Boletín HCSBA
julio 2020. Volumen 19 - N ° 77 8 pinchazos y avulsiones (pérdida de tejido), pudiendo variar considerablemente en relación con su extensión y profundidad. A pesar de que las fracturas maxilofaciales son poco frecuentes, los huesos más afectados son los orbitales, nasales y maxilares, que constituyen el 78 % de las fracturas faciales de mordeduras de perro documentadas. Las lesiones oculares son poco frecuentes y los perros son responsables de causar entre 1.4 % a 3 % de las lesiones de globo abierto en niños. Se debe buscar dirigidamente signos de infección bacteriana, cuyos hallazgos sugerentes incluyen eritema, edema, secreción purulenta, dolor, fiebre, malestar general, abscesos y linfadenopatías. Además de la infección local de la herida, pueden desarrollarse otras complicaciones, como linfangitis, absceso local, artritis séptica, tenosinovitis y osteomielitis. Las complicaciones infrecuentes incluyen endocarditis, meningitis, absceso cerebral y sepsis con coagulación intravascular diseminada, especialmente en individuos inmunocomprometidos. Elementos diagnósticos y terapéuticos Para realizar un diagnóstico y un plan de tratamiento adecuado se debe obtener una anamnesis y examen físico prolijos. Preguntar por estado de vacunación (tétanos) y buscar factores de riesgo potencialmente asociados. Si una herida parece infectada, antes de iniciar tratamiento antibiótico se deben obtener muestras para tinción Gram y cultivos para aerobios e idealmente anaerobios. Puede ser necesario cultivo de lesiones más profundas mediante la exploración quirúrgica y drenaje, pues dan resultados más confiables y pueden demostrar microorganismos no identificados previamente. Las heridas en la mano tienen más probabilidades de infectarse que las heridas de la cara. Algunos autores estiman una tasa de infección de hasta el 30 % después de las lesiones por mordeduras de animales en las extremidades. Se debe realizar estudio radiológico si existe sospecha de compromiso óseo, articular o de algún cuerpo extraño. A los pacientes con una mordedura de perro en cuero cabelludo (aunque sólo se visualice una herida punzante) se les debe practicar un examen radiológico simple o tomografía computarizada si se encuentra disponible en el centro de salud, pues en ocasiones los dientes del perro penetran la calota craneal con riesgo de fractura, infección e incluso absceso local. Las heridas por mordedura humana en forma de hematomas y abrasiones ovales o semilunares pueden verse como resultado de abuso infantil y/o altercados físicos, por lo que deben ser analizadas con detalle. Una distancia mayor de 3 cm entre los dientes caninos indica que la herida por mordedura fue infligida por un adulto. Éstas se observan con mayor tendencia entre niños de 3 - 4 años en las extremidades superiores, cara, cuello y tronco las que pueden ser proporcionadas en contexto de juego o pelea con sus pares. . Sutura y manejo quirúrgico Décadas atrás, la práctica quirúrgica aceptada implicaba un cierre tardío o curación por segunda intención de las heridas generadas por mordeduras. Se pensaba que, debido al riesgo de infección, las lesiones por mordedura de perro no
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