NEUMOLOGÍA PEDIÁTRICA
C o n t e n i d o d i s p o n i b l e e n h t t p : / / www. n e umo l o g i a - p e d i a t r i c a . cl 102 Neumol Pediatr 2019; 14 (2): 100 - 104 Kinesiología respiratoria en niños con disquinesia ciliar primaria estar subestimados ya que fueron recolectados entre 2007 y 2009, previo a la “ European Task Force ” para el diagnóstico y manejo de niños con DCP que tiene la recomendación de centros especialistas con fisioterapia y ejercicio en el tratamiento regular para el drenaje bronquial (20). EJERCICIO FÍSICO En los niños y adolescentes con enfermedades respiratorias crónicas se produce un desacondicionamiento físico general, debido al deterioro funcional asociado al daño pulmonar (21). De este modo, las alteraciones fisiopatológicas de estas enfermedades comprometen significativamente la capacidad física y la calidad de vida relacionada a la salud (CVRS), razón por la cual el ejercicio físico constituye una estrategia efectiva para mitigar el deterioro funcional asociado a la enfermedad respiratoria (22). La ejecución de un ejercicio está determinada por la potencia aeróbica y anaeróbica que una persona puede generar, la cual requiere de la interacción de los sistemas cardiovascular, respiratorio y musculoesquelético (23). Existe consenso en sugerir que el ejercicio físico regular puede asistir el drenaje de secreciones y generar una broncodilatación en pacientes con DCP (1, 20, 24). Hasta el momento la literatura ha mostrado que los pacientes con DCP tienen un menor rendimiento aeróbico, lo cual se ha asociado a deterioro de la función pulmonar (25, 26). Simsek y cols. demostraron que el rendimiento aeróbico y anaeróbico están deteriorados desde etapas tempranas de la enfermedad, en un grupo de 31 pacientes con DCP con una media de edad de 13±3 años con respecto a un grupo de controles sanos, utilizando la prueba de lanzadera (shuttle walking test). En el mismo estudio, la capacidad anaeróbica se correlacionó con la edad, función pulmonar y fuerza muscular periférica (26). Esto fue corroborado por Ring et al, quienes evaluaron el consumo de oxígeno pico (VO 2 pico) y la función pulmonar en 22 niños con DCP, encontrando que el VO2pico y el Volumen espiratorio forzado durante el primer segundo (VEF 1 ) estaba significativamente reducido en la evaluación basal y en el seguimiento a un año, al igual que los niños con FQ (27). Otro estudio investigó la tolerancia al ejercicio utilizando la prueba de ejercicio cardiopulmonar en 10 niños con DCP comparándolos con 8 niños controles, encontrando una reducción en el consumo pico de oxígeno y un incremento en el umbral de intercambio gaseoso (28). Aunque los tamaños muestrales de estos estudios son pequeños, es razonable recomendar de manera generalizada la realización de ejercicio regular, basado en los beneficios físicos y psicológicos, así como también su efecto positivo en la depuración de las vías aéreas de los niños con enfermedades respiratorias crónicas como la DCP (10, 29). La recomendación de la realización de ejercicio aeróbico es al menos dos veces por semana utilizando cargas de 50 a 80% de la capacidad máxima de ejercicio evaluada a través de la prueba de esfuerzo, también se puede utilizar la frecuencia cardíaca o la percepción subjetiva de fatiga. Se prefiere el ejercicio aeróbico ya que ha demostrado beneficios no tan sólo en el ámbito respiratorio, sino también cardiovascular. El incremento debe ser progresivo para lograr un adecuado fenómeno de adaptación a la carga, evitando riesgos de sobrecarga física (21). Complementario al ejercicio físico general, se puede realizar un entrenamiento de fuerza que involucre los grandes grupos musculares, teniendo especial precaución en no sobrecargar el sistema osteomuscular del niño ya que está en desarrollo. En relación al diseño de los programas de entrenamiento, estos deben ser centrados en las necesidades del paciente y sus posibilidades de llevarlo a cabo. Es así como los protocolos de ejercicio parcialmente supervisados y domiciliarios se recomiendan cuando las condiciones socios demográficas dificultan que el niño asista de manera regular al centro de salud. En estos protocolos, las sesiones se llevan a cabo tanto en el centro de salud como en el domicilio del paciente, teniendo en cuenta la necesidad de que al menos una sesión a la semana debe ser llevada a cabo en el centro de salud, con el propósito de reforzar aspectos metodológicos como el control de la FC por parte del paciente y/o su cuidador y estimular la adherencia al programa. En los protocolos de ejercicio domiciliario, el paciente realiza la totalidad de las sesiones de ejercicio en su domicilio, pudiendo solo ser reevaluado en el centro de salud una vez al mes. En esta estrategia, es importante que el paciente realice ejercicios que se encuentren incorporados en sus actividades de la vida diaria (21). Todos los programas, independiente de la modalidad, deben favorecer que el niño incremente sus niveles de actividad física. Esto se puede lograr con el uso de podómetros o pulseras de actividad física y estableciendo metas de pasos diarios acorde a la edad. La evaluación de la actividad física de manera objetiva así como la prescripción de actividad física regular deben ser un pilar en los programas de entrenamiento de pacientes respiratorios crónicos (30). Por otro lado, no se debe olvidar que son niños y se debe favorecer la realización de ejercicio a través de juegos y deportes como andar en bicicleta, natación, etc. para así optimizar su adherencia. Figura 3. Dispositivos PEP (presión espiratoria positiva) con oscilación interna: a. Acapella ® ; b. Flutter ® ; c. Aerobika ® ; d. Shaker ® .
RkJQdWJsaXNoZXIy MTYwMjk1