

pero sí han demostrado reducir el reflejo y
el contraste de las pantallas. Pero desde el
punto de vista de disminuir las radiaciones
emanadas desde el monitor este efecto es
casi imperceptible, por los bajos niveles de
radiación de los monitores actuales.
(1,30)
Por último, dentro del manejo de este
síndrome, debemos mencionar la posición
óptima que el usuario debiera adoptar para
disminuir las manifestaciones extra-oculares. La
mayoría de los operadores asume posiciones
incómodas favoreciendo una mejor visión de
la pantalla. Como se mencionó previamente,
la adopción de estas posturas inadecuadas
lleva a dolor de cuello, hombros y espalda,
fundamentalmente. Así, adquiere gran
importancia el estar a una distancia apropiada
del monitor y que éste se encuentre a la
altura adecuada.
(1)
Numerosos estudios han comparado distancias
en rangos de 50 a 100 cms entre el individuo
y la pantalla, llegando a la conclusión que
mientras más lejos se esté de la misma,
menor es el número de síntomas oculares
reportados
(31,32)
. La distancia óptima que
debiera existir entre el operador y la pantalla
debe ser de 80 a 100 cms.
No sólo es importante la distancia a la que
se encuentre la pantalla, sino que también
la altura. Distintos estudios han demostrado
que pantallas a niveles elevados generan
un mayor número de molestias oculares al
compararlas con grupos en los cuales las
pantallas se ubicaron a niveles más bajos.
Se sabe que cuando las pantallas se ubican
a niveles más altos, los individuos tienden
a inclinar hacia atrás la cabeza, generando
mayor tensión en el músculo trapezio y en los
músculos del cuello. Así la recomendación
es colocar la pantalla unos 13 a 15 cms más
bajo que el nivel de los ojos.
(32)
CONCLUSIÓN
Dado que los computadores están formando
parte de nuestra vida diaria, son más y más
las personas que están experimentando una
variedad de síntomas oculares relacionados a
su uso. Entre los más frecuentemente descritos
se cuentan el dolor ocular, la fatiga visual,
la sensación de ardor, visión borrosa y el
ojo seco. Estos síntomas constituyen lo que
hoy se conoce como SAPC. Además de las
manifestaciones oculares este síndrome incluye
manifestaciones extra-oculares, fundamental-
mente de origen músculo-esquelético, como
son el dolor de cuello, hombros y espalda. El
factor desencadenante más importante para
el desarrollo de los síntomas del SAPC es la
sequedad ocular. El tratamiento incluye una
serie de medidas de fácil implementación,
entre las que se cuentan el uso de lágrimas
artificiales, las pausas durante la jornada
de trabajo, una adecuada iluminación y
postura de trabajo. Para la gran mayoría
de la población los computadores se han
convertido en una herramienta de trabajo
de uso diario prácticamente irreemplazable.
Así, se hace necesario que el especialista
sepa reconocer las molestias derivadas
de su uso y cómo enfrentarlas, antes de
ir directamente a la prueba de lentes o de
evaluación de la alineación ocular. Aún faltan
estudios para definir más detalladamente
los procesos involucrados en el origen del
SAPC, permitiendo el desarrollo de terapias
más efectivas.
Anales Oftalmológicos
Tomo V Vol. IV N˚2 2008 Santiago - Chile