son las diferencias entre estos dispositivos y el cigarrillo convencional?

Al vapear no hay combustión del tabaco ni se fuma la nicotina directamente como sí ocurre con el cigarrillo, tampoco contienen siete mil sustancias químicas tóxicas como los convencionales. Son promocionados como más saludables y útiles para dejar de fumar, por lo tanto, las empresas que producen y promueven estos dispositivos afirman que son potencialmente menos dañinos que fumar tabaco. A eso se agrega que no emiten olores y no dejan la sensación de tabaco en la boca.

Son promovidos como productos sin humo, pero esto no los hacen inocuos, pues ya se ha demostrado que contienen sustancias tóxicas para los pulmones. Por otro lado, aunque la percepción general entre el público es que los e-cigs son más seguros, la realidad es que no lo son. La industria está cambiando rápidamente -con una regulación mínima- lo que lleva a que este tema se convierta en un problema de salud pública. Todos deberíamos tomarnos muy en serio este asunto, porque se compromete la salud pulmonar y existe riesgo de cáncer y adicción.

- ¿Son eficaces para dejar de fumar? 

Aunque algunas personas dicen que les han ayudado a dejar de fumar, investigaciones recientes sugieren que los cigarrillos electrónicos no contribuyen en ese objetivo y su consumo no es seguro. De hecho, puede llevar a un aumento en el tabaquismo por varias razones: los adultos que los usan tienen más probabilidades de seguir fumando que dejar de hacerlo, pueden provocar la necesidad de volver a hacerlo cuando los exfumadores los utilizan y los niños que acceden a ellos también llegan a los cigarrillos normales. Por ello, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) los han llamado la puerta al tabaco.

- ¿Cómo se instala la idea de que estos dispositivos no son dañinos?

A través de promociones y publicaciones que aseguran que no contienen todas las sustancias tóxicas como los convencionales y no producen combustión de tabaco. No obstante, los cigarrillos electrónicos no son inofensivos. Emiten aerosol y no vapor de agua. Este aerosol, como ya lo hemos mencionado, contiene numerosas sustancias tóxicas y cancerígenas, además de nicotina. Aun cuando el tanque está rotulado como libre de nicotina, puede contenerla pues no están regulados, a diferencia de los medicamentos diseñados para dejar este hábito.

- ¿Por qué resultan tan atractivos para los jóvenes?

Las motivaciones que llevan a las personas jóvenes a experimentar con cigarrillos electrónicos son múltiples. Entre ellas están la curiosidadbaja percepción de riesgo, la presión de sus pares y la permeabilidad a los mensajes difundidos por medios de comunicación y redes sociales.

Los factores que hacen que esta forma de consumo de nicotina esté presente son: la facilidad con la que se pueden obtener a través de venta por internet o en tiendas con escasa regulación y control; la atractiva publicidad de la industria del vapeo, la variedad de sabores de los e-líquidos y la creencia de que son más seguros que los convencionales.

- ¿Qué produce la nicotina en el organismo?

La nicotina es una sustancia altamente adictiva. Genera efectos biológicos que se extienden a todos los sistemas corporales. Tras su administración, se eleva el tono simpático incrementando la demanda miocárdica de oxígenofrecuencia cardíaca, presión arterial y vasoconstricción.

Estos efectos son mucho más intensos por vía inhalatoria (o intraarterial como la recibe el feto). Aunque con una menor repercusión poblacional, la nicotina es además un co-carcinógeno reconocido que promueve el crecimiento de tumores y metástasis, aumentando la angiogénesis e inhibiendo la apoptosis.

Se ha descrito también mayor resistencia a los agentes quimioterapéuticos y disminución de la respuesta inmunológica.

- ¿A qué consecuencias se exponen los jóvenes?

El uso de nicotina en la adolescencia puede dañar las zonas del cerebro asociadas con la atención, aprendizaje, estado de ánimo y control de los impulsos.

Los jóvenes que usan estos dispositivos electrónicos tienen más probabilidades de fumar cigarrillos tradicionales en el futuro. La nicotina en la adolescencia también puede aumentar el riesgo de trastornos por uso de sustancias.

Para comprender todos sus efectos dañinos pasaron cerca de 20 años y todavía queda mucho por conocer sobre las consecuencias a largo plazo.

- ¿Cuáles son los efectos sobre los sistemas respiratorio y cardiovascular?

El uso de cigarrillos electrónicos se ha asociado con aumento de la reactividad bronquial, disminución de los mecanismos de defensa, mayores secreciones respiratorias e incremento de los fenómenos de citotoxicidad y necrosis en el compartimento alveolar.

Cada vez aparecen más casos de trastornos inflamatorios que afectan a las vías respiratorias pequeñas y los alvéolos (neumonía lipoidea, eosinofílica y organizada, hemorragia alveolar difusa, bronquiolitis respiratoria, enfermedad pulmonar intersticial asociada a bronquiolitis respiratoria y neumonitis por hipersensibilidad).

También se han establecido asociaciones con una mayor sintomatología de bronquitis crónica, tos crónica, flema, exacerbaciones del asma, incremento de la susceptibilidad a las infecciones respiratorias o retraso en su recuperación.

Pueden causar lesiones pulmonar asociadas al uso de cigarrillos electrónicos o vapeo (EVALI), caracterizada por daño alveolar difuso, neumonía lipoidea, neumonitis necrotizante aguda, neumonía organizada con macrófagos cargados de lípidos, inflamación no específica, neumonitis por hipersensibilidad y neumonía eosinofílica.

Existe evidencia creciente sobre la capacidad de los cigarrillos electrónicos de incrementar el riesgo cardiovascular. Diversos estudios de cohorte encuentran mayor riesgo -incluso hasta el doble- de padecer infarto de miocardio. Los estudios independientes sugieren que vapear es potencialmente lesivo para el sistema cardiovascular a través de mecanismos de trombosis y aterosclerosis, ya que producen disfunción endotelial, aumento de la agregabilidad plaquetaria y mediadores de inflamación. El riesgo es mayor en quienes presentan enfermedades cardiovasculares subyacentes y en las personas con consumo dual.

- ¿Cómo manejar este problema?

Estos productos están influyendo negativamente en el control de la epidemia de tabaquismo, dado que su promoción, en la mayor parte de los casos, desincentiva el abandono del consumo de tabaco. Gran parte de la publicidad se dirige a la población joven para introducirla al consumo de nicotina.

Debemos desalentar o desincentivar el uso de estos productos, en particular en niños, adolescentes y personas no fumadoras, dando a conocer a través de diversos medios de difusión los efectos dañinos que producen.

Es necesario concientizar a los padres sobre este problema para que ellos puedan acompañar y advertir a sus hijos sobre el uso de estos dispositivos y sus efectos a corto y mediano plazo.  Tenemos que aumentar la sensibilidad social, ayudando a la población a adquirir una percepción del riesgo. En determinados casos, se requiere apoyo conductual o psicológico.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez

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