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El ingreso hospitalario ofrece al fumador una
oportunidad ideal para abandonar el tabaco, vién-
dose esto favorecido por diversas circunstancias.
El paciente es consciente, y debemos exponérselo,
de la relación directa del tabaco con la patología
por la que ha ingresado para que perciba la grave-
dad del hábito tabáquico, además, el hospital es un
espacio libre de humo donde estará protegido de
factores externos que lo precipiten a fumar. Todo
ello, junto al contacto directo con profesional
sanitario crea un marco idóneo para comenzar la
deshabituación tabáquica. El tabaquismo es reco-
nocido por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) entre otras entidades, como una enferme-
dad crónica y se trata además de una sustancia
adictiva
8
, así todos los pacientes ingresados en un
hospital deben ser interrogados sobre su hábito
tabáquico, tal es así que algunos autores postulan
que debe ser registrado como otra constante vital
9
.
Ello cobra especial importancia en el Servicio de
Neumología, por tratarse de una causa directa
de enfermedades respiratorias. Una enfermedad
tan prevalente como la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC) es originada en un 85
a 90% de los casos, por el consumo del tabaco
10
y hasta el 20% de pacientes con EPOC que están
ingresados en los hospitales españoles consumen
tabaco
11
. Estos sujetos tienen además una alta
dependencia a la nicotina y una baja motivación
para abandonar el tabaco por lo que la ayuda del
especialista médico cobra mayor relevancia
12,13
.
El estudio de la cesación tabáquica tras un in-
greso hospitalario en el Servicio de Cardiología ha
sido objetivo de múltiples estudios
14-16
en cambio,
¿Qué sucede cuando el fumador es dado de alta
del servicio de Neumología? Desconocemos el im-
pacto que supone el propio ingreso en sí y lo que
ocurre con esos sujetos una vez que abandonan el
centro. Los datos recogidos muestran una mayor
frecuencia en los hombres que en las mujeres,
con una media de edad de 56 años. Los costos
derivados del tratamiento médico de enfermedades
crónicas, del propio ingreso, sumado a la ausencia
del puesto de trabajo justificaría políticas con
programas que fomenten la cesación tabáquica ya
que queda demostrado que son costo efectivas
17-19
.
Al ingreso, la mayoría de ellos tienen alguna
enfermedad diagnosticada previamente, lo cual
demostraría la relación del tabaco no sólo con
enfermedades respiratorias sino con otro tipo de
patologías.
Si nos fijamos en nuestros pacientes, hubo un
mayor abandono entre los sujetos que ingresaban
por primera vez en el hospital. El impacto de re-
querir una primera hospitalización debe ser con-
siderado el momento óptimo para impulsar al su-
jeto a dejar de fumar ya que probablemente esté
más susceptible, sin embargo, ante individuos
con ingresos repetidos en diferentes servicios
debemos considerar que tendrán alta dependencia
requiriendo otras estrategias de ayuda, que inclu-
yan un mayor seguimiento y apoyo, interrogando
si ha tenido intentos previos para dejar de fumar
que nos permitan analizar cuál es la mejor mane-
ra de abordar su cesación tabáquica.
Los estudios que han comparado las cifras de
abstinencia diferenciando por servicios médicos
han obtenido cifras mayores para los ingresados
por patología cardíaca seguidos de los enfermos
pulmonares
20
. Los pacientes que con mayor
frecuencia reconocieron haber dejado de fumar
fueron los que su diagnóstico al alta es de neumo-
nía seguido del diagnóstico de EPOC. Patologías
más graves como el diagnóstico de una neoplasia
ocupa una cuarta posición. No se relaciona la gra-
vedad de la enfermedad con la mayor motivación
para dejar de fumar, por lo que no se debe creer
que haber diagnosticado una enfermedad de la
gravedad de un cáncer, hará por sí mismo que el
sujeto deje de fumar.
Los síntomas del síndrome de abstinencia
aparecen aproximadamente a las 4 o 12 h de la
cesación del tabaco
21
, durando de una a varias
semanas, por lo que con una estancia media de
Figura 2.
Intervención médica rea-
lizada: A) Ninguna; B) Tratamiento
farmacológico; C) Consejo médico.
Tabaquismo al alta: 1) Continúan
fumando; 2) No fuman; 3) Pérdidas.
E. Cabrera C.. et al.
Rev Chil Enferm Respir 2016; 32: 7-12