

Anales Oftalmológicos
Tomo VI Vol. II N˚1-2-3 · 2011 · Santiago - Chile
y terapias de interferón
α
(IFN-
α
) dominan
la literatura. Los resultados en cuanto a su
eficacia en uveítis son muy prometedores,
pero cada agente muestra posibles efectos
adversos y, además, la literatura en uveítis
se compone sobre todo de ensayos no
controlados o series de casos. Todavía quedan
muchas preguntas sin respuesta sobre estos
agentes biológicos: cuándo comenzar la
terapia, cuál agente elegir y la dosis a utilizar,
así como cuándo suspender el tratamiento.
Debido al alto costo y la limitada experiencia
a largo plazo con terapias biológicas, estas
están reservadas para la uveítis refractaria a
inmunosupresores tradicionales. Sin embargo,
la eficacia de estos agentes puede justificar
su uso temprano en el proceso terapéutico,
como en la enfermedad de Behçet
2
.
En la presente revisión se hará un resumen
de las aplicaciones más relevantes de
los agentes biológicos en la uveítis.
1. TERAPIAS ANTI TNF-
α
TNF-
α
juega un papel clave en la patogénesis
de muchas enfermedades inflamatorias. Activa
las células T y los macrófagos, mediante
el aumento de la expresión de moléculas
de adhesión endoteliales y citoquinas pro-
inflamatorias. Se ha detectado en todos los
tejidos afectados por la inflamación activa,
como el líquido sinovial en pacientes con
artritis reumatoide (AR) y artritis psoriásica,
la mucosa intestinal en la enfermedad de
Crohn o colitis ulcerosa, y el ojo durante la
uveitis aguda.
Las uveitis intermedias, posteriores y las
panuveítis son enfermedades mediadas por
antígenos específicos de células T CD4.
En estas condiciones, el TNF-
α
representa
uno de los factores de amplificación más
importantes en las reacciones inflamatorias.
En caso de uveítis, el TNF-
α
se encuentra en
concentraciones elevadas, tanto en el humor
acuoso como en el plasma
3
.
En la actualidad hay tres agentes anti-TNF-
alfa disponibles: etanercept (una proteína
de fusión recombinante, la combinación
de dos receptores humanos p75 unidos al
dominio Fc de la IgG1 humana), el infliximab
(un anticuerpo monoclonal quimérico IgG1
humano-ratón dirigido contra el TNF-
α
), y
adalimumab (un anticuerpo monoclonal
IgG1 completamente humanizado contra el
TNF-
α
). Infliximab y adalimumab se unen con
eficacia tanto a la molécula soluble como
trans-membrana de TNF-
α
. En contraste con
etanercept forma enlaces menos estables con
la forma transmembrana del TNF-
α
4
.
Infliximab y adalimumab han demostrado un
mejor control de la uveítis en comparación
con etanercept en estudios retrospectivos y
en los estudios basados en cuestionarios
5
.
Además, el etanercept parece estar asociado
con la exacerbación de la uveítis e inducción
de la inflamación “de novo”.
Infliximab, el primer agente comercialmente
disponible, ha demostrado ser un tratamiento
efectivo para la uveítis anterior y posterior.
6,7, 8
Se administra por vía intravenosa, a una dosis
usual de 3-10 mg / kg, pero dosis mayores
se han reportado con éxito y pocos efectos
secundarios en niños con uveítis crónica. La
uveítis posterior asociada a la Enfermedad
de Behçet parece responder mejor y más
rápidamente a las infusiones de infliximab
(1 a 3 semanas) que las uveítis posterior no
Behçet
9
.
En el 78-100% de los casos de uveítis posterior
refractaria infliximab logró una respuesta
inicial
5,6,7,8
, sin embargo el efecto es temporal
y se necesitan de infusiones repetidas para
mantener la remisión.
El alto porcentaje de respuesta a infliximab
es alentador, ya que todos los pacientes en
estos estudios no han respondido a las terapias
tradicionales. A pesar de aumentar la dosis
y la frecuencia de las infusiones, algunos
pacientes sufren de recaídas o reacciones
alérgicas relacionadas; esto puede explicarse
por el desarrollo de anticuerpos contra el
componente murino de la molécula. Todavía
no está claro si infliximab debe infundirse