NEUMOLOGÍA PEDIÁTRICA

Neumol Pediatr 2019; 14 (4): 200 - 204 C o n t e n i d o d i s p o n i b l e e n h t t p : / / www. n e umo l o g i a - p e d i a t r i c a . cl 201 Obesidad infantil y asma bronquial reciente metaanálisis en niños demuestra una asociación significativa entre sobrepeso u obesidad y el riesgo de nuevos diagnósticos de asma bronquial en el seguimiento, el odds ratio para este grupo de pacientes fue de 1.30 (intervalo de confianza 95% = 1.23-1.39; p< 0.001) (17). La asociación de obesidad y nuevos diagnósticos de asma se ha demostrado en diferentes rangos etarios, desde los tres primeros años de vida hacia la edad escolar (18) y desde la edad escolar hacia la adolescencia (19). La mayoría de los estudios prospectivos longitudinales, reportan que la obesidad sería un factor de riesgo independiente para desarrollar asma bronquial en grupos específicos de pacientes, como niños con un elevado peso al nacer (20), hijos de madres obesas o con ganancia de peso exagerada durante el embarazo (21), niños con lactancia materna insuficiente (22) y niñas con pubertad precoz (23). Clásicamente los estudios que relacionan obesidad y asma bronquial se han centrado en el Índice de Masa Corporal (IMC). Estudios más recientes se han enfocado en investigar los mecanismos ligados a la obesidad que pudieran explicar la fisiopatología del asma del obeso, incluyendo el rol de la desregulación metabólica, de alteraciones inmunológicas sistémicas (24) y del efecto mecánico que tiene la carga de la obesidad, especialmente de la adiposidad de tronco (25). Sin embargo, la relación entre ambas patologías parece ser más compleja y multifactorial. Existen factores genéticos, epigenéticos, ambientales, inflamatorios, metabólicos, dietéticos y del microbioma involucrados (Figura 2). En esta revisión nos centraremos en la fisiopatología de las alteraciones metabólicas e inmunológicas que ligan ambas enfermedades. OBESIDAD, INFLAMACIÓN, FACTORES CARDIOMETABÓLICOS Y ASMA BRONQUIAL En la patogenia de la obesidad ocurre una rápida proliferación del tejido adiposo. El ambiente hipóxico resultante, producto del retraso de la neo-vascularización del tejido adiposo, es el estímulo más potente para iniciar una reacción inflamatoria. A través de su función endocrina, reflejada por la producción de adipoquinas, y posiblemente algunos otros factores, el tejido adiposo influye en las respuestas inmunes y metabólicas, pudiendo generar un ambiente pro inflamatorio (26). Las adipoquinas son sustancias peptídicas producidas por el tejido adiposo; tienen las propiedades de las citoquinas, quimioquinas y hormonas clásicas (27). La adiponectina es la adipoquina más abundante en el tejido adiposo, responsable de regular el equilibrio energético mediante, por ejemplo, la estimulación de la secreción de insulina o el aumento de la oxidación de ácidos grasos (28). Tiene efectos antiinflamatorios, mediados por la estimulación de interleuquina (IL) 10, síntesis y producción endógena de antagonistas del receptor de IL- 1, así como por la inhibición de la señalización del factor nuclear κ B (NF- κ B) (29). Además, la adiponectina suprime aún más los efectos proinflamatorios al inhibir a IL-6 y al Factor de Necrosis Tumoral alfa (TNF- α ) (26). Las concentraciones de adiponectina son más altas en mujeres que en hombres, diferencia que surge después de la pubertad, ya que la testosterona inhibe la síntesis de adiponectina (30). En pacientes obesos los niveles de adiponectina se reducen, disminuyendo por lo tanto, sus efectos antiinflamatorios, lo que podría contribuir al aumento de la inflamación presente en el asma asociada a la obesidad (31). Otro mediador importante producido por el tejido adiposo es la leptina, una hormona que regula el equilibrio energético y el apetito. La leptina se transporta al cerebro, donde se une a su receptor en el hipotálamo y genera la sensación de saciedad reduciendo así la ingesta de alimentos (32). Una proporción mayor del tejido adiposo en la composición corporal de pacientes obesos conduce a un aumento en los niveles de leptina. Los individuos con sobrepeso y obesidad desarrollan resistencia a la leptina, lo que provoca mayor ganancia de peso debido al aumento del apetito. La leptina también ejerce efectos inmunomoduladores del tipo proinflamatorio, como el aumento de las respuestas mediadas por Interferon (IFN) - γ , aumento de la inmunidad de las células T CD4 +, activación de los mastocitos, así como la activación de factores de transcripción como NF κ B. No es sorprendente, por ello, que la leptina pueda contribuir FIGURA 1. Fenotipo Obesidad / Asma bronquial. Abreviaciones: VEF1, volumen espirado forzado al primer segundo; CVF, capacidad vital forzada; Th1, linfocitos T helper tipo 1; Th2, linfocitos T helper tipo 2. Adaptado de: Di Genova L, Penta L, Buscarini A, Di Cara G, Esposito S. Children with Obesity and Asthma: Which Are the Best Options for Their Management. Nutrients. 2018, Nov; 10 (11).

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