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La Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), fue su casa de estudios, para luego realizar la residencia de medicina interna en la Primera Cátedra de Clínica Médica del Hospital de Clínicas, donde asegura conoció a quienes serían sus grandes maestros.

Define a la docencia como una de sus grandes pasiones, al punto de afirmarnos que le gustaría dedicarse a ella hasta el día de su jubilación. Aparte de la Universidad Nacional de Itapúa, da clases en la Universidad Nacional de Asunción, Universidad Católica, y además, le resta tiempo para cursar un doctorado en Ciencias Médicas, dictado por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Argentina.

Miembro de la Sociedad Paraguaya de Medicina Interna (SPMI), compartió con nosotros que realizó consultorio durante 22 años en el Instituto de Previsión Social (IPS) y de manera particular durante 18, para luego retirarse, ya que es de la filosofía de abrirse otros caminos, para dar oportunidad a los jóvenes.

Habló sobre los pilares de trabajo en el postgrado a su cargo y sobre el que considera más importante: incentivar a los residentes a investigar y así apuntar a la excelencia. Destacó que en ese marco ya obtuvieron varios primeros premios en importantes congresos nacionales e internacionales. 

- Cuéntenos… ¿Cómo fue que decidió especializarse en medicina interna?

Lo que pasa es que cuando hice el grado y después el internado, hubo personas a quienes admiraba exageradamente debido a la humanidad con que veían a los pacientes y además tenían tantos conocimientos y siempre estaban ahí al lado de los pacientes. 

Profesores como el doctor Luis Alberto Reyes; el profesor Walberto Morales; el profesor Cattoni -ya fallecido-, son algunas de esas personas. Entonces tuve una admiración impresionante por ellos y veía que en la recorrida los residentes no solo aprendían conocimientos, sino que les enseñaban habilidades y cuidaban muchísimo la relación médico-paciente. El paciente era para ellos algo demasiado importante, eso me gustó y me enamoré de la medicina interna.

- Respecto al Postgrado de Medicina Interna de la UNI… ¿Cómo llegó a la dirección académica?

Ocurrió que el Servicio de Clínica Médica se convirtió en una unidad formadora de residentes y ellos ingresan por el examen de la Comisión Nacional de Residencias Médicas (CONAREM). Entonces tenía que haber un director académico, y en este caso la Sociedad Paraguaya de Medicina interna (SPMI), que es la que tenía que acreditar, decidió avalar el postgrado de Medicina Interna, y quiso que el encargado fuese un internista  y allí me pidieron que me hiciera cargo.

Y ahora el postgrado de Medicina Interna del Hospital Nacional de Itauguá renunció al aval de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), y a partir de ahora se hace cargo la Universidad Nacional de Itapúa (UNI), y estamos trabajando ya como para que en el 2015-2016 se unifique totalmente esto.

- ¿Desde hace cuánto tiempo está a cargo?

Hará 5 años y estoy por dejar. Yo creo que cuando uno ya formó personas en el lugar donde está, se puede retirar, pues nadie es indispensable. 

En el Hospital de Clínicas, pasé por todos los lugares. Fui residente, médica de guardia de Urgencias, instructora, coordinadora general de enseñanzas y luego jefe de sala, entonces después miré hacia atrás y había muchísimas personas esperando que alguien se mueva, y tiene que ser la cabeza la que se mueva y dé lugar a otros.

Lo mismo pasa ahora en la UNI, creo que me puedo retirar tranquila porque dejé a cuatro o cinco personas que están muy bien formadas como para hacer lo mismo o mejor de lo que hice yo.

- Compártanos cómo es un día de trabajo en el postgrado de la UNI…

Los directores académicos deben ir una vez al mes, pero yo particularmente voy una vez a la semana y comienzo el día, generalmente, reuniéndome con el coordinador de Clínica Médica, que es el doctor Manuel Codas.

Él me pone al día sobre cómo estuvieron las actividades programadas para la semana, si se cumplieron o no, después veo a dos o tres pacientes que ellos en especial quieren que observe, y luego realizamos charlas, algún tema que tengo que dar o alguna reunión bibliográfica donde algún residente expone un tema. A veces también hacemos una reunión clínica sobre pacientes en los que tenemos muchas dudas diagnósticas.

- Cuando habla de pacientes… ¿Se refiere a qué centro médico?

Al Hospital Regional de Encarnación, donde se realizan todas las prácticas. También los residentes del segundo año van al Hospital Nacional de Itauguá, aproximadamente seis meses, y están en el Servicio de Urgencias y en la Terapia.

En el tercer año pasan a realizar consultorios con especialistas en el Hospital de Itauguá también, a través de un convenio que la Universidad Nacional de Itapúa (UNI) tiene con el centro médico. Y ahora ya prácticamente eso va a ser siempre e incluso habrá rotación de residentes de uno y otro lugar.

- ¿De cuántos residentes a su cargo hablamos, doctora?

El cupo que nos dio la CONAREM es de seis. Primero entraron tres, después seis y ellos van pasando al segundo y hasta el tercer año. Este es el primer año que vamos a tener médicos egresados que ya terminaron la especialidad e ingresaron por la CONAREM.

- Sobre la formación de estos residentes, cuéntenos más…

Estoy segura de que falta mucho más y estamos procurando, pero por suerte tengo a mi lado al doctor Manuel Codas, que es una persona inquieta, curiosa, y a través de él, por ejemplo, nos conectamos con una universidad de Alemania, y uno de los egresados de la residencia, Cristian Landi, ahora va allí en febrero para hacer investigación. 

Y nos conectamos mucho con la SPMI, porque los días que hace presentación de los mejores casos clínicos, nosotros conseguimos también participar vía Skype, y entonces también recibimos en Itapúa, todo lo que se desarrolla en Asunción. 

Los residentes realizan muchos trabajos científicos que nos trajeron muchísimas satisfacciones, ya que incluso ganaron primeros premios. En presentación de temas libres, también ganamos el primer premio en el Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Medicina Interna (SOLAMI).

- Háblenos sobre el contenido de esas investigaciones realizadas y los premios obtenidos…

Realmente presentamos casos raros de tuberculosis en una oportunidad y al jurado que era internacional le gustó mucho el tema, y entonces obtuvimos el primer premio en el Congreso de Medicina Interna.

La siguiente oportunidad fue la SOLAMI, y allí presentamos un tema sobre automedicación. Hicimos una encuesta validada y se vio que se automedicaban muchísimas personas, y para nuestra sorpresa, los que más lo hacían eran universitarios, y la razón era porque le decía el amigo o la mamá; y las personas humildes también se automedicaban, pero con medicamentos empíricos, no precisamente con los farmacológicos. Ese es el trabajo que ganó el primer premio en la SOLAMI.

- ¿Se puede decir que uno de los pilares centrales del postgrado es la investigación?

Primero decirte que logramos tener el postgrado con mucho esfuerzo, y gracias a la ayuda de la SPMI, y entonces nos propusimos ser los mejores, y para ello se debe estudiar y hacer trabajos de investigación. Entonces, en todos los congresos presentábamos algún caso o trabajo y siempre traíamos mención de honor o primer premio.

Yo soy del parecer que el residente no solo tiene que tener conocimientos o habilidades, sino que tiene que hacer investigación. Es obligatorio que investigue, y por eso elegimos que incluso residentes que egresan puedan ir a hacer investigación, porque la investigación hace que cambie todo, incluso que tengamos otra mentalidad, y en Paraguay no se hace mucha investigación, excepto a través de las sociedades, pero tampoco hay mucho aporte económico para ello, generalmente sale del bolsillo de cada uno.

- Si tuviera que hacer una evaluación rápida de todo lo alcanzado en este tiempo en el postgrado…

Desde el punto de vista de la infraestructura conseguimos muchas cosas a través de la autogestión. Logramos mejorar la sala de internados, que la limpieza sea buena en cuanto a la bioseguridad, tomamos el consultorio y mejoró muchísimo en cuanto al aspecto, y los médicos también tuvieron que adecuarse a lo que decía la jefatura de servicio, que en este caso está a cargo del doctor Codas.

Incentivamos a los residentes a leer y a investigar. Leer sobre sus pacientes y pensar siempre en lograr la excelencia o por lo menos acercarse y creo que lo estamos logrando.

Les motivamos mucho y a veces les castigamos también, pero estoy satisfecha con lo que hicimos y logramos.