BOLETÍN HTA
HIPERTENSIÓN / 2018 / VOL. 23 23 reducción de 7 a 11 mmHg en la PAS, incluso cuando la ingesta de sodio se mantiene sobre 3000 mg/d (4,8,9) . Cabe destacar que estos efectos de la dieta DASH en la PA han sido reportados incluso al cabo de una semana de intervención (10) . La dieta DASH tiene efectos sinérgicos con una ingesta reducida en sodio (<1500 mg/d) y este efecto se evidencia con mayor intensidad mientras más alta es la PA basal (Figura 1), logrando reducir en hasta 20 mm Hg la PAS, efecto similar o incluso mayor al de los anti-hipertensivos utilizados frecuentemente (9,11) . Es importante enfatizar que la dieta DASH tiene similitudes con la dieta mediterránea ya que ambas se basan en un elevado consumo de frutas y verduras frescas. Las diferencias estarían en que la dieta DASH pone énfasis también en la moderación en el consumo de carnes, grasa total y saturadas y en el aumento de la ingesta de lácteos descremados, mientras que la dieta mediterránea incentiva la ingesta de alimentos vegetales grasos, tales como el aceite de oliva, y los frutos secos, además de pescados y mariscos, sin recomendaciones específicas de lácteos ni restricción de grasas. La dieta mediterránea y dieta vegetariana también han demostrado beneficios en la PA en estudios randomizados y observacionales (12,14) . En relación al consumo de proteínas no hay evidencias suficientes para realizar recomendaciones específicas sobre el consumo de este nutriente (15) . II. Reducción de sodio: El sodio es uno de los principales reguladores de la PA ya que participa directamente en el balance hidroelectrolítico y volumen plasmático extracelular. Se estima que una reducción a 2300 mg de sodio diario, se reduce en 3.7 mmHg la PAS (16) . Este efecto es progresivo y la reducción máxima de la PA ocurre en un tiempo superior a 4 semanas (10) . La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no exceder los 2000 mg diarios en la ingesta de sodio (equivalente a 5 gramos de sal), sin embargo, en Chile, el 98% de la población excede esta recomendación con una ingesta promedio de 3800 mg/día (17) . La dificultad en la reducción en la ingesta de sodio, radica en que la mayor parte de la ingesta proviene de alimentos procesados. En nuestro país, uno de los alimentos procesados más consumidos por la población es el pan, el cual tiene una ingesta anual de 86 kg per cápita, equivalente a una ingesta diaria de 230 gramos, es decir, un aporte de sodio de 1400 mg diarios solamente en pan (18) . Asociada a la ingesta de pan se encuentran quesos y embutidos, los cuales también son altos en sodio. Finalmente, se debe tener en cuenta que la ingesta de potasio también tiene efectos en la PA. A mayor ingesta de potasio, se ha demostrado menor PA independiente del consumo de sodio, es decir, la ingesta adecuada de potasio reduce la sensibilidad al sodio (9) . Este efecto se explica a través de dos mecanismos: 1) un elevado aporte de potasio favorece la excreción renal de sodio y agua en los túbulos renales, lo cual se debe a que el potasio ejerce un rol inhibitorio en el co-transportador Na-Cl sensible a tiazida, y 2) un elevado aporte de potasio ha demostrado mejorar la función endotelial, al incrementar la dilatación mediada por flujo (19,20) . Por este motivo, la relación sodio/potasio en la dieta pasa a ser un factor más determinante de la PA que el sodio o potasio en forma aislada. Según las recomendaciones de ingesta de micronutrientes, la relación sodio/potasio debiese ser cercana a 0.3 (1500 mg de sodio y 4700 mg de potasio); la dieta DASH con o sin restricción de sodio, favorece una relación sodio/potasio ≤ 1, mientras que esta relación tiene un promedio de 4 ± 2 en nuestra población según datos analizados de la ENS (no publicados). Esto se debe a una baja ingesta de frutas y verduras, lo cual gatilla una reducida ingesta de potasio, junto a un elevado consumo de alimentos procesados (1,21) . III. Manejo del peso: La obesidad juega un importante papel en la patogenia de la HTA. Estos mecanismos altamente interrelacionados incluyen resistencia a la insulina, inflamación, estrés oxidativo, adipoquinas (como adiponectina y leptina), el sistema nervioso simpático y el sistema renina-angiotensina-aldosterona. Muchos de estos factores interactúan entre sí en las vías bidireccionales y se ven agravados por
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