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do el beneficio de dejar de fumar en los pacientes

diabéticos.

En el estudio finlandés de nefropatía diabética,

que incluyó 3.613 pacientes con diabetes tipo

1 (DM1), se evaluó el riesgo acumulado a 12

años de microalbuminuria, macroalbuminuria y

enfermedad renal terminal para fumadores actua-

les, ex fumadores y no fumadores. El riesgo de

microalbuminuria fue 18,9% (p < 0,0001) para

fumadores actuales y 15,1% (p = 0,087) para

exfumadores comparados con 10,0% para no

fumadores. Los riesgos para macroalbuminuria

fueron 14,4% (p < 0,0001), 6,1% (p = 0,082) y

4,7%, respectivamente y el de riesgo de enfer-

medad renal terminal fue 10,3% (p < 0,0001)

para fumadores actuales y 10,0% (p < 0,0001)

para exfumadores comparados con 5,6% para

no fumadores. En los exfumadores, el riesgo de

macroalbuminuria y enfermedad renal terminal

no fue diferente al de los no fumadores después

de ajuste multivariado, demostrando el beneficio

de cesar el tabaquismo en esta población

2

.

Además del incremento en el riesgo de com-

plicaciones, se ha observado que el tabaco incre-

menta la incidencia de diabetes tipo 2 (DM2), la

cual también se encuentra elevada en fumadores

pasivos. En un meta-análisis reciente

3

que in-

cluyó 88 estudios prospectivos con 5.898.795

participantes y 295.446 casos de diabetes tipo 2

incidente, el riesgo relativo combinado fue 1,37%

(95% IC 1,33-1,42) comparando fumadores ac-

tuales con no fumadores, 1,14 (1,10-1,18) entre

exfumadores con los nunca fumadores y 1,22

(1,10-1,35) entre nunca fumadores con exposi-

ción

versus

sin exposición pasiva a humo. Ade-

más, se encontró una relación dosis respuesta.

Comparados con los nunca fumadores, los riesgos

relativos fueron 1,21 (1,10-1,33) para fumadores

livianos, 1,34 (1,27-1,41) para fumadores mode-

rados y 1,57 (1,47-1,66) para fumadores pesados.

Se estimó que 11,7% de los casos de DM2 en

varones y 2,4% en mujeres fueron atribuibles a

tabaquismo activo.

En otro meta-análisis destinado a estudiar

especialmente a los fumadores pasivos, con 6

estudios prospectivos incluyendo 154.406 par-

ticipantes, edades entre 18-74 años, con 7.116

nuevos casos de diabetes, los no fumadores que

han estado expuestos al humo de tabaco en for-

ma pasiva también presentaron un mayor riesgo

que los no fumadores no expuestos al humo de

tabaco (riesgo relativo combinado 1,21, 95% IC

1,07-1,38) y tal asociación persistió en el análisis

dosis-respuesta

4

.

En un estudio prospectivo de 1.801 hijas de

44-54 años, el tabaquismo materno prenatal tuvo

una más fuerte asociación con el riesgo de diabe-

tes de las hijas que el tabaquismo paterno, lo cual

persistió después de ajustar por raza parental,

diabetes y empleo. La estimación del efecto del

tabaquismo parental no cambió cuando se ajustó

por el peso de nacimiento de las hijas o el índice

de masa corporal actual. El tabaquismo materno

también se asoció significativamente con auto-

reporte de diabetes tipo 2 con un riesgo de 2,3

veces

5

.

En relación con el efecto sobre el control me-

tabólico, un estudio en DM1 que comparó una

cohorte de EE. UU. con una europea, demostró

que los fumadores tienen niveles de HbA1c

signi cativamente mayores (8,5%

vs

7,9%) des-

pués de ajustar por edad, sexo, duración de DM1

y etnia. Los fumadores además tuvieron un perfil

lipídico desfavorable con mayor nivel de triglicé-

ridos y colesterol LDL

6

.

En el caso de DM2, el efecto del cese de taba-

co es menos claro. Un estudio de cohorte retros-

pectiva de fumadores adultos con DM2 usando

The Health Improvement Network

(THIN), una

gran base de datos de atención primaria en UK,

investigó por modelos de regresión multiniveles

ajustados la asociación entre la duración de la

abstinencia de fumar, cambio en HbA1c y el

efecto del cambio de peso corporal. De 10.692

adultos fumadores con DM2, 3.131 (29%) ce-

saron y se mantuvieron en abstinencia al menos

un año. Después de ajuste por potenciales con-

fundidores, la HbA1c aumentó por 0,21% (95%

IC 0·17-0,25; p < 0,001); dentro del primer año

después de suspender y disminuyó si la absti-

nencia continuaba, siendo comparable a la de

los fumadores activos después de 3 años. Este

aumento en HbA1c no fue mediado por cambio

en el peso corporal

7

.

El consumo de nicotina puede producir reduc-

ción del peso corporal por estimulación directa del

receptor de melanocortina (MC4-R), que resulta

en disminución de la ingesta alimentaria. Además,

disminuye los niveles de leptina y estimula el

sistema nervioso simpático y la lipólisis. La dis-

minución en la tasa de tabaquismo es paralela al

aumento en la tasa de obesidad. Por otro lado, la

nicotina puede disminuir la sensibilidad a insulina

actuando sobre el sustrato del receptor de insulina

1 (IRS-1)

8

. Se ha visto que la insulinosensibilidad

mejora con el cese de tabaco, lo que ocurre junto

con normalización de la fosforilación del IRS-1;

sin embargo, durante la cesación de tabaco se pro-

duce una disminución en el gasto metabólico sin

un incremento simultáneo en la actividad física,

por lo que es muy probable un balance positivo de

energía que lleva a ganancia de peso.

Tabaquismo y Diabetes

Rev Chil Enferm Respir 2017; 33: 222-224