BOLETÍN HTA

HIPERTENSIÓN / 2018 / VOL. 23 30 incluida en las recomendaciones de tratamiento no farmacológico en numerosas guías clínicas de manejo de la HTA coincidiendo en recomendar una ingesta que no exceda los 2 gramos de sodio (5 gramos de cloruro de sodio o sal común). Esta sola medida, aparte de lograr los efectos sobre la morbimortalidad previamente descritos, es capaz de potenciar el efecto de los farmacos antihipertensivos al bajar el volumen extracelular (24) y reducir el riesgo de hipokalemia en los usuarios de diuréticos (25) . Quienes potencialmente podrían verse afectados por reducciones drásticas en la ingesta de sodio serían las personas aquejadas de enfermedad renal crónica sin diálisis (26) y aquellos en estados de diarrea o deshidratación. A estas dosis tampoco se afecta el suplemento de iodo incluido en la sal común (27) . Estos efectos benéficos sobre la presión arterial son aún más evidentes en el contexto de dietas pobres en potasio, algo tan característico de nuestras dietas occidentales (28) . Guías de hipertensión AHA 2017 y ESC/ESH 2018 Las guías de la AHA 2017 (29) y la Europea de la ESC/ESH 2018 (30) , reconocen muy explicitamente la relación de la ingesta elevada de sal con la hipertensión arterial, destacando como hecho relevante la sal-sensibilidad. La guía americana AHA 2017 destaca que más que un fenómeno cuantificable y clinicamente necesario de objetivar, la sensibilidad de la presión arterial a la sal representa más bien una característica de algunos grupos de individuos, que conlleva una carga de riesgo cardiovascular y mortalidad independiente, siendo algo que portan más de la mitad de los adultos. La guía europea ESC/ESH 2018 es coincidente en ello, y hace expresa alusión al efecto cuantitativo en las cifras tensionales, describiendo que una reducción de 4.4 gr de sodio/día en la dieta provoca una reducción de 4.2 mmHg en la presión sistólica y 2.1 mmHg en la diastólica, efecto que es aún más pronunciado en sujetos hipertensos (5.4 y 2.8 mmHg respectivamente). Ambas guías destacan que el efecto de la reducción de la sal en la dieta es mucho más efectiva en afrodescendientes, adultos mayores, portadores de síndrome metabólico y enfermedad renal crónica, reforzando la europea el efecto reductor en el número de drogas antihipertensivas necesarias para un buen control tensional. La guía europea enfatiza, además, que, si esta medida va asociada a cambios sostenidos hacia un estilo de vida saludable que incluya una moderación en el consumo de alcohol, aumento de la ingesta de vegetales y frutas, mantención de un peso adecuado y actividad física regular, pueden retrasar la necesidad de uso de fármacos antihipertensivos en estadios iniciales de hipertensión (Tabla 2). Tabla Nº 2 Recomendación según guía AHA 2017 y guía ESC/ESH 2018 Recomendación Guía AHA 2017 Guía ESC/ESH 2018 Sodio <1500 mg/día o Reducir 25% de ingesta inicial (-1000 mg/día) <2000 mg/día (<5 gramos de sal)

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