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Los tratamientos de las lesiones del aparato locomotor han evolucionado en paralelo al desarrollo de la ortopedia y traumatología y al impulso de actividades deportivas, tanto profesionales como amateur.

Al principio eran netamente asistenciales con uso de medicamentos antinflamatorios y, en caso de traumatismos más graves, cirugías de restablecimiento. No se contaba con alternativas para procesos degenerativos en los que, por ejemplo, no quedaba más que prescribir reposo absoluto o esperar que la articulación estuviera totalmente destruida para recurrir a una prótesis.

Actualmente la medicina regenerativa y la ingeniería tisular permiten reestablecer el equilibrio entre la anatomía y la función normal de los órganos después de una lesión, mediante la estimulación de los mecanismos de reparación del propio cuerpo.

El traumatólogo Leopoldo Parada Pozas, past president de la Asociación Chilena de Ingeniería Tisular y Ondas de Choque (ACHITOC), comenta que “la combinación entre medicina y biotecnología ha sido un gran aporte para resolver procesos de regeneración de tejidos biológicos”.

“En mi especialidad se refiere a hueso, cartílago, tendones, ligamentos, músculos, nervios o piel. Y para lograr esto trabajamos con tres elementos fundamentales: células madre, matrices o scaffolds y activadores celulares biológicos o físicos. Dentro de estos últimos, principalmente, ondas de choque”.

Para conocer sobre esta innovadora estrategia terapéutica, con la que se puede alcanzar una recuperación funcional más rápida minimizando dolor e inflamación en la articulación, el doctor Parada conversó con SAVALnet. 

- ¿Cuáles son las aplicaciones de la medicina regenerativa en traumatología y medicina del deporte?

En esta especialidad se refiere al abordaje de lesiones musculoesqueléticas en las cuales es necesario mejorar o potenciar un proceso natural de regeneración, inducir uno que no se ha iniciado u optimizar los resultados de tratamientos quirúrgicos cuando se requiere mayor efectividad o rapidez en la recuperación. Por ejemplo, una patología frecuente es la no unión o pseudoartrosis de fracturas de húmero, fémur, tibia, operadas o no. Otro número importante corresponde a lesiones de cartílago en cadera, rodilla y tobillo, que son focales únicas o bien parte de una artrosis en etapa inicial. En deportistas estos problemas musculares y ligamentarios pueden ser manejados con el apoyo de técnicas de medicina regenerativa. Igualmente, asistimos heridas crónicas de pie diabético o úlceras por insuficiencia venosa.

- ¿Cuándo comenzó a interesarse por la ingeniería tisular?

La primera vez que utilice una técnica de medicina regenerativa fue en 1994, en un paciente que padecía pseudoartrosis infectada de tibia y en el que recurrimos a su propia médula ósea. Luego, por varios años, apliqué plasma rico en plaquetas (PRP) en lesiones óseas, ligamentarias y articulares. En 2013 comenzamos con las ondas de choque, un sistema mecánico de estimulación de producción de factores de crecimiento en los tejidos tratados. Dado los excelentes resultados y a que su base común es la estimulación celular, con el apoyo de una empresa privada, en 2015 implementamos un laboratorio de cultivo celular para uso clínico y de investigación, el que años después incorporó un banco de criogenia para células madre mesenquimales de cordón umbilical de recién nacido, entre otras. Fue en ese momento en que el uso de conceptos de ingeniería tisular entró de lleno en mi práctica clínica.

- ¿Cuál es la base de esta área?

La ingeniería tisular se dedica a generar tejidos vivos y surge de la unión entre medicina y bioingeniería. Básicamente, estudia tres componentes principales: las células madre, su matriz extracelular (scaffolds) y diversas técnicas estimuladoras de la multiplicación celular. El producto final es una propuesta terapéutica para cada caso en particular con relación a la patología a tratar y las características propias del paciente.

- ¿Qué aportes ha realizado esta estrategia a su especialidad?

Ha permitido obtener mejores resultados y de manera más eficiente, una rehabilitación precoz y menor dolor postoperatorio. En particular, la regeneración de cartílago en lesiones pre artrósicas genera grandes expectativas ante una enfermedad de magnitud mundial.

- ¿Cómo se resuelven los procesos de regeneración de tejidos biológicos?

Luego de un traumatismo este proceso siempre pasa por una fase de inflamación inicial, después de proliferación celular y, posteriormente, de remodelación. En cada una de ellas intervienen células específicas y sustancias bioquímicas que hacen de estimuladores biológicos precisos. En algunas ocasiones se altera alguna etapa de este programa y la ingeniería tisular nos entrega las herramientas para solucionar esta distorsión, ya sea con el porte de células, activadores o mejorando la matriz extracelular. De esta forma, el médico especialista cuenta con un grupo de técnicas que le permitirán apoyar el tratamiento en aquellos casos que esté indicado, con el fin de mejorar los resultados tanto en calidad como en menor tiempo. Lentamente, se está transformando en otra herramienta más a disposición del traumatólogo moderno, con pensamiento mecánico y biológico. 

- ¿Qué rol juega la innovación?

Siendo un área de la medicina muy joven, resulta fundamental para el desarrollo de la investigación. Por ejemplo, los estudios sobre nanomateriales para nuevos y mejores scaffolds para hueso y cartílago están ocupando gran número de las publicaciones científicas.

- Para cerrar, ¿de qué manera medicina regenerativa y la ingeniería tisular están abriendo el camino para las terapias del futuro?

Su desarrollo es una auténtica revolución, porque es una medicina totalmente personalizada, con un enfoque individual basado en regular los procesos de la inmunidad innata implicados en una enfermedad concreta. Si consideramos que en traumatología la tendencia va hacia tratamientos de tipo genético o de bioestimulación como complemento al abordaje convencional, en las que se mejora la calidad de vida del paciente, optimiza su recuperación y, además, disminuyen costos, entonces reconocemos a la medicina regenerativa e ingeniería tisular como motores propulsores. Esto recién comienza…

Por Carolina Faraldo Portus