REVISTA CHILENA DE ENFERMEDADES RESPIRATORIAS

191 se practicaron las primeras cirugías torácicas, inicialmente con morbimortalidad significativa 2 . La radiografía (Rx) de tórax en proyecciones anteroposterior y lateral es necesaria en la eva- luación del defecto y puede ser útil además en la búsqueda de escoliosis o enfermedad pulmonar concomitante. Sin embargo, en casos moderados a severos o en aquellos donde existe alguna repercusión car- diopulmonar, el estudio indicado es la Tomogra- fía Computada (TC) de tórax, que permite definir la magnitud de la depresión esternal y la repercu- sión sobre los órganos intratorácicos. Para esto se cuenta con el índice de Haller, que corresponde a la relación entre el diámetro transversal del tó- rax y la distancia entre el esternón y la columna vertebral en el punto de mayor depresión 2 . Este índice recibe su nombre en honor a Jack Haller, médico Radiólogo pediátrico pionero en esta área 11 . En general un índice > 3,25 se considera como patológico. Es recomendable realizar además ecocardio- grafía y estudio de función pulmonar. El manejo del PE es generalmente quirúrgi- co, si se cumplen ciertas condiciones. A modo general se recomienda la cirugía cuando hay hundimiento moderado a severo, con un índice de Haller > 3,25, progresión de la deformidad torá- cica, compresión de órganos torácicos, deficiente mecánica ventilatoria por limitación ventilatoria restrictiva, prolapso de válvula mitral o cualquier alteración cardiaca atribuible a una compresión de cavidades derechas. Sin embargo, el factor estético puede ser importante al momento de decidir la conducta. Actualmente se prefieren los procedimientos mínimamente invasivos siendo la técnica de Nuss la más utilizada 2,6 , que consiste en la introducción de una barra metálica retroesternal, mediante videotoracoscopía. Bibliografía 1. Kelly R E, Lawson M L, Paidas C N, Hru- ban R H. Pectus excavatum in a 112-year autopsy series: anatomic findings and the effect on survival. J Ped Surg 2005; 40: 1275-8. 2. Varela P. Pectus Excavatum. Historia y propuestas actuales para el estudio y tratamiento. Rev Med Clin Condes 2009; 20: 769-75. 3. Kelly K E. Pectus excavatum: historical background, clinical picture, preoperative evaluation and criteria for operation. Seminars in Pediatric Surgery 2008; 17: 181- 93. 4. Abdullah F, Harris J. Pectus Excavatum: More Than a Matter of Aesthetics. Pediatric Ann 2016; 45: e403-6. 5. Fokin A A, Steuerwald N M, Ahrens W A, Allen K E. Anatomical, histological, and genetic characteristics of congenital chest wall deformities. Semin Thorac Cardiovasc Surg 2009; 21: 44-57. 6. Nuss D, Obermeyer R J, Kelly R E. Pectus excavatum from a pediatric surgeon’s perspective. Ann Cardiothorac Surg 2016; 5: 493-500. 7. Fonkalsrud E W . A total of 912 open pectus ex- cavatum repairs: changing trends, lessons learned: one surgeon’s experience. World J Surg 2009; 33: 180-90. 8. Hong J Y , Suh S W, Park H J, Kim Y H, Park J H, Park S Y. Correlation of adolescent idiopathic scoliosis and pectus excavatum. J Pediatr Orthop 2011; 31: 870-4. 9. Sponseller P D, Erkula G, Skolasky R L, Venuti K D, Dietz H C 3rd. Improving clinical recognition of Marfan syndrome. J Bone Joint Surg 2010; 92:1868-1875. 10. Erkula G, Sponseller P D, Paulsen L C, Oswald G L, Loeys B L, Dietz H C. Musculo- skeletal findings of Loeys-Dietz syndrome. J Bone Joint Surg 2010; 92: 1876-83. 11. Slovis T L, Berdon W E. In Memoriam: Jack O. Haller, MD. Radiology 2014; 233: 939. Correspondencia a: Dr. Cristián García B. Departamento de Radiología, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Email: cgarciab@uc.cl Caso clínico-radiológico pediátrico Rev Chil Enferm Respir 2018; 34: 189-191

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