Boletín HCSBA

noviembre 2019. Volumen 18 - N ° 76 monoclonales denominado anticuerpos neutralizantes de amplio espectro (“bnAbs”), capaces de neutralizar un gran espectro de variantes genéticas de un virus determinado. Desde que se inició su uso, se han descrito un gran número de efectos adversos de los anticuerpos monoclonales, cuando son administrados a humanos. Muchos de los esfuerzos de la investigación básica y de la industria biotecnológica se han enfocado en la optimización de los anticuerpos monoclonales murinos al transformarlos en anticuerpos totalmente humanos, con objeto de reducir los principales efectos adversos observados en los pacientes. No obstante, este procedimiento no es posible en todos los casos. Uno de los primeros fenómenos descritos al usar anticuerpos monoclonales murinos en clínica se relacionaba con su alta inmunogenicidad, lo que provocaba la activación del propio sistema inmune del paciente contra los anticuerpos suministrados, provocando incluso reacciones alérgicas graves que podían llegar a ser fatales. La irrupción de los anticuerpos monoclonales quiméricos redujo en gran medida la inmunogenicidad y la gravedad de los efectos adversos, pero siguen siendo capaces de inducir la aparición de los denominados anticuerpos humanos anti-anticuerpos quiméricos (HACA) y, por ello,de producir problemas en los pacientes. (7) Entre los principales efectos adversos observados tras el tratamiento con anticuerpos monoclonales se han descrito: • Reacciones de hipersensibilidad: Suelen aparecer de forma inmediata tras la infusión de los anticuerpos monoclonales. Su mecanismo todavía no está totalmente elucidado, pero probablemente implica a los mastocitos y a vías tanto dependientes como independientes de las inmunoglobulinas de tipo IgE. Las reacciones de hipersensibilidad varían de intensidad y de duración según el paciente y el anticuerpo monoclonal administrado, incluyendo desde una simple reacción cutánea, hasta enfermedad del suero, broncoespasmos o angioedema, pudiendo inducir en los casos más graves la muerte del paciente por anafilaxia. En el caso de anticuerpos quiméricos se ha observado la aparición de reacciones que cursan con naúseas, fiebre, hipotensión, dolor de cabeza, angioedema, síntomas respiratorios y reacciones cutáneas severas. También se han descrito reacciones cuando se utilizan anticuerpos humanizados como e incluso humanos como por lo que están siendo objeto de seguimiento por la FDA. • Reacciones cutáneas: La toxicidad cutánea es frecuente en algunas terapias basadas en anticuerpos monoclonales, como por ejemplo las dirigidas contra el receptor del Factor de Crecimiento Epidérmico (EGFR), que interfiere con la vía de señalización de crecimiento epidérmico folicular e interfolicular, alterando de esta forma la proliferación, diferenciación, migración y anclaje de los queratinocitos, causando dermatitis, prurito, erupciones, etc. Los anticuerpos monoclonales anti-TNF-alfa, pueden inducir la formación de erupciones de tipo psoriásico. • Infecciones: El tratamiento con anticuerpos monoclonales, principalmente con aquellos cuya diana terapéutica es TNF-alfa, que juega un papel 15

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