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¿Ética, bioética o ética médica?

Alberto Rojas O.* y Libia Lara C.**

Ethics, bioethics or medical ethics?

A few years ago, words like Ethics, Bioethics or Medical Ethics were unheard of in clinical medici-

ne, as well as in experimental sciences. However, the increasing number of ethical conflicts in medical

practice and dilemmas in clinical research has produced misunderstandings in the use of these terms.

Therefore, it presently seems interesting to review the basis of each one of these concepts, as well as

the meaning and proper use of them.

Key words

: Ethics, Bioethics, Medical Ethics.

Resumen

Hace pocos años, términos como ética, bioética o ética médica eran ajenos en el uso en medicina

clínica, así como en la ciencia experimental. Sin embargo, el aumento progresivo de los problemas

éticos en la práctica de la medicina, que en ocasiones son verdaderos dilemas, ha producido confusión

en el significado de cada uno de estos conceptos. Es por ello que nos ha parecido de interés revisar

estos conceptos, así como el significado y utilidad que tiene cada uno de ellos.

Palabras clave:

Ética, Bioética, Ética Médica.

* Neumólogo.

** Psicóloga. Facultad de Medicina, Universidad Nacional Andrés Bello UNAB, sede Viña del Mar.

Rev Chil Enf Respir 2014; 30: 91-94

ÉTICA MÉDICA

Introducción

Hace pocos años, términos tales como ética

médica, bioética o comité de ética eran ajenos

al contexto del ejercicio de la medicina clínica y

más aún al de la ciencia experimental. La irrup-

ción de la tecnología como una expresión de

progreso, el advenimiento de la computación, que

facilitó en gran medida el acceso al conocimien-

to, así como cambios en el comportamiento de

la sociedad, hicieron evidentes algunos procesos

adaptativos en la medicina. Merece destacarse,

entre otros, una evolución en la relación médico

paciente, que pasó de un paternalismo clásico

a una relación gobernada por la autonomía del

enfermo y la omnipresencia del denominado con-

sentimiento informado. No puede negarse en este

sentido el impacto que produjeron los informes

de la Comisión Belmont en 1978

1

y un año más

tarde, la publicación del trabajo de los bioeticistas

T. L. Beauchamp y

J. F. Childress 2

, que influye-

ron radicalmente en el ejercicio de la medicina

con la aplicación de los postulados acerca de

los cuatro principios bioéticos:

autonomía,

no

maleficencia, beneficencia y

justicia,

situación

que está plenamente vigente hasta nuestros días.

En síntesis, el

respeto a la autonomía

se refiere a

que el paciente actúa con conocimiento, intencio-

nadamente, sin influencias externas,

la no malefi-

cencia

se refiere al hecho de no hacer o provocar

daño intencionadamente hacia el enfermo

, la

beneficencia

supone la obligación moral de actuar

en beneficio de los otros y, finalmente,

la justicia

se refiere a que las personas tienen derechos

iguales, es decir, deben ser tratadas con igualdad.

También este principio aplica a la distribución

equitativa de los derechos y responsabilidades

o cargas en la sociedad, tomando allí el nombre

de

justicia distributiva

. Sin embargo, una conse-

cuencia no deseada de estos tiempos ha sido la

aparición de diferentes modos de judicialización

de la medicina. Otro aspecto, negativo a nuestro

juicio, que ha surgido con fuerza, es el excesivo

tecnicismo que ha caracterizado el ejercicio de la

profesión. Ambas situaciones han cooperado, sin

duda, para poner a prueba la antigua relación de