Boletín HCSBA

enfermedad grave en niños son; menores de 1 año o padecer alguna patología crónica como malformación cardíaca congénita, asma, obesidad, diabetes, desordenes neurológicos, trastornos depresivos y ansiosos. La diabetes tipo 1, obesidad y anomalías cardíacas congénitas fueron los factores de mayor riesgo de requerir hospitalización por COVID-19(17). Otra entidad pediátrica relacionada a la infección por SARS-CoV-2 es el Síndrome Inflamatorio Multisistémico (SIM o PIMS por su sigla en inglés), entidad grave y potencialmente mortal. La incidencia de PIMS aumenta directamente con la mayor circulación comunitaria del virus. En Chile, se han notificado a octubre 382 casos desde el año 2020, siendo 210 del año 2021 con 5 niños fallecidos por esta causa(18). Rol de los niños en la trasmisión de SARS-CoV-2: Los niños pueden ser importantes transmisores de SARS-CoV-2, a considerar que tienen menor capacidad de controlar sus secreciones respiratorias y mantener el distanciamiento físico. Un niño enfermo requiere más cuidados directos de parte de sus padres y cuidadores lo cual conlleva a mayor riesgo de trasmisión a otros miembros de la familia. Adicionalmente, la detección de ARN viral en heces y la excreción viral prolongada por esta vía en la población pediátrica aumenta la posibilidad de trasmisión fecal-oral del virus(19). Impacto indirecto de la pandemia en la salud infantil: Más allá de la morbilidad y mortalidad por COVID-19, la pandemia ha tenido un impacto desfavorable en niños y adolescentes: se han alterado los programas de salud e inmunización rutinaria, retrasando la vacunación y el cuidado de otras enfermedades. Existen estimaciones que se han perdido más de 30 millones de dosis de vacuna DTP y que 27 millones de niños no recibieron la vacuna SPR durante el año 2020 producto de la pandemia a nivel mundial(20). En muchos países la educación ha sido interrumpida por el cierre de establecimientos educacionales. La UNICEF estima que más de 77 millones de niños han perdido las clases presenciales durante los últimos 18 meses y que al menos 1 de cada 3 estudiantes tampoco tuvo acceso a la educación a distancia. El costo del cierre de las escuelas ha sido devastador para el aprendizaje, la salud y el bienestar de los estudiantes. Las repercusiones para cada niño, su familia, su comunidad y su situación económica se dejarán sentir durante años(21). Adicionalmente, el impacto en la salud mental de niños y adolescentes ha sido de gran magnitud, las patologías como ansiedad, depresión y trastornos del sueño y alimentarios han aumentado en todo el mundo. Un metaanálisis estimó la prevalencia de depresión y ansiedad en niños, niñas y adolescentes (NNA) en 25,2% y 20,5% respectivamente durante la pandemia. Comparado con las cifras prepandemia estas patologías han aumentado casi el doble(22). Muchos niños perdieron a sus padres y/o cuidadores producto de las muertes asociadas a COVID-19, se estima que, entre marzo del 2020 y abril del 2021: 1,56 millones de niños experimentaron la muerte de alguno de sus cuidadores, estos niños, a menudo de escasos recursos debieron ser institucionalizados con el consiguiente aumento de riesgo de abuso y problemas de salud mental(17). 16 diciembre 2021. Volumen 20 - N°81

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