The Lancet Child & Adolescent Health
Neurobiología y tratamientos para trastornos del sueño en niños con autismo y TDAH
El insomnio y la apnea del sueño son comunes en esta población, y se relacionan con alteraciones genéticas, neuroplasticidad y ritmos circadianos. Un enfoque integral y personalizado es clave para mejorar su calidad de vida.
El autismo y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) son neurotipos prevalentes con una alta incidencia de alteraciones del sueño y ritmos circadianos, incluyendo insomnio y fase de sueño-vigilia retrasada. A pesar de los avances científicos, un marco integral que combine mecanismos del sueño y circadianos con intervenciones dirigidas sigue subdesarrollado para estas poblaciones.
Esta revisión, dirigida por la Dra. Renske Lok de la Universidad de Stanford, EE. UU., busca analizar las diferencias en el sueño y los ritmos circadianos en niños y adolescentes con autismo y TDAH, explorando sus mecanismos biológicos subyacentes. Adicionalmente, evalúa la interconexión genética, molecular y neuroplástica, y su impacto en la fisiología y estrategias terapéuticas.
Se realizó una síntesis de la literatura disponible en PubMed y Google Scholar (febrero 2024 - julio 2025), enfocándose en la prevalencia, mecanismos biológicos, intervenciones y futuras direcciones de investigación en autismo y TDAH. La revisión abarcó tanto enfoques farmacológicos como no farmacológicos, enfatizando la necesidad de modelos de apoyo integrados y la inclusión de las perspectivas de pacientes y cuidadores. Se incluyeron únicamente estudios en inglés.
Se encontró que los trastornos del sueño son considerablemente más comunes en niños y adolescentes con autismo (17,5% diagnosticados frente a 3,7% en neurotípicos) y TDAH, incluyendo insomnio, síndrome de piernas inquietas y apnea obstructiva del sueño. Los vínculos genéticos, como variantes del gen CRY1 en autismo, y los niveles atípicos de melatonina afectan los ritmos circadianos. Además, las disrupciones en la neuroplasticidad se correlacionan con alteraciones del sueño.
Herramientas objetivas como la actigrafía y el inicio de secreción de melatonina por atenuación de luz (DLMO, por sus siglas en inglés) son precisas pero subutilizadas, mientras que la polisomnografía es el método de referencia. Las terapias cognitivo-conductuales para el insomnio (TCC-I) adaptadas a pediatría y las intervenciones conductuales breves de sueño han demostrado ser prometedoras. La melatonina es una opción farmacológica común, y la fototerapia dirigida muestra potencial, aunque se necesita más investigación en poblaciones pediátricas.
En resumen, es crucial reconocer la alta prevalencia de trastornos del sueño y alteraciones circadianas en niños y adolescentes con autismo y TDAH, y su vínculo con la neuroplasticidad. Las intervenciones deben ser personalizadas y adaptadas al desarrollo individual. Las TCC-I y las terapias conductuales son eficaces. Es necesario adoptar un enfoque integral que combine técnicas conductuales, hábitos saludables y fármacos, considerando activamente las experiencias vividas por los pacientes. La implementación de estrategias de apoyo integrales en las guías clínicas resulta esencial para mejorar el bienestar de estas poblaciones neurodivergentes.
Fuente bibliográfica
The sleep–circadian connection: pathways to understanding and supporting autistic children and adolescents and those with attention-deficit hyperactivity disorder
Lok R, et al.
https://doi.org/10.1016/ S2352-4642(25)00211-1