Dos ruedas para huir de la diabetes
Mientras en Dinamarca un estudio estableció una asociación entre el uso de la bicicleta y la incidencia de diabetes tipo 2, una ciudad chilena alista una transformación urbana que beneficiará a sus habitantes.
El pasado 19 de abril, en el marco del último Día Mundial de la Bicicleta, el municipio de Concepción (Región del Biobío, Chile) dio a conocer un ambicioso proyecto urbanístico que aspira a modificar las costumbres y rutinas de desplazamiento de sus habitantes.
En la Plaza de la Independencia, autoridades comunales y del gobierno local presentaron un plan de transformación de la avenida Libertador Bernardo O´Higgins, principal eje vial de la urbe. El trazado corre en dirección norte-sur, en paralelo al Cerro Caracol, uniendo el inicio del casco histórico de Concepción con la ribera del río Biobío, curso de agua que le da el nombre a la zona y el cual fue por más de dos siglos frontera natural y silencioso testigo de la sangrienta guerra que sostuvieron españoles y el pueblo mapuche durante la época de conquista y colonización.
Desde la intersección con calle Tucapel hasta la avenida Padre Alberto Hurtado, serán exactamente 1,46 kilómetros de ruta de alto estándar. En rigor, es una mega intervención que también considera otras vías, como Ongolmo, Manuel Rodríguez y Roosevelt, sumando en total seis kilómetros de pistas de circulación exclusivas para bicicletas.
Se implementarán así las denominadas ciclobandas, eliminando espacios que hasta ahora son utilizados para el estacionamiento de vehículos. Se trata, según se explicó, de una opción para ciudades de escala intermedia donde no existen grandes distancias de desplazamiento que exijan el uso del automóvil o transporte colectivo.
Uno de los criterios que influyó en la decisión de llevar adelante el proyecto de ciclobandas en la zona céntrica de Concepción, es que el uso de la bicicleta va más allá de lo recreacional. De acuerdo a estudios de la Secretaría Regional Ministerial de Vivienda, el 61% de los usuarios utiliza este vehículo para trasladarse hasta su lugar de trabajo, un 19 por ciento a sus establecimientos educacionales y sólo un 20% para otros fines, como recreacional o deportivo.
En este sentido, representantes de Más Cleta (agrupación ciudadana que promueve el uso de la bicicleta) afirman que el proyecto cambiará la forma de ver al ciclista urbano y que, fundamentalmente, logra validar que la bicicleta es un medio de transporte real para la población y no sólo recreacional.
Más allá de su positivo impacto y contribución al medioambiente, economía y desarrollo sustentable de las ciudades, que por lo demás es una tendencia global acuñada hace ya varios años, en el área de la salud los beneficios de montar una bicicleta también han sido ampliamente difundidos. Sin embargo, recientemente se publicó un nuevo artículo en torno a este tema, el cual está asociado precisamente al concepto de bicicleta como medio de transporte urbano.
Si bien autores han vinculado el uso de la bicicleta con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, una investigación profundizó en esta arista, intentando determinar el tiempo real que se debe destinar para conseguir este resultado.
Académicos de la Universidad del Sur de Dinamarca realizaron un estudio de cohorte que publicó la revista Plos Medicine (doi: 10.1371/journal.pmed.1002076), el cual incluyó a 24.623 hombres y 27.890 mujeres, de 50 a 65 años de edad, a quienes se les hizo una evaluación y posterior seguimiento para comparar sus hábitos con la incidencia de diabetes tipo 2 en el Registro Nacional de Diabetes de ese país.
Los investigadores encontraron que las personas que andaban en bicicleta de forma rutinaria eran menos propensas a desarrollar diabetes tipo 2. Pero no sólo eso, mientras más horas pasaban los participantes andando en bicicleta, más bajo era el riesgo de manifestar esta enfermedad crónica.
Tras cinco años, los hábitos de los participantes volvieron a evaluarse, detectando que los individuos que montaron bicicleta regularmente durante ese periodo tenían un 20 por ciento menos de riesgo de sufrir diabetes tipo 2 en comparación a quienes no lo hacían. Varios de los reclutados en este trabajo explicaron que la falta de tiempo los alejaba de este ejercicio, sin embargo, las personas que lograron compatibilizar el uso recreacional de la bicicleta con otro de carácter estrictamente práctico, como lo es su utilización como medio de transporte, mostraron mejores resultados.
Los autores tomaron en cuenta variables como los índices de grasa, actividad física extra, hábitos de alimentación, el consumo de bebidas alcohólicas y tabaquismo, sin embargo, reconocen que otros aspectos también podrían haber influido. Pese a que por ahora sólo se puede hablar de una asociación y no de un vínculo causal, igualmente, se mostraron satisfechos.
“Cuanto antes se comience a montar en bicicleta mucho mejor, pero quedó constancia de que aunque se empiece a una edad tardía a practicar ciclismo, los resultados también seguirán siendo bastante positivos para la salud. Esta disciplina puede incorporarse sin ningún problema a los hábitos diarios, incluso para aquellos que aseguran no tener tiempo para visitar el gimnasio o realizar una actividad deportiva”, comentó Martin Rasmussen, líder de la investigación.
“Simplemente basta con dejar el coche en casa y utilizar la bicicleta como medio de transporte. Nunca es demasiado tarde para subirse a una y huir de este tipo de diabetes, que es la más común”, subrayó. En una ciudad chilena, muy lejos de Dinamarca, recibieron con optimismo los resultados de este estudio. Una buena antesala del próximo debut de las esperadas ciclobandas.
Por Óscar Ferrari Gutiérrez
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