Lo que realmente queremos en una pareja
Lo que creemos que nos gusta y lo que preferimos, no siempre coincide.
Las preferencias por los atributos son fundamentales para la forma en que las personas piensan y experimentan el mundo. Alguien puede profesar su amor por el picante en la comida o su aprecio por la inteligencia en una pareja romántica; otro puede sentirse atraído por una zona del país en donde los residentes son más liberales o más conservadores. El brillo de un apartamento podría impulsar el interés por firmar un contrato de alquiler. No es de extrañar que se hayan estudiado en numerosas publicaciones estas preferencias por atributos, es decir, por cualidades.
Pero, ¿de dónde vienen estas ideas? Y, lo que es más importante, ¿reflejan nuestras experiencias reales? Según una investigación de la Universidad de Toronto, lo que la gente cree que le gusta en una pareja romántica y lo que realmente le gusta pueden ser a menudo dos cosas diferentes.
La experiencia es solo una parte de la historia. La investigación sugiere que las cualidades que creemos que nos gustan también dependen del contexto social en el que nos encontramos con ellas.
Por ejemplo, si usted va a una gran fiesta y las personas que conoce allí resultan ser divertidas, puede pensar que prefiere a la gente divertida. Pero, en realidad, puede que no sea el humor lo que te guste, sino el contexto (en este caso la fiesta) y que simplemente haya humor en ella.
Los investigadores descubrieron que lo que la gente cree que le gusta y lo que le gusta en realidad está muy poco relacionado. De hecho, las ideas de la gente sobre el gusto y sus experiencias de gusto pueden acabar prediciendo decisiones y acciones diferentes.
Para comprobar este efecto estudiaron en cuatro instancias distintas a más de 1.300 participantes. En los tres primeros casos, las ideas de los participantes sobre cuánto les gustaba un rasgo de una posible pareja romántica apenas se correlacionaban con cuánto les acababa gustando ese rasgo.
Los cambios menores en el entorno también pueden influir. En el último estudio, los investigadores pidieron a los participantes que calificaran cuánto les gustaban cualidades como la confianza. A continuación, valoraron una serie de perfiles de citas en línea e indicaron hasta qué punto estaban dispuestos a inscribirse en ellos basándose en los perfiles que vieron.
Los resultados mostraron que lo que los participantes pensaban que les gustaba y lo que realmente les gustaba predecía diferentes tipos de decisiones. Por ejemplo, sus ideas sobre cuánto les gustaba la confianza en sí mismos no predecían su interés por inscribirse en una prueba gratuita de un sitio web de citas con fotos de personas seguras de sí mismas. Lo que predijo su disposición a lanzarse a la piscina de citas fue el grado en que les gustaba la confianza después de experimentarla.
En última instancia, el equipo afirma que las ideas de las personas sobre lo que les gusta, aunque sean útiles en muchas situaciones, no sustituyen a las experiencias reales. Entender la distinción entre lo que creemos que nos gusta y lo que realmente nos lleva a que nos guste algo puede ser útil en una variedad de situaciones diferentes. Por ejemplo, podría ayudar a las personas a predecir dónde vivir, qué comprar y qué prefieren en una pareja romántica.
También añaden que es posible que la gente descarte innecesariamente a posibles parejas basándose en ciertos rasgos que creen que les gustan, pero que nunca han experimentado en persona.
