Table of Contents Table of Contents
Previous Page  46 / 82 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 46 / 82 Next Page
Page Background

304

La Segunda Encuesta Nacional de Calidad

de Vida en la Vejez 2010 (SENAMA-UC) mos-

tró que el 25% de los chilenos mayores de 65

años encuestados señalaban que en el último

año habian presentado tos persistente o ahogos,

12,3% padecian de EPOC y 11% sufría de asma

bronquial.

Las enfermedades respiratorias (ER) están

consideradas a nivel mundial, entre las principa-

les causas de discapacidad severa de los adultos

mayores (AM), superando incluso a las produ-

cidas por los accidentes cerebrovasculares. Esto

no es diferente en nuestro pais, donde las ER

poseen además un considerable peso sanitario en

este grupo etario. De las hospitalizaciones totales

de 2002 el grupo mayor de 65 años constituía el

16,7%. Al considerar sólo las hospitalizciones

por causa respiratoria (J00-J90) ya ese año, el

grupo de adultos mayores mostraba un exeso

comparativo del 40%. El año 2014 se mantenia

aproximadamente el mismo número de hospitali-

zaciones totales en el pais, pero la proporción de

AM hospitalizados por cualquier causa se había

elevado a un 20%. La proporción de ese grupo

hospitalizado por causas respiratorias se elevó

hasta un 30% del total.

Entre los años 2000 y 2010 se ha evidenciado

a nivel nacional un aumento de la tasa de morta-

lidad de los mayores de 65 años, atribuida a las

enfermedades bronquiales obstructivas (CIE 10

J40-J47), siendo este incremento aún más sig-

nificativo en el grupo femenino que casi triplicó

la tasa de los hombres por estas mismas causas

2

.

Situación inversa ha sucedido con los falleci-

mientos por neumonía, que han disminuído su

tasa en este período desde 324/100.000 habitantes

el año 2000 hasta 222/100.000 el 2010. Es decir,

en nuestro pais el impacto de las enfermedades

respiratorias depende fundamentalmente de las

enfermedades crónicas, con una disminución

significativa del impacto de las infecciones.

En general al atender a los adultos mayores, se

tiende a considerar principalmente su edad crono-

lógica sin evaluar sus alteraciones funcionales,

ni sus comorbilidades y menos aún sus propios

deseos. Posiblemente por ello la comunidad

médica conserva aún una actitud pesimista sobre

el pronóstico de la mayoría de los padecimien-

tos de los ancianos. En un estudio efectuado en

pacientes portadores de EPOC hospitalizados en

Unidades de Terapia Intensiva del Reino Unido

3

,

se demostró la existencia de una gran discrepan-

cia entre el pronóstico de sobrevida a seis meses

estimada por los médicos y la acaecida en la

realidad durante su seguimiento. Se evidenció en

esta observación, que la edad como factor aisla-

do, poseía poca significación entre las diferentes

variables que podían determinar la sobrevida de

estos pacientes después de su estadía en la UTI.

Una proporción importante de las enferme-

dades respiratorias de los adultos mayores se

asocia a los riesgos inhalatorios a los que los

individuos han estado expuestos durante su vida,

sobresaliendo entre ellos el hábito tabáquico, la

contaminación ambiental, las infecciones respi-

ratorias durante la infancia y los contaminantes

de origen laboral. Estas condiciones, muy fre-

cuentes en nuestras comunidades, asociadas a las

comorbilidades tan propias de este grupo etario,

pueden explicar la importante carga sanitaria que

causa la tercera edad

4

. Debe considerarse también

en las enfermedades de este grupo, el deterioro

fisiológico del aparato respiratorio, la existencia

de una alta frecuencia de síntomas respiratorios

crónicos en la población general y el aumento

proporcional de la mortalidad respiratoria que

se observa en los individuos de edad avanzada

en comparación con los jóvenes

5

. Las razones

mencionadas hacen necesario conocer el com-

portamiento de las enfermedades respiratorias en

el adulto mayor, sus características clínicas y los

requerimientos sanitarios que ellos determinan

y así evitar errores clínicos, que se producen al

utilizar datos obtenidos de poblaciones jóvenes,

extrapolándolos a las personas de la tercera edad

6

.

Debe agregarse a la multimorbilidad asociada

a la edad, la existencia de una condición propia

de la edad avanzada no frecuentemente evaluada,

la inmunosenesencia que dificulta aún más el ma-

nejo de las enfermedades respiratorias en el grupo

geriátrico y que ha obligado a investigar para

ellos, estrategias diferentes para el manejo de las

enfermedades inmunoprevenibles

7

. Durante el

envejecimiento se modifican tanto la inmunidad

innata como la adquirida, contribuyendo a expli-

car, a lo menos parcialmente, la mayor frecuencia

de enfermedades infecciosas, autoinmunitarias

y tumorales tan propias de esta etapa de la vida.

El envejecimiento acelerado sufrido en los

últimos años por la población, ha determinado

un desplazamiento de las afecciones respirato-

rias infecciosas por las enfermedades crónicas

no transmisibles, influyendo en el deterioro de la

calidad de vida, la carga sanitaria y en las cifras

de mortalidad de nuestro país. En la Figura 1 se

compara la mortalidad por neumonía y enferme-

dades respiratorias crónicas en el último decenio).

En esta publicación, haremos un análisis de

los factores que influyen en las enfermedades

respiratorias de la tercera edad, las politicas sani-

tarias implementadas y su evolución en el último

decenio.

R. Sepúlveda M.

Rev Chil Enferm Respir 2017; 33: 303-307