Boletín HCSBA

21 diciembre 2021. Volumen 20 - N°81 En el mismo estudio australiano, se observó un aumento significativo en el tiempo libre frente a la pantalla en comparación con el período previo al distanciamiento por pandemia, con un total de 400 minutos adicionales por semana (6,6 hrs). Según las conclusiones de estudios realizados en países donde el desconfinamiento se ha realizado de forma más precoz en comparación con Chile, es que se debe considerar la importancia de estimular a los padres e instituciones educacionales para favorecer la actividad física en la población pediátrica. Pero para conseguirlo, es fundamental entregar un contexto de seguridad con normas establecidas según protocolos validados en colegios y lugares públicos, de tal forma que no implique un riesgo mayor que el beneficio de realizar actividad física en estos tiempos donde aún no existe un control absoluto de la pandemia. Salud mental Una de las medidas fundamentales para intentar controlar el aumento de los casos de COVID-19 fue sin duda el establecer cuarentenas y en consecuencia, un aislamiento social generalizado. Esto ha motivado a estudiar el impacto del aislamiento y sensación de soledad en NNA, ya que no son indiferentes a la serie de cambios establecidos. Se realizó una revisión sistemática por Loades et al en el contexto de COVID-19, donde se comenta que más de un tercio de los adolescentes reportan altos niveles de soledad y casi la mitad de los jóvenes entre 18-24 años se sienten solos durante la cuarentena. Se incluyeron 63 estudios, principalmente de Estados Unidos, China, Europa y Australia, los cuales informaron sobre el impacto del aislamiento social en NNA previamente sanos (N=51.576). Evaluaban autoinformes relacionados con el impacto del aislamiento en niños y adolescentes sanos. En varios estudios se concluyó que el aislamiento social y la soledad aumentaron el riesgo de depresión y posiblemente ansiedad en el momento del estudio y hasta 9 años después (conclusión extrapolada a estudios de pandemias previas). Dos estudios informaron odds ratios, y los que se sentían solos eran de 5,8-40 veces más propensos a puntuar por encima de los puntos de corte clínicos para depresión. Menos estudios (N=23) examinaron los síntomas de ansiedad. Aquellos que lo hicieron encontraron asociaciones pequeñas a moderadas entre ansiedad y el aislamiento social. Es importante destacar que la duración de la sensación de soledad se correlacionó más fuertemente con el desarrollo de síntomas ansiosos/depresivos que con la intensidad de la soledad si fue por tiempos más acotados. Un estudio realizado por Jiao WY et al. al inicio de la pandemia en China, visualiza que los niños que habían experimentado aislamiento o cuarentena forzada tenían 5 veces más probabilidades de requerir la participación de servicios de salud mental y experimentaron niveles más altos de trastorno de estrés post traumático. Perder los vínculos con otras personas y sentirse excluido puede resultar en una respuesta afectiva de depresión. En Chile se publicó recientemente un estudio

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