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bronquial frente a infecciones respiratorias de

origen viral, situación que mejorará en la me-

dida que crezca. La segunda opción es que sea

realmente asmático, en cuyo caso se justificará

instaurar un tratamiento de mantención. Hacer

la diferenciación entre estos dos grupos no es

fácil. Uno de los elementos clínicos de utilidad

es indagar acerca de la presencia de tos nocturna

o gatillada por ejercicio, risa, aire frío o llanto, en

ausencia de infección respiratoria, lo que orienta

al diagnóstico de asma. Junto con lo anterior es

útil preguntar acerca de la presencia de asma

bronquial en familiares de primer grado y de-

mostrar la presencia de atopía a través de un test

cutáneo o de la determinación de IgE específica

para distintos alergenos. Con respecto al uso de

las pruebas de función pulmonar en el preescolar,

debemos decir que no existe suficiente evidencia

para utilizarlas en forma rutinaria

13,14

. Sin em-

bargo, en laboratorios especializados podría ser

una herramienta útil al demostrar una respuesta

broncodilatadora positiva. Las pruebas de hipe-

rreactividad bronquial como el test de metacolina

y el test de ejercicio no están estandarizadas en

este grupo etario y la medición de óxido nítrico

exhalado (F

E

NO) por ahora sólo se utiliza con

fines de investigación.

Tratamiento

En la actualidad se considera que el tratamien-

to controlador debiera iniciarse en todo prees-

colar que presente episodios de sibilancias muy

frecuentes o severos y en los que tienen síntomas

frecuentes entre las crisis (la mayoría de los días

de la semana y que responden a broncodilata-

dor)

10

. Los medicamentos más utilizados como

tratamiento de mantención son los corticoides

inhalados y los antileucotrienos (Montelukast),

siendo descritos en la literatura varios esque-

mas de administración. El estado actual de la

evidencia no permite establecer cuáles son los

niños que responderán a corticoides inhalados, a

Montelukast o a ninguno de ellos

10

. Las terapias

combinadas (corticoides inhalados con agonistas

b

-2 adrenérgicos de acción prolongada) están

aprobadas para su uso sólo en mayores de 4 años,

ya que no hay estudios de eficacia y seguridad

bajo esta edad. Este tipo de tratamiento sólo

debería ser indicado por especialistas. Dado que

en los preescolares el diagnóstico de asma no es

certero, es importante enfatizar que los distintos

tratamientos disponibles deben ser considerados

siempre como una prueba terapéutica, no debien-

do ser mantenidos por tiempos prolongados.

a) Corticoides inhalados

Los corticoides inhalados a esta edad deben

ser utilizados en dosis pequeñas de acuerdo a lo

recomendado por las Guías GINA: Budesonida

200

m

g al día o Fluticasona 100

m

g al día admi-

nistrados con aerocámara. Se recomienda que

la prueba terapéutica con estos medicamentos

dure 3 meses. La utilización de los corticoides

inhalados como tratamiento de mantención está

bien sustentada por la evidencia científica

15-18

.

En estos estudios se observó que el uso de corti-

coides inhalados se asocia a reducción significa-

tiva de las exacerbaciones, aumento de los días

libres de síntomas, menor puntaje de síntomas y

menor uso de salbutamol en comparación con el

grupo tratado con placebo. En un meta-análisis

se demostró que la respuesta satisfactoria al

uso de corticoides inhalados en este grupo de

pacientes es independiente del fenotipo y de la

condición atópica

10,16

. Dentro del grupo de niños

que fue tratado con corticoides inhalados los que

más se beneficiaban en términos de menor uso

de corticoides orales, consultas al Servicio de

Urgencia y uso de salbutamol, fueron los niños

que tenían antecedentes de consulta a Servicio

de Urgencia el año previo, sensibilización alér-

gica, más síntomas basales (menos de 80% días

libres de síntomas) y los de género masculino y

raza blanca

18

. Existen algunas publicaciones que

reportan el uso de corticoides inhalados en forma

intermitente frente a los primeros síntomas de

una infección respiratoria alta utilizando dosis de

1.500

m

g al día de Fluticasona

19

. Este esquema

logró demostrar una reducción de 50% en la fre-

cuencia de exacerbaciones que requerían del uso

de corticoides sistémicos en el grupo tratado en

comparación con el grupo placebo. Sin embargo,

no hubo diferencias en la frecuencia de hospitali-

zación y además la ganancia en peso y talla en los

niños que recibieron esta megadosis de corticoi-

des inhalados fue significativamente menor. No

se recomienda adoptar este tipo de estrategia en

la práctica clínica diaria, dado el potencial sobre-

uso de corticoides inhalados en un grupo etario

con alta prevalencia de infecciones virales y con

riesgo de efectos adversos a largo plazo.

b) Antileucotrienos

Otra alternativa de tratamiento es el uso de

Montelukast en forma diaria. El estudio PRE-

VIA

20

(

PREvention Viral Induced Asthma

), de-

mostró que el uso de Montelukast administrado

por un año en preescolares de 2 a 5 años con

sibilancias gatilladas por virus disminuía el nú-

mero de exacerbaciones en un 31,9% comparado

con placebo, reduciendo además los síntomas

A. M. Herrera G. et al.

Rev Chil Enf Respir 2014; 30: 81-90