NEUMOLOGÍA PEDIÁTRICA

C o n t e n i d o d i s p o n i b l e e n h t t p : / / www. n e umo l o g i a - p e d i a t r i c a . cl 208 Vitamina D y asma Neumol Pediatr 2019; 14 (4): 205 - 209 demostró efecto en la función pulmonar o en el grado de control del asma. Jolliffe, en otra revisión sistemática y meta-análisis (33) seleccionó 7 estudios con 955 participantes (290 menores de 16 años y 665 mayores de 15 años). La administración de VD2 ó VD3 se había realizado en bolos (100.000 UI cada 2 meses), o bien en forma mixta (bolo 100.000 UI + 400-4.000 UI 1 vez al día), durante 15 semanas a 1 año. El objetivo primario de la investigación fue “exacerbaciones asmáticas con uso de CS”. Se concluyó: reducción de exacerbaciones asmáticas con necesidad de CS de 0,43 eventos/persona/año a 0,3 eventos/persona/año (p= 0,03); en análisis de subgrupo, solo se observó reducción de esa tasa en subgrupo con niveles previos más bajos de VD (< 10 ng/ml), no así en pacientes con niveles > 10 ng/ml. Cabe destacar que, en este mismo estudio, en el grupo de < 16 años, los cambios no alcanzaron significación estadística. También resulta de sumo interés observar la relación entre los niveles de VD en la madre embarazada, el eventual suplemento con VD y el riesgo futuro de asma del que está por nacer. Parr investigó una cohorte de madres Noruegas (34) (n= 61.676) y a sus hijos a la edad de 7 años. Realizó encuesta nutricional para Vitamina A y VD a las 20 semanas de gestación. El quintil más alto de ingesta de VD presentó menor riesgo de asma en sus hijos (3,9%), comparado con el quintil más bajo (4,4%) (RR=0,81; 95% IC=0,67-0,97). Estos resultados fueron independientes de la ingesta de VD en el lactante a los 6 meses y el estudio no consideró la exposición al sol. Devereaux, en el estudio de cohorte “Seaton” (35) estudió 2.000 embarazadas, aplicó cuestionario de nutrición para ingesta de nutrientes durante los últimos 3 meses (“Cuestionario Escocés de Grupo Colaborativo”) a las 32 semanas de gestación, junto a evaluación clínica y datos de la ficha clínica y realizó seguimiento de sus hijos a los 1,2,5,10 y 15 años. Una menor ingesta de VD en las madres se asoció con mayor riesgo de sibilancias o de asma a todas esas edades, excepto a los 15 años, edad en la cual no logró demostrar tal asociación. Surge entonces la pregunta de si el suplemento prenatal de VD podría reducir el riesgo de desarrollar asma en el niño que nacerá. Shen trató de responder esa pregunta mediante una revisión sistemática y meta-análisis (36). Seleccionó 3 estudios randomizados, controlados y 33 estudios de cohorte. En el primer caso, el suplemento de VD en el embarazo no tuvo efecto en la prevalencia de sibilancias o asma en los hijos a los 3 años. En el segundo tipo de estudios, los datos agrupados de la cohorte sugieren que el aporte de VD prenatal podría reducir el riesgo de presentar asma a los 5 años en los hijos. Wolsk en un meta- análisis que incluye 2 estudios (37) concluye que existe un efecto significativo del mayor aporte de VD a la madre embarazada en reducir riesgo de asma en los hijos a los 3 años, lo que es más evidente con niveles maternos previos mayores de VD. Por último, una revisión sistemática y meta-análisis muy reciente, de Shi (38), que incluye 14 reportes de estudios observacionales con 2073 casos de asma y 1875 casos de sibilancias, entre 23.030 binomios madre-hijo, concluye que el suplemento de VD durante el embarazo, reduce el riesgo de sibilancias en el lactante (OR combinado 0,65; 95% IC:0,54-0,79) y reduce el riesgo de asma (OR combinado 0,78; 95% IC:0,69-0,89). CONCLUSIONES En esta revisión se hace evidente que en la población materno-infantil existe una elevada prevalencia de déficit de VD. Los pacientes con diagnóstico de asma presentan menores niveles de VD y menor exposición al sol que los no asmáticos. Dentro del grupo de niños asmáticos, los niveles más bajos de VD podrían asociarse a menor función pulmonar y menor grado de control de la enfermedad, aunque los datos disponibles no son concluyentes. El aporte de VD en pacientes asmáticos podría reducir el riesgo de exacerbaciones asmáticas y el suplemento de VD en madres embarazadas, especialmente si presentan niveles previos superiores de VD, podría reducir el riesgo de sibilancias recurrentes y asma en los hijos por nacer. Si bien no todas las investigaciones son coherentes entre sí y aún existen muchas preguntas sin responder, con la evidencia actual parece razonable evitar que las madres embarazadas cursen con déficit de VD y que en el tratamiento del niño con sibilancias recurrentes o con asma, deba prevenirse el déficit de VD, monitorizar sus niveles y proporcionar el suplemento necesario, especialmente en aquellos con mal control de su enfermedad. REFERENCIAS 1. Tolppanen AM, Sayers A, Granell R, Fraser WD, HendersobJ et al. Prospective association of 25-hydroxyvitamin d3 and d2 with childhood lung function, asthma, wheezing and flexural dermatitis. Epidemiology 2013;24:310-9 2. Litonjua AA. Vitamin D deficiency as a risk factor for childhood allergic disease and asthma. Curr Opin Allergy Clin Immunol. 2012; 12(2):179-85. 3. Cannell JJ, Grant WB, Holick MF. Vitamin D and inflammation. Dermatoendocrinol 2015;29:e983401 4. Lagishetty V, Liu NQ, Hewison M. Vitamin D metabolism and innate immunity. 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