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Contenido disponible en

www.neumologia-pediatrica.cl

la afección del tracto respiratorio superior: otitis, faringitis y

traqueo bronquitis

(7)

.

La infección tiene una incidencia mundial entre 60-100

casos/1.000 habitantes, con gran variabilidad entre regiones

(8)

.

Tiene un patrón endémico sin predominio estacional. Se des-

criben brotes epidémicos en ciclos entre 2 y 7 años, en los

cuales su incidencia aumenta 3-5 veces y donde parece haber

una evolución más tórpida

(9)

. La infección y la enfermedad por

M. pneumoniae

son comunes. En los centros o instituciones

de niños el riesgo por año de infección se estima en 12%

aproximadamente y la mayoría de las infecciones son asinto-

máticas (74%), o levemente sintomáticas con manifestaciones

de tos y coriza. En los sujetos sanos, la rata de aislamiento del

M. pneumoniae

varía entre el 4,6-13,5%

(10)

.

Los estudios sero-epidemiológicos muestran anticuerpos

con una rata de prevalencia del 28% entre 7 a 12 meses de

edad e infantes, del 55% entre 13 y 24 meses, 67% entre 25

y 60 meses y del 97% en mayores de 17 años de edad

(10)

. La

tasa de infección es más alta entre los niños de 5-9 años de

edad, esta tasa es el doble que en niños menores de 5 años

y cerca de cuatro veces mayor que en adultos. La mayoría de

las infecciones en menores de 5 años ocurren, entre los 2 a

4 años de edad y muy pocas infecciones se presentan en los

menores de 6 meses

(11)

.

Recientes estudios, muestran que el

M. pneumoniae

es

responsable de hasta un 23% de las neumonías adquiridas

en la comunidad, en niños menores de 4 años, y que las

infecciones son más comunes en edades superiores. Se esti-

ma, que del total de neumonías adquiridas en la comunidad,

secundarias al

mycoplasma

, sólo 2-4% se hospitalizaran

(12)

.

El período de incubación es de 1-2 semanas y puede

permanecer en la comunidad hasta por 3 semanas. La dise-

minación intrafamiliar ocurre lenta pero extensamente, con

una tasa de ataque del 65% entre familiares, incluyendo el

84% en los niños y de un 41% en los adultos. De los casos

secundarios, el 71% tiene compromiso del tracto respiratorio

inferior, 14% tiene otitis media, 10% faringitis y 15% son

asintomáticos. Puede haber un estado de portador asinto-

mático después de la infección durante semanas o meses. La

inmunidad pos-infección no es duradera.

Las coinfecciones son frecuentes en la infancia. Se es-

tima que entre un 10-25% de los casos de neumonía a

esta edad están causados por más de un agente etiológico.

M. pneumoniae

y adenovirus, actúan con frecuencia como

copatógenos con otros agentes infecciosos (30-50% de los

casos):

C. pneumoniae, S. pneumoniae, B. pertussis

u otros

virus respiratorios.

Patogénesis de la infección pulmonar

Los

mycoplasmas

son primariamente patógenos de mucosas,

que viven en una asociación parasita con las células epiteliales

del huésped, en el tracto respiratorio. El

M. pneumoniae

es

un patógeno exclusivo de los humanos. Las infecciones son

adquiridas por la ruta respiratoria, a través de pequeñas par-

tículas de aerosol o más probablemente, de grandes góticas.

La adherencia mediada por la adhesina P1 y otras proteínas

accesorias, protegen al

mycoplasma

de la remoción por el

mecanismo de depuración mucociliar. Una vez la adherencia

ocurre, el organismo permanece extracelular. El daño celu-

lar ocurre principalmente en el epitelio de los bronquios y

bronquiolos

(13,15)

.

El daño de las células está acompañado por ciliostasis,

exfoliación de las células infectadas, inflamación crónica y

citotoxicidad mediada por peróxido de hidrógeno. No se

conoce, la producción de exotoxinas. Los anticuerpos séricos

específicos que se desarrollan después de la infección, son

anticuerpos secretores en las secreciones respiratorias. Des-

pués de la opsonización del

mycoplasma

por complemento

o anticuerpos, los macrófagos se activan y liberan citoquinas,

tales como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-

α

), inter-

leucinas (IL 1, 5 y 6) y una respuesta inflamatoria de células

mononucleares.

La activación de citoquinas y el estímulo de linfocitos

puede minimizar la enfermedad por estimulo de los meca-

nismos de defensa del hospedero o exacerbarla por acción

de los mecanismos inmunológicos. Por lo tanto, mientras

más intensa sea la respuesta inmune mediada por células y

la producción de citoquinas, más severos van a ser el daño

pulmonar y la enfermedad.

Transmisión

Se requiere un contacto estrecho o intimo con el caso índice.

Se transmite por microgotas de aerosol de persona a perso-

na, a través de secreciones respiratorias esparcidas por la tos.

Los pacientes infectados, portan el patógeno en nariz, gargan-

ta, tráquea y esputo, lo que indica un compromiso difuso del

tracto respiratorio. La infección se disemina más fácilmente

por contacto estrecho intrafamiliar, guarderías, colegios o

internados. Hasta 40% de los contactos puede adquirir el

patógeno, la infección puede ser asintomática en muchos de

ellos. El período de incubación es de 2 a 3 semanas (rango

de 1-4 semanas). Los microrganismos pueden cultivarse en

el esputo de pacientes infectados semanas a meses después

del tratamiento con antibióticos.

Manifestaciones clínicas

Compromiso pulmonar

Las infecciones por el

M. pneumoniae

comprometen el tracto

respiratorio superior e inferior. Las manifestaciones de tra-

queo bronquitis son más comunes que la neumonía.

Neumonía. La enfermedad típica se presenta con co-

mienzo gradual de malestar, dolor de cabeza y fiebre (38-

39 ºC), durante varios días a una semana. La tos se presenta

3 a 5 días después del comienzo de los síntomas, y es ini-

cialmente no productiva pero puede llegar a ser productiva

mucosa o mucopurulenta y en algunas ocasiones con pintas

de sangre. Los síntomas asociados puede incluir escalofrió,

dolor de garganta, disfonía, dolor del tórax, dolor de cabeza,

náuseas, vómito y diarrea (Tabla 1). La tos sigue siendo el sín-

toma de inicio más frecuente como lo reportó Nolevaux

(14)

.

La tos algunas veces puede ser paroxística, muy similar a

la pertusis. La coriza es un hallazgo inusual, excepto en los

niños muy pequeños y su presencia en los pródromos, sugie-

re otro diagnóstico. La neumonía es rara en niños menores

de 5 años y los escolares son más propensos a presentar una

bronconeumonía, con afección de varios lóbulos.

Neumonías atípicas - Parra W.

Neumol Pediatr 2013; 8 (2): 74-78.