Dra. Alejandra Flores Zamora:
“Debemos planificar anticipada y gradualmente la vejez”
La vulnerabilidad de las personas mayores promueve la discusión sobre los actuales abordajes, implementación de nuevos enfoques y la necesidad de una mirada que trascienda la contingencia.
El año pasado fue el punto de partida de la “Década del envejecimiento saludable”, iniciativa impulsada por la Organización Mundial de la Salud que busca construir, mediante la comprensión de los cambios demográficos y transición epidemiológica, sociedades preparadas para atender a una población envejecida.
Se espera que en 2030 las personas de 60 años y más llegarán a 1.400 millones, aumentando 34% en comparación a 2019. Dentro de poco representarán el 18,6% de la población en Latinoamérica, un escenario que preocupa a la Organización Panamericana de la Salud, ya que el aumento de la esperanza de vida no está aparejado a una mayor calidad de esta.
Según advierte la OPS, la COVID-19 ha expuesto la fragilidad de este grupo etario, de los sistemas de salud y entornos que los rodean. “Son más vulnerables en esta pandemia. Acumulan 22% de los casos, 81% de todas las muertes por la enfermedad y la tasa de mortalidad sobre los 80 años es casi 15%”, comenta la doctora Alejandra Flores Zamora, profesora asistente del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad de Concepción y especialista del Hospital Guillermo Grant Benavente (Chile).
“El impacto se sentirá en múltiples problemáticas, por la modificación de rutinas, disminución de calidad de vida, de los ingresos, por el temor al contagio, el confinamiento, aislamiento físico y social, falta de apoyo y sedentarismo, lo que podría llevar a depresión, ansiedad, deterioro cognitivo, baja de autoestima, sentido de propósito y valoración”.
La académica lideró un webinar en donde profesionales de Chile, Argentina, Costa Rica y México analizaron la salud mental de las personas mayores en Latinoamérica y reflexionaron sobre el rol que tienen en la sociedad y cómo los sistemas sanitarios deben promover un envejecimiento saludable tras la pandemia.
“Esto se ha convertido en un tema importante, porque la proporción y el número absoluto de personas mayores están aumentando. En 2015 solo Japón tenía sobre 30%, sin embargo, para 2050 se espera algo similar en otros países de Asia, Europa y América. El incremento de inmigrantes jóvenes y las consecuencias del SARS-CoV-2 podrían modificar la tendencia, pero eso aún está por verse”.
- Vivir más está asociado a mayor riesgo de sufrir enfermedades crónicas e invalidantes, vínculo que los especialistas se han propuesto abordar…
Envejecer saludablemente es vivir en bienestar toda la vida, enfrentando de forma adecuada y flexible los cambios biológico o desequilibrios que producen las pérdidas propias de la vejez.
El envejecimiento es un proceso dinámico, universal, heterogéneo, continuo y progresivo, irreversible, de ritmo modificable y definido por el impacto del tiempo, sociedad y cultura sobre la biología. La vejez, en cambio, es un constructo social cuyo contenido estará acorde con las variaciones culturales. Es una etapa de la vida, la más próxima a la muerte, mientras que el primero empieza desde la misma concepción del ser humano.
- ¿Qué cambios pueden preverse y cómo adaptarse a estos?
Se esperan en los ámbitos físico, social y cognitivo. Podemos adaptarnos a los primeros usando prótesis o dispositivos de apoyo y prevenirlos llevando una dieta saludable y ejercicio regular. Es necesario anticiparse a los segundos, diversificando roles y vínculos. Finalmente, mantenernos activos y prácticas simples como la lectura favorecen nuestra capacidad cognitiva.
Debemos ser flexibles ante los cambios, aceptar las transformaciones propias y ajenas, construir proyectos, recrearnos, romper rutinas y planificar anticipada y gradualmente la vejez.
- Usted qué recomendaría…
Este proceso se debe llevar con responsabilidad, pensar en el futuro y aceptar que la vejez es una etapa más de la vida. Tal vez se pierda fuerza y rapidez, pero en el camino se gana experiencia. Es importante eliminar los mitos y prejuicios que rodean a las personas mayores.
- ¿Como cuáles?
Existen muchas creencias negativas que generan discriminación. Por ejemplo, que es inútil invertir esfuerzos en personas que tienen pocas esperanzas de vida, pesimismo frente a cambios en los patrones de conducta, asegurar que las enfermedades mentales son inevitables, con cuadros irreversibles, que no tienen vida sexual y no incorporan nuevos conocimientos. O la idea de que la ancianidad está indisolublemente unida al sentimiento de soledad.
- Finalmente, ¿qué esfuerzos se deben hacer en el área en el corto y largo plazo?
La Organización Panamericana de la Salud conmemoró el Día Internacional de las Personas Mayores, invitando a reflexionar sobre la forma en que abordamos el envejecimiento y la vejez y los cambios de enfoque que, eventualmente, puede dejar la pandemia. Nosotros entendemos en ese mensaje la necesidad de materializar cambios de políticas que trasciendan la contingencia y garanticen un envejecimiento saludable.
Junto con prepararnos para una mayor demanda en los servicios de salud, debemos construir una sociedad inclusiva, equitativa y amigable. En esa mirada a largo plazo podemos aprovechar las lecciones que ha dejado la pandemia, como la implementación de la telemedicina, pero en lo inmediato debemos intervenir para asegurarnos que estas personas no sientan abandono dentro del aislamiento o cuarentenas, ayudarlos a adaptarse, potenciar el uso de herramientas tecnológicas y no olvidar el trabajo con el cuidador, a quien tenemos que brindar una red de apoyo que lo proteja y favorezca su desempeño frente a problemas conductuales y clínicos del paciente.
Por Óscar Ferrari Gutiérrez
