Boletín HCSBA

de comienzo brusco, iniciado en flanco izquierdo e irradiado a la región lumbar y que calma ostensiblemente al colocarse en decúbito lateral derecho. Previo a ello había consultado en tres oportunidades en distintos servicios de urgencia de la Región Metropolitana. Se hospitaliza y los cirujanos descartan un abdomen agudo quirúrgico. En su evolución no hay precisión diagnóstica, sin embargo el niño menciona a su perro "Veneno". Con la ayuda de los padres se logra obtener el dato que jugando con un punching ball y su perro Veneno, recibió un golpe, sin poder quedar claro si era del punching o de su perro. La ecografía efectuada a la semana de hospitalizado revela un aumento de volumen del músculo psoas izquierdo compatible con hematoma o absceso. Con cobertura antibiótica presenta una buena evolución y la ecografía de control demostró normalización del músculo psoas. Escolar Gran parte de mi familia presenta litiasis renal. De hecho mi primer cólico renal lo presenté a los 8 años de edad, en zona rural, sin asistencia médica y el intenso dolor cedió caminando y con infusión de pelo de choclo. Posteriormente me enteré de que esta infusión era un potente diurético. Se siguieron repitiendo estos cólicos renales, incluso cuando ya estudiaba medicina, aunque sin poder precisar su causa. El último cólico renal lo tuve siendo interno de medicina, me levanté, caminé, cedió en gran parte el dolor. Ayudé en una intervención quirúrgica y terminada la cirugía le pedí permiso al cirujano para retirarme por mi cólico renal (debo reconocer que fui increpado por una actitud inadecuada). Hace pocos años, un sobrino me llevó a la consulta a su hijo Benjamín de 6 años, por lo que en esos tiempos se llamaba dolor abdominal recurrente y con consulta frecuente en clínicas privadas. Por supuesto que, con los antecedentes familiares, consideré que era indispensable pensar en una litiasis renal. Sugerí examen de orina completa, ecografía abdominal y radiografía de abdomen simple en el momento del dolor abdominal. Asistió a clínica privada por dolor, se efectuó el examen de orina y en el momento de efectuar las imágenes, elimina el cálculo renal y cede su dolor. El examen de orina demostró hematuria significativa. Otro sobrino, adulto joven, con litiasis renal recurrente, debió hacerse una pielo TAC durante una crisis de dolor abdominal en banda presidencial. La pielo TAC, confirmó la urolitiasis, pero además una masa compatible con un feocromocitoma. Se confirmó una neoplasia endocrina múltiple (NEM), se operó de su feocromocitoma y de paso mejoraron una hipertensión crónica, calificada como esencial y una cefalea en tratamiento como jaqueca. A fines del año 2020, me correspondió ver una niña de 10 años, proveniente de Curicó y en tratamiento endocrinológico por talla baja. Derivada por el endocrinólogo tratante, un distinguido y reconocido especialista de prestigio internacional. Impresionó como dolor abdominal recurrente, o como se le llama hoy, crónico. Tenía varios exámenes de laboratorio y ecografías repetidas. Se decidió efectuar una TAC abdominal y pelviana, en la cual solo se vio un apéndice largo, con un coprolito en su tercio medio. Aunque el concepto es discutible, se interpretó como apendicitis crónica. Se decidió su intervención, por el riesgo de nuevas crisis dolorosas y la incertidumbre de su evolución. Luego de la intervención no ha vuelto a presentar dolor abdominal crónico (Shah S, Gaffney R. Chronic Appendicitis: An Often Forgotten Cause of 11 diciembre 2021. Volumen 20 - N°81

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